El médico y escritor Antón Chéjov, los monarcas franceses Carlos IX y Enrique IV, el poeta español Gustavo Adolfo Bécquer, Napoleón II, hijo de Napoleón el Grande… El libertador Simón Bolívar, los músicos Chopin y Paganini, el dramaturgo francés Molière…La lista puede ser más extensa si seguimos investigando cuántas personalidades célebres tuvieron a la tuberculosis como denominador común en el fin de sus días.
La gran plaga blanca, la enfermedad de la languidez, la tisis, el mal de vivir...epítetos todos asociados a una enfermedad tan antigua a la que no se sabía cómo evitar y de la cual hoy se reportan 9 millones de casos al año; de ellos, alrededor de un millón se registran en personas con VIH. No es casual entonces, que entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio se contemple la necesidad de pre-eliminar la enfermedad hasta el 2035 con la reducción de la tasa de incidencia anualmente, y su total eliminación hasta el 2050.
A partir de la Asamblea Mundial de la Organización Mundial de la Salud de 2014 se trazó el Plan para la Estrategia Mundial en función de la prevención, atención médica y control de la tuberculosis, y en el caso de Cuba, se determinó el marco estratégico para el plan de eliminación de la enfermedad en países de baja prevalencia.
¿Cuán baja es la tasa de incidencia en el país? Solo de 6,2 por cada cien mil habitantes, con una detección de 600 casos anuales como promedio, y con condiciones que permiten aspirar, en efecto, al logro de la eliminación de la tuberculosis, siendo así el primer país en la región en registrar el hito.
Al cabo de 134 años del descubrimiento por el científico alemán Robert Koch, del agente causal de la tuberculosis, el 24 de marzo de 1882, Cuba se suma a la celebración del Día Mundial contra la Tuberculosis bajo el lema Unidos para poner fin a la tuberculosis, con el objetivo de desarrollar acciones aceleradas y de manera coordinada entre el personal de salud, la familia y la comunidad.
La especialista en Medicina General Integral y máster en Higiene y Epidemiología Lourdes Suárez Álvarez, coordinadora del Programa Nacional de Tuberculosis y de las Infecciones Respiratorias Agudas del Ministerio de Salud Pública explicó a Cubahora que es fundamental cortar la cadena de transmisión de la enfermedad desde el diagnóstico precoz y tratamiento oportuno, sin dejar a un lado la labor de prevención sistemática para evitar su contagio.
“Como parte del Plan Regional debemos intensificar y mantener de manera sistemática la pesquisa y búsqueda activa de casos, sobre todo en los grupos vulnerables de la sociedad, y en quienes mantienen o mantuvieron contacto con enfermos. A estas personas se les realizan las pruebas establecidas y se les administran los fármacos de manera preventiva si presentan signos de infección tuberculosa latente, es decir, sin manifestar síntomas.
“Quienes presenten tos con flema, a veces con sangre en el esputo, fiebre, sudoración nocturna, mareos momentáneos, escalofríos y pérdida de peso por más de 21 días deben ser sometidos a los exámenes establecidos, a través de los cuales se analizan sus muestras de esputo para un cultivo y en directo, a fin de corroborar la enfermedad.
“El tratamiento se prescribe de manera gratuita en las farmacias de los policlínicos, y debe ser observado y supervisado por el personal de salud. Los medicamentos de producción nacional empleados en el tratamiento son la Isoniacida, la Rijampicina, el Etambutol y la Pirazinamida, los cuales se suministran en 60 dosis diarias en una primera fase, y luego 48 dosis tres veces a la semana en los casos de los dos primeros mencionados”.
La especialista insiste en que la disciplina del paciente y el apoyo de la familia es esencial para que el tratamiento no se interrumpa y sea efectivo, sobre todo cuando se trata de personas dependientes del alcohol, adultos mayores de 60 años o más, diabéticos, personas con VIH, entre otros. “El paciente puede permanecer en su casa, recibe la dieta asignada para ello y su salario total con el certificado médico presentado, según se establece en el proceder para estos casos”.
Se aspira a mejorar la tecnología disponible para el diagnóstico rápido y oportuno de la tuberculosis en los policlínicos, agrega Suárez Álvarez, quien destaca que esa acción permitiría recomendar un tratamiento a tiempo y evitar contagios posteriores. “Además, se necesita de la movilización social y la participación comunitaria, y de todos los esfuerzos posibles para lograr elevar la percepción de riesgo de la población que no ve en la tuberculosis un problema de salud, precisamente por nuestros logros en ese ámbito”.
Mantener el hogar ventilado y con una correcta iluminación y claridad son algunas de las medidas higiénico-ambientales sugeridas por la doctora, quien además insta a las personas a taparse la boca y la nariz al estornudar y toser, y no acercarse mucho a los interlocutores cuando se habla, por ejemplo, como acciones básicas de profilaxis de la tuberculosis y otras enfermedades.
Suárez Álvarez insiste en que las personas deben acudir al médico si presentan los síntomas descritos en ese lapso, “pues aunque nuestra incidencia es baja y no es un problema que impacte de manera directa en las cifras de mortalidad en el país, debe actuarse a tiempo para evitar el auge de esta enfermedad infecciosa”.
En los pacientes con VIH la manifestación clínica y radiológica es diferente y en algunos casos no tienen adherencia al tratamiento con antirretrovirales, por lo que pueden ser aquejados con la enfermedad debido a tener una baja carga inmunológica, y si no se detecta y actúa de manera oportuna, sí puede ser fatal el pronóstico.
La conmemoración del Día Mundial de la lucha contra la Tuberculosis es una gran oportunidad para dar a conocer el impacto negativo que tiene sobre la salud y el desarrollo socio-económico de los pueblos, así como los esfuerzos emprendidos en los países para su prevención y control.
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