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sábado, 16 de noviembre de 2024

Carpentier y Sísifo negro

Al entender que Ti Noel es un discípulo hay que resolver el problema ¿Discípulo de qué, de quién? En un primer momento discípulo de Mackandal. Mackandal es el maestro y guía espiritual de Ti Noel, también del lector...

Carlos Alberto Alcaide García en Exclusivo 24/04/2022
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Mackandal - arte
Podemos imaginar a Ti Noel viejo y decadente mirar desde las ruinas de la casa Lenorman a las Llanuras del Norte y la ciudad del Cabo y sentirse feliz (Foto: Rafael Trelles/ lartban.com)

Alejo Carpentier publicó El reino de este mundo en 1949. Siempre se aborda la obra para reconocer los elementos de lo Real maravilloso y las características principales de la literatura caribeña. En este apretado ensayo nos iremos por otra ruta. Una ruta que conecta al Sísifo de la cultura griega, Albert Camus y Carpentier.  

La vida de Ti Noel es, en un sentido literario, el leitmotiv que enlaza los sucesos históricos seleccionados por Carpentier para darle forma a la novela El reino de este mundo; y es también la vida de un hombre que encarna las angustias y sufrimientos y alegrías de dichos sucesos. Ti Noel se involucra en cada acontecimiento, a veces es arrastrado por ellos o simplemente se resiste a ser abatido por la historia. Así, sin tener más opciones, como tampoco nosotros tenemos opciones frente al implacable destino, crece. Ti Noel crece como hombre, como criatura lúcida que abre los ojos a la vida. Ti Noel madura y aprende y se trasforma en todos los sentidos de la palabra. Ti Noel se convierte en un discípulo que avanza de la ignorancia al conocimiento, de la ingenuidad a la comprensión. Ti Noel llega al final de su viaje y el final del viaje lo lleva a la pregunta más importante de la humanidad ¿Para qué estamos aquí?

Al entender que Ti Noel es un discípulo hay que resolver el problema ¿Discípulo de qué, de quién? En un primer momento discípulo de Mackandal. Mackandal es el maestro y guía espiritual de Ti Noel, también del lector. Mackandal nos enseña, casi desde el principio de la novela, primero referenciado por el joven Ti Noel y luego por su propia voz de personaje, a entender el complejo mundo literario de Carpentier, el complejo reino de este mundo.

Mackandal instruye a Ti Noel, que además tiene muchas carencias intelectuales y necesita fe en varios sentidos, sobre los antepasados mandingas y su imperio. Dueño de una ancestral erudición, le habla también de otros pueblos de África y de sus famosos monarcas, algunos de los cuales ascendieron a dioses, pasaron a América con sus creencias y contribuyeron a la formación del vudú.

 En relación a estos reyes Mackandal explica a su discípulo que: hechos vulnerables por la ciencia de los Preparadores, y solo caían heridos si de alguna manera hubieran ofendido de a las divinidades del Rayo y de la Forja.

La existencia de “antiguas divinidades del Rayo y el Forja” es una referencia explícita de Ogún, dedidad de la guerra y de los herreros, y Shango, quien lo es además de las tormentas, y quiero resaltar particularmente, del trueno, el relámpago y el rayo.

Mackandal deja claro en sus enseñas y anécdotas que ofender a los dioses, a las deidades, puede traer y trae terribles consecuencias. Es por ello que la falta de piedad de Henri Christophe queda grabada en Ti Noel, y en el pueblo al que representa, como una muestra de desobediencia, desdicha y miseria. El Rey Christophe va a aumentar la hostilidad y el rechazo a los símbolos religiosos y al Rayo. Una de las mayores ofensas, quizás como una muestra de la ingenuidad y la estupidez humana ante los dioses, la denota Christophe al ordenar apuntar su cañón de mayor calibre al cielo y disparar. El cielo en ese instante dejó de tronar. Con estos y otros elementos apócrifos por el estilo, más la relación personal de Christophe con el Vudú; Carpentier sienta los aspectos fundamentales para explicar la ira de los dioses, el castigo y caída del rey. Los dioses, ofendidos, envían severas advertencias al dejar caer rayos en las torres de la ciudad hasta que Christophe insulta, una vez más, a Ogún (que en Cuba se sincretiza con San Pedro) La venganza de Ogún había empezado.

El Rey Christophe, cuya muerte, según rumores, solo podría ser causada por una bala de plata, muere por una bala común que él mismo disparó a su cabeza. Carpentier deja de hablar del Rey y caracteriza la serpiente que esta encarna y que es manifestación de Da, Dan o Damballah, una de las deidades más importantes de origen africano e impuesta en Haití. Este dios expresa la eternidad cuando la serpiente se muerde la cola y forma un circula cerrado que gira incesantemente.

Esta necesidad de explicar la simbología de la serpiente en la mística haítiana representa el ruedo eterno, sin principio ni fin. Esta continuidad infinita de giros y agonías sin sentido cala en el lector y en Ti Noel quién, uno años después, está impaciente por ese inacabable retoñar de cadenas, ese renacer de grillos, esa proliferación de cadenas, capaces de agotar la rebeldía. Esta es la enseñanza de Mackandal y, en gran medida, el tema principal de la novela, y el lector llega a descubrir con Ti Noel que el circulo inflexible no solo incluye repeticiones intolerables, sino momentos de decisión y grandeza, pese a un tiempo humano con pies de plomo y a que los hombres que se arriesgan en sus desafíos caigan uno tras otro, porque los hombres se trasforman y sobreviven para sostén de sus semejantes.

Es en este punto donde entra Albert Camus y su ensayo El mito de Sísifo.

2da parte ¿Quién es Sísifo?

Rápido ¿Quién es Sísifo? Sísifo es un personaje de la mitología griega, y similar a Prometeo, molestó a los dioses con su extraordinaria inteligencia. Los dioses lo castigaron a perder la vista y a empujar eternamente una piedra gigantesca montaña arriba hasta llegar a la cima, solo para que volviese a caer rodando hasta el valle, donde debía recogerla y empujarla nuevamente hasta la cumbre.

Este ejercicio se repite infinitamente (Pintura de Sísifo por Tiziano)

En este momento es fácil comprender la analogía de la serpiente que se muerde la cola y gira infinitamente con Sísifo recogiendo y cargando la piedra hasta el fin de los tiempos. En ambos casos el tormento y el castigo impuesto por los dioses es eterno. Una condena a realizar actividades absurdas que no llevan a nada, o quizás, llevan a un segundo de entendimiento.

En 1942 Albert Camus publicó en París un ensayo filosófico titulado El mito de Sísifo. En dicho ensayo Camus desarrolla la idea del “hombre absurdo”. Camus explica su teoría con el ejemplo de Sísifo y afirma que durante un breve instante, cuando ha terminado de empujar la piedra y aún no tiene que comenzar de nuevo. Es ese instante, Camus sentía que Sísifo, a pesar de ser ciego, sabía que las vistas del paisaje estaban ahí y debía haberlo encontrado reconfortante.

La gran metáfora de Sísifo encierra al gran sufrimiento de los hombres y su capacidad de elección en la toma de decisiones y el sentido que cada persona encuentra para su propia existencia en el reino de este mundo.

No es difícil imagina a Carpentier leyendo el Mito de Sísifo de Camus, o tal vez, arribando a la misma conclusión al teclear las letras que dan forma a El reino de este mundo. Ambos escritores, más allá de su coexistencia cronológica, pudieron haber concluido la misma idea.

Ti Noel se convierte entonces en el testigo del existencialismo absurdo latinoamericano. Podemos ver a Ti Noel como un Sísifo negro. Un Sísifo caribeños con ojos para observar las calamidades de su pueblo, un pueblo condenado al absurdo y a repetir los mismos sufrimientos una y otra vez.

Entonces hayamos a Ti Noel dando tumbos por el bosque de Pacto Mayor, lento, viejo y poco inteligente, discípulo de Mackandal, enemigo de Christophe, víctima de muchas esclavitudes, héroe confundido por naturaleza, pero héroe, a fin de cuentas, después de una vida sufrimiento y esfuerzo, espera, intranquilo y resignado y vulnerable, en la mágica vida de los muertos haitianos. Y espera con sencilla humildad, pero profunda humanidad, la cual intenta comprender y sirve y sufre todavía. Espera a que el buitre elegido para seguir entre los hombres. Convencido antes de morir que su misión solo podía realizarse en este mundo, por eso trasformado en buitre, negro como él, mojado por las aguas que el huracán ha arrojado sobre la tierra. Ti Noel regresa a la isla de Haití, para permanecer en ella como su maestro Mackandal. Ti Noel espera que el buitre no solo quite los pecados, sino que, devore a su tiempo los cadáveres corruptos que infectan desde el inicio de los tiempos el alma del planeta, salvando de este modo la tierra de Haití y el reino de este mundo.

“Ti Noel había gastado su herencia y, a pesar de haber llegado a la última miseria, dejaba la misma herencia recibida. Era un cuerpo de carne transcurrida. Y comprendía, ahora, que el hombre nunca sabe para quién padece y espera. Padece y espera y trabaja para gente que nunca conocerá, y que a su vez padecerán y esperarán y trabajarán para otros que tampoco serán felices, pues el hombre ansía siempre una felicidad situada más allá de la porción que le es otorgada. Pero la grandeza del hombre está precisamente en querer mejorar lo que es.”


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Carlos Alberto Alcaide García

Le gusta el cine y la literatura, más la segunda que el primero. Es profesor de literatura en el Pre' y alumno del actual centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso.


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