Por: Rafael Lara González
No hace mucho tuve la posibilidad de volver a visitar la comunidad portadora de tradiciones de estirpe caribeña, específicamente de anglo-hablantes Baraguá, situada en la provincia de Ciego de Ávila; conocido por muchos como el barrio jamaiquino, ya que en los inicios del siglo XX se establece en Cuba un gran esplendor de la industria azucarera, donde miles de hectáreas fueron destinadas al cultivo de la caña de azúcar, mientras se construyeron los llamados ingenios o centrales azucareros; siendo la causa fundamental de los procesos migratorios hacia la Isla, provenientes de las islas cercanas del Caribe, pues cientos de hombres llegaron a la Mayor de las Antillas con el objetivo de obtener riqueza para el necesario sustento. La gran necesidad de brazos para el desarrollo de la industria azucarera trajo consigo la importación de fuerza de trabajo. Durante los años 1917 y 1918 se inicia una acelerada inmigración de ciudadanos de Jamaica, Tobago, Santa Lucía y otros países caribeños los cuales vinieron a trabajar y se quedaron a vivir en la zona del ingenio Baraguá.
Lo cierto es que el Central Baraguá fue de esos lugares preferidos para crear el asentamiento poblacional de los llamados jamaicanos, mientras pretendían juntos, entre inmigrantes del Caribe y sus descendientes, ir generando una determinada organización social, así como asentando sus principales costumbres, saberes y tradiciones, su música y bailes, sus festividades y celebraciones, sus comidas y bebidas, entre otras costumbres y arraigos populares que han transcendido hasta la actualidad, siendo parte indisoluble del tejido etnocultural y etnodemográfico de la cultura cubana.
En 1915, la Baragua Sugar Company compró para el fomento de caña 1181 caballerías, las cuales, sumadas a 26 lajas de terrenos, formaron una sola finca denominada Ingenio Baraguá. A finales de este año comenzó la construcción del ingenio.
“El Central Baraguá fue de esos lugares preferidos para crear el asentamiento poblacional de los llamados jamaicanos”.
El poblado de Baraguá, específicamente la comunidad del central Ecuador, fue escenario de un importante proceso de emigración de antillanos, fundamentalmente jamaicanos, que entraron en el país entre 1917 y 1918 como braceros para las labores de la industria azucarera; consigo trajeron sus cantos, bailes, narraciones, hábitos alimentarios, costumbres creencias, las que se fueron transmitiendo de generación en generación, hasta llegar a la actualidad. Por ello las tradiciones culturales de mayor arraigo y que identifican a la población de Baraguá son de origen jamaicano.
Según cuentan algunos informantes, sobre todo el legendario Teófilo Gay, en esta época se comienzan a fundar los llamados centros sociales, entre ellos el Unity Club, el que posteriormente se integró al Imperial Club, donde se incrementa la práctica de cricket como juego de procedencia inglesa auspiciado por el Cricket Club, y es entonces que también se inician las celebraciones de una de las festividades tradicionales más raigales y representativas de la cultura cubana: la Fiesta del Primero de Agosto, la cual comienza a desarrollarse a partir del año 1917. Se dice también que sus principales motivos se centran en homenajear de alguna manera la liberación de los esclavos en las Antillas inglesas, constituyendo así la fiesta popular tradicional más importante para los antillanos del Caribe anglófono.
“Las tradiciones culturales de mayor arraigo y que identifican a la población de Baraguá son de origen jamaicano”.
¿En qué consiste la festividad del Primero de Agosto?
Pues transcurre durante todo el día, participando toda la comunidad, reconocida por sus habitantes como el hecho cultural más importante durante todo el año, protagonizada por una ola de participantes entre foráneos y visitantes a base de procesión, donde ritmos y voces invaden las calles y guardarrayas del batey, acompañado durante todo el recorrido por el donkey (burrito que invita a los vecinos a unirse y bailar) hasta llegar a la pista del barrio. Allí, con una alocución bilingüe, se le da la bienvenida a los participantes, amenizando el ambiente caribeño con juegos tradicionales, exposiciones de los más auténticos y sabrosos dulces y bebidas, apareciendo entonces el grupo portador de tradiciones músico-danzarias La Cinta, el cual hace muestra de los más originarios ritmos, bailes y cantos procedentes del Caribe insular. Se inicia así en la mañana, bien tempranito, con el representativo y más conocido de los bailes: el de la cinta y el anillo, el cual es ejecutado esencialmente por los propios descendientes, formando parejas, casi siempre hasta seis. Se toma un palo alto, sostenido por una base metálica, en dicho mástil se representa el triángulo rojo con la estrella solitaria, las tres franjas azules y las dos blancas de la bandera cubana, donde se colocan desde la punta o extremo superior doce cintas de variados colores atadas, mientras a ritmo caribeño a través de danzas y movimientos sin igual son tejidas con majestuosidad, demostrando grandes habilidades. Toda la comunidad participa en esta hermosa fiesta caracterizada por una sana alegría. En esta fiesta se reparte bown (pan de gloria), sugar water (limonada), dulces y vinos confeccionados por los propios jamaicanos.
Dentro de los juegos tradicionales más representativos puedes encontrar el estol ront guao (la guerra de la soga), el grase pole (palo encebado), carrera en saco, competencia de zancos y mockman (muñecón). Son motivos recurrentes en cada conmemoración y, por supuesto, el más esperado y popular: el cricket rouders.
Pero si realmente realizamos un análisis antropológico del fenómeno no podemos aislar lo que han representado otras manifestaciones generadas a partir del arte y la cultura en dicha comunidad durante su decursar, desde que aparecieron los primeros inmigrantes caribeños. Recordemos que en el año 1965 varios músicos autodidactas, los cuales forman parte de la comunidad, además de ser descendientes directos de aquellos primeros inmigrantes, se reúnen e integran el grupo musical Calipso Boys, cultivando la música tradicional jamaicana. En el propio proceso de consolidación cultural y de consolidación de todos sus valores en toda la comunidad anglófona creada, en el año 1975 se funde el grupo musical con la agrupación danzaria de la localidad, tomando el nombre de La Cinta, agrupación portadora que se identifica por un repertorio diverso, basado esencialmente en bailes de diversión y de trabajo con difícil ejecución a través de fuertes movimientos corporales, mucha flexibilidad y pericia, como el trenzado de la cinta que cuenta con dos tejidos fundamentales: el indian platt (tejido indio) y el cobwell (tela araña), el limbo, slay man Mouse (hombres que matan gallinas), el donkey (burrito) y los emocionantes juegos con sancos y la Zarandada, como lo más representativo en la Fiesta del Primero de Agosto. También podemos encontrar el mentó, el calipso, los bailes de cuadro, los lanceros y las cuadrillas. En algunas de sus presentaciones se ha introducido el teatro.
No puede verse por separado la Fiesta del Primero de Agosto de las agrupaciones portadoras de la cultura cubana Calipso Boys y La Cinta, agrupaciones que han desplegado un trabajo arduo y sistemático en la comunidad, llevando sus costumbres y tradiciones a las distintas generaciones, trasmitiendo sus cantos y bailes al grupo infantil Los Caribeñitos, y posteriormente Caribbean Children, que son relevos imprescindibles de los procesos de continuidad y viabilidad de las tradiciones de sus antepasados. Forman parte del catálogo de la documentalística en Cuba la cinta Apoteosis del Ritmo y el cortometraje Hijos de Baraguá.
La Fiesta del Primero de Agosto, que se celebra a partir de 1917, recuerda la liberación de los esclavos en las Antillas inglesas, cuestión que la convierte en la fiesta popular tradicional más importante del Caribe anglófono.
Sin duda, estamos en presencia de una comunidad portadora de tradiciones donde se consolidan, fortalecen y salvaguardan, con la participación de todos sus habitantes, las expresiones propias del Caribe anglófono, sobre todo, los juegos tradicionales, las comidas y bebidas tradicionales, los cantos, los bailes, la artesanía y sus bellos tejidos de fibras vegetales, así como las festividades populares tradicionales, afianzando todo un legado mantenido por varias generaciones.
“Estamos en presencia de una comunidad portadora de tradiciones donde se consolidan, fortalecen y salvaguardan (…) las expresiones propias del Caribe anglófono”.
Su grupo tradicional representativo de La Cinta ha expuesto en escena los valores identitarios de la Fiesta del Primero de Agosto, participado en importantes eventos en Cuba y en la arena internacional. Son fundadores de la Feria Nacional de Arte Popular en Ciego de Ávila y del Festival del Caribe en Santiago de Cuba, participando de forma ininterrumpida en cada edición. Además tomaron parte en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de 1980, en el Festival Internacional de Blueflields, en Nicaragua en 1986, visitaron la República de Guyana en 1984, fueron invitados por el CIOFF al Festival Internacional de los Pirineos en Francia en 2004, así como la República Bolivariana de Venezuela 2008, como parte del intercambio cultural.
Ostentan el Premio Nacional “Memoria Viva” (1994), el Diploma por el Centenario de Juan Marinello (1998), el Premio Nacional de Cultura Comunitaria (2001), el Premio Nacional “Mi barrio” (2002), el Sello José María Heredia, Santiago de Cuba (2007), el Escudo de la Ciudad de Ciego de Ávila (2007), el Empaca Premio Internacional de la Casa del Caribe (2005), entre otras distinciones y reconocimientos.
Muchas felicidades para la Fiesta del Primero de Agosto y su comunidad de Baraguá por mantenerla durante ¡105 años!
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