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jueves, 9 de octubre de 2025

La constante de Sísifo a través de la crisis de las parrandas

¿Cómo trazar una ruta sustentable para las parrandas en Cuba?...

Mauricio Escuela Orozco en Exclusivo 03/10/2025
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Parrandas de Remedios8
Parrandas de Remedios (Raúl Enrique Medina Orama / Cubahora)

La creación de una empresa de parrandas era una vieja idea en quienes por años se han implicado en la cultura popular. Los niveles de gestión de las diversas estructuras institucionales a lo largo de décadas demostraron estar distanciados de la realidad de un fenómeno que evoluciona y posee cada vez mayores exigencias. Ante esta situación, el presupuesto estatal otorgado es cada vez menos significativo ya que la inflación devalúa la moneda nacional y convierte el mercado en un terreno inestable para muchos de los barrios parranderos. Con su doble existencia entre lo institucional y lo privado, las fiestas quedaron en un limbo que no siempre se puede resolver a favor de los intereses populares y que a menudo entra en contradicción.

¿Cómo trazar una ruta sustentable para las parrandas en Cuba? Las de Remedios son el caldo de cultivo de los experimentos más osados en ese sentido, así como de los fracasos y los errores. Se sabe que en los años 90 del siglo XX existió una organización no gubernamental con personalidad jurídica llamada Asociación de Parranderos, la cual era una especie de sombrilla legal para realizar actividades de las cuales emanara un nivel de gestión básica. Las insuficiencias de esa idea, la falta de control y la escasa transparencia dieron cuenta de dicha iniciativa. Hoy ya no existe y las sociedades culturales de ambos bandos apenas gozan de un reconocimiento barrial. A las parrandas se les debe todavía la posibilidad de dejarlas vivir, organizarse, tener articulaciones decisorias y poderes propios. Lejos de eso, lo que se ha visto en las últimas décadas son crisis de liderazgo en los grupos portadores por la falta de una asesoría y de un espacio reconocido en el sector de la cultura hacia las dinámicas de poder de los barrios parranderos, verdaderos mundos en sí mismos. Las directivas muchas veces se han designado o dependieron demasiado de la aquiescencia de autoridades.

Los errores no conforman la esencia de las parrandas, sino una dinámica normal ante la ausencia de estructuras de gestión de los negocios y los insumos que le permiten existir. En un país donde el sector privado y mixto emerge como casi la única forma de mercado; seguir evaluando las fiestas desde los paradigmas de la empresa estatal seria casi un suicidio cultural. Es el momento de que se evalúen formas de auto sustentar las visiones materiales desde ángulos realistas que les permitan a los productores de las parrandas poderlas gestionar a la luz del día. Este proceso, auditable, puede estar adjunto a la aprobación de pequeñas y medianas empresas de gestión o a proyectos de desarrollo local bajo esa misma lógica de autonomía.

El trabajo de asesoría legal y de seguimiento metodológico sería parte de lo que le toca a las instituciones, pero gran parte de lo que hoy pesa y que no permite que las parrandas avancen ya estaría liberado. El miedo a que casos de corrupción emerjan no puede hacer que no se lleve a cabo la necesaria transformación. De todas maneras, la alegalidad de determinados procesos y las zonas grises desde las cuales se opera son mucho peores en materia de transparencia. Cada año cuando se acercan las parrandas de Remedios, epicentro de este fenómeno caro, complicado, lleno de muchos poquitos, se abre el debate acerca de cómo proteger y gestionar una fiesta que resulta indispensable como motor de la identidad cubana. En tiempos en los que tenemos otras ideologías externas con su presencia erosiva y ello determina los debates, no se puede permitir que las parrandas pasen a un asunto secundario.

Hay quien asegura que las parrandas sufren de esta crisis porque no surgen y se desarrollan en una capital de provincias, pero lejos de eso es imprescindible entender que dada la crisis material no se cuenta con mucho para hacerlas brillar. Al contrario, la emergencia la lleva a asumir ropajes que no le son propios y a la exigencia de que los mecanismos de gestión se parezcan más a sus necesidades. Eso es lo que hemos visto en los últimos años en pueblos del interior, cuando ha salido un solo barrio —aquel que posee financiamiento privado— mientras que el contrario permanece en silencio. Compete a las autoridades evaluar la metodología de gestión, tener en cuenta sus fortalezas y debilidades y hacer las metamorfosis vitales. ¿Cuándo le están aportando actividades que venden el paquete parrandas en el mercado turístico al fenómeno de los barrios y sus necesidades? Ahí persisten materias pendientes desde tiempos inmemoriales, las cuales con la crisis económica cubana solo se han agudizado y no dejan otra alternativa que repensar las viejas estructuras.

En cada uno de los pueblos en los cuales se realiza parrandas, estas son transversales a la sociedad. El proceso de creación colectivo atraviesa los estratos y determina la existencia de imaginarios en los cuales se define la autoimagen de esas personas. De manera que a la hora de evaluar percepciones objetivas las fiestas están en un primer lugar incluso por encima de necesidades básicas. En Remedios, se puede estar en contra de cualquier cosa, con excepción de contra las parrandas. Y eso lo saben bien las autoridades que en muchas ocasiones han tenido que lidiar con situaciones de alta sensibilidad y hacer un trabajo comedido con las comunidades de los grupos portadores. Las parrandas además han alcanzado un punto debate global luego de la llegada de internet, por lo cual nada queda en la localidad, ni tapado por las circunstancias. Esta globalización de los conflictos culturales es un escenario que añade complejidad a los fallos y aciertos que se deriven del proceso de gestión.

Las parrandas requieren que en la dirección de las cuestiones logísticas haya un sentido común superior, uno que no piense solo en cumplir, sino en el salto cualitativo que un festejo conlleva en dicha magnitud. La cultura que se deriva de este proceso no solo es popular, sino que como complejidad simbólica impacta en la autopercepción de la sociedad, en sus niveles de éxito y gestión, así como en la propia organicidad de las estructuras y los sectores que la componen. Lo que no se ha entendido es cuán grave resulta para el tejido todo un fracaso en una fiesta que mide los acontecimientos finales del año (se realizan el 24 de diciembre) e incide en la imagen concreta de la situación del país y en las expectativas para el año entrante. Si se fuera a trazar una estrategia coherente, lo simbólico en esas fechas depende de lo que suceda en esa plaza más de cinco veces centenaria de San Juan de los Remedios.

Una vez más la gestión material de los barrios parranderos ha sido dura, con zonas de insostenibilidad, pero se hará en el tiempo tradicional y con los elementos básicos, pero una vez terminada se inicia el ciclo de crisis y de incertidumbre con implicaciones en el liderazgo y la cohesión de las comunidades de portadores. La constante de Sísifo no hace sino postergar las decisiones vitales y acrecienta la necesidad de que los obreros del arte y la cultura hallen un aliciente para tales oficios.


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Mauricio Escuela Orozco

Periodista de profesión, escritor por instinto, defensor de la cultura por vocación


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