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miércoles, 20 de noviembre de 2024

¿Es fácil ser hombre y difícil ser negro?

Para comprender mejor la Cuba actual, es imprescindible la lectura de este libro, en tanto ofrece consideraciones sobre la construcción de los modelos de masculinidad y raza...

Mayra García Cardentey en Exclusivo 23/02/2015
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Masculinidades
El tema raza y sus implicaciones en la conformación de la ideología machista son tratados en Masculinidad y estereotipos raciales en Cuba (1898-1912).

Bajo semejante interrogante es imposible poseer respuestas exactas. “Actual y espinoso tema”, lo define la propia escritora e intelectual Aida Bahr. Contemporáneo y polémico tópico que escogió Maikel Colón Pichardo para desmontar nociones de Masculinidad y estereotipos raciales en Cuba (1898-1912).

Negro es mi pensamiento.

Negros son mis movimientos.

Negro es como me siento.

Negro, por fuera y por dentro.

Negro fue Jesús Menéndez.

Negro, Bob Marley con su prende.

Negro, color que no se vende.

Negro, puño arriba si me entiendes.

Con esta estrofa del dúo de raperos cubanos conocidos como Los Paisanos, inicia su análisis el joven ensayista en función de dialogar ante la búsqueda constante de una fórmula eficaz que intervenga en las más cruentas batallas propiciadas por la “raza” como categoría de distinción social.

Desde un primer acercamiento a estas problemáticas de la historia nacional en el convulso período seleccionado, Colón Pichardo provoca desde el título y desmantela mandatos culturales y hegemónicos donde los temas raciales vinculados al género no son abordados, regularmente, con claridad ni desde la investigación social.

El mismo autor define su mega objetivo: “la idea fundamental es evaluar los discursos que organizan la función de la «raza» en una sociedad en proceso de formación, y explicar su relación con la realidad social y cómo esta repercute en la conformación de los modelos de masculinidad, atendiendo a «identificaciones raciales» condicionadas, fundamentalmente, por la formulación y promoción de estereotipos negativos”.

Es entonces que el investigador ahonda en presunciones del pasado en el que pesó una sombra de trepidante racismo. Para ello evoca algunos mitos y fantasías que reaparecieron con respecto al “blanqueamiento”, implicados con el movimiento inmigratorio cubano de esos años. A la par, valora los postulados “pseudocientíficos” enmarcados en el campo de la antropología criminal, la eugenesia y otras derivaciones, que se asumieron como premoniciones de civilización y modernidad, y desde varios frentes estuvieron latentes a la hora de proponer, enjuiciar y crear falsas imágenes en torno a los significados, con matices casi mitológicos, de lo negro y lo blanco…

“Tales elementos son claves en el entendimiento de los moldes que generó la «raza» como estructura viva y eficaz a la vez en la conformación de los modelos de masculinidad, puesto que las relaciones raciales han de ser redefinidas en una visión de igualdad política y social que comprenda el sexo, la clase y la «raza», y a su vez como parte integral de la dinámica entre las masculinidades”, insiste Colón Pichardo.

En este sentido, uno de los pasajes históricos abordados es la cruenta represión racista que se desató contra los miembros del Partido de los Independientes de Color en 1912.  “Desde un enfoque novedoso, reabrimos algunas claves sobre uno de los hechos más controversiales en la historia de la primera República cubana, que rememoró articulaciones de antaño y, de manera muy acentuada, contribuyó a continuar perpetuando las diferencias entre los individuos en función de su «raza»”, explica el ensayista.

Y si el discurso científico no basta, el autor recurre a la argumentación dialógica desde el acervo popular. “En alusión a ese gran espejo mágico, que estaba presente siempre que hiciera falta, y sin intermediaciones de brujas malvadas podía hacer alarmantes revelaciones, un hombre negro le pregunta a un hombre blanco: «¿Cuándo te miras al espejo, qué ves?». Este, sin reflexionar al respecto, le contesta: «Me veo a mí, a un hombre». Ante la intempestiva respuesta del blanco, el negro declara: «Ahí está el problema. Cuando yo me miro al espejo veo a un hombre negro»”.

Estas y otras imágenes emplea en un volumen que se convierte, desde ya, en referencia para abordar el tema raza y sus implicaciones en la conformación  de la ideología machista así como sus secuelas de violencia e inequidad.

Para comprender mejor la Cuba actual, es imprescindible la lectura de este libro, en tanto ofrece consideraciones sobre la construcción de los modelos de masculinidad y raza. Colón Pichardo alerta como la sociedad “aunque no lo parezca —o por lo menos intenta solaparlo— mantiene intactas determinadas ideas precedidas por la asunción o adaptación de los modelos culturales que han quedado sutilmente encasillados en las diferentes maneras de construir las identidades raciales y de género”.

Se convierte pues en eco martiano: “el hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos. El negro, por negro, no es inferior ni superior a ningún otro hombre; peca por redundante el blanco que dice: «mi raza»; peca por redundante el negro que dice: «mi raza»”.


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Mayra García Cardentey

Graduada de Periodismo. Profesora de la Universidad de Pinar del Río. Periodista del semanario Guerrillero. Amante de las nuevas tecnologías y del periodismo digital.


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