En Nuevitas conocimos a Eulalia Yordi Agramonte, una vecina de la comunidad de Santa Rita, original de Camagüey pero que luego de la COVID-19 se quedó para siempre cerca del mar.
Eulalia, a sus orgullosos 89 años disfruta de cosechar su patio; lo mismo habichuelas, cebollino, melón, frutabomba, plátano u otro vegetal se puede encontrar en su terreno. También está criando un cerdo.
Ya que vive frente al mar y tiene este interés, para lograrlo necesitaba condiciones y herramientas específicas. Lo ha conseguido con la orientación e insumos del proyecto Resiliencia Costera, al cual le está muy agradecida.
El proyecto llega a la comunidad cuando estaban tratando de adaptarse, ahora vinculan los saberes comunitarios con los conocimientos científicos. Ofrecen a las personas un nivel de asesoramiento y fortalecimiento de sus actividades, a través de los especialistas que han logrado un estrecho vínculo con los pobladores del lugar.
Ahora lo que más le preocupa a Eulalia es la llegada del polvo del Sahara, que dice que le está matando los cultivos. Le pide al equipo de Resiliencia Costera que estudie el caso, ya que se siente confiada con sus habilidades.
Los proyectos ambientales que buscan concientizar y educar a las personas para que convivan con su entorno son de especial importancia, porque nosotros somos parte de la ecología de los lugares en que vivimos y debemos sentirnos responsables por su cuidado y ser un eslabón más.
* Tomado de la página de Facebook de Naturaleza Secreta como parte de la expedicion BOJEO A CUBA
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