Quienes escuchaban la música de la radio y la televisión en los 90 deben recordar “Séptimo cielo”, catalogado por muchos como un clásico (cubano) del rock en español. Pues hace unos días estaba en casa de una amiga (la actriz Alina Molina) y llegó, con sus trenzas y tatuajes, Athanai (Castro Gómez), el responsable de este tema. Quise aprovechar para compartir con los lectores de Cubahora lo que conversamos allí, y ponerlos al tanto de lo que ha estado haciendo “el blanco rapero”, durante sus años en España.
“En el 97 viajé a Madrid a presentar mi disco Séptimo cielo (1997), y me quedé a producirle a Rosario Flores Jugar a la locura, que salió en el 99. Después seguí componiendo e hice mi segundo álbum, A Castro le gusta el rock (2004). Allá comencé a producir un disco de Lynn Milanés que se llama Te quiero bien. La primera mitad de la producción la hicimos en España y la grabamos en un estudio de Joaquín Sabina, y la otra mitad aquí, con PM Records. En el 2006 produje el tema “Fiesta” para un CD de Telmary. También colaboré con el grupo español Las Niñas, que se separó pero en su momento fue muy famoso. He trabajado con Vikingo MD, el cantante del grupo Narco. Hace poco compuse la música a la obra Cena de vanidades, de Jorge Ferrera, que se presentó en el Microteatro de Madrid. Acabo de producir un disco de José Luis Medina, uno de los integrantes de Habana Abierta. Está listo ya, pero ahora hay que ver con quién lo sacamos. Y si no, pues lo sacamos con nuestro sello, Athanai Music”.
Así que para nada ha estado ocioso este cantautor, productor y guitarrista, en medio de la tranquilidad del pueblo Soto del Real, donde vive con su esposa, la actriz cubana Ileana Wilson y sus dos hijas, Habana y Lucila. “Estamos a veinte minutos de la capital, pero alejados, contentos, criando gallinas, con un lago y unos hippies felices que viven cerca”, cuenta riendo.
“Hace muy poco saqué mi tercer disco, Creando Milicia (2012). Lo estoy estrenando ahora aquí. Precisamente hice una presentación el 15 de mayo en El Sauce.
—Cuéntame de El Sauce…
—La fecha del concierto ya la tenía. Luis Alberto García, que lleva la promoción de El Sauce, me dio dos fechas desde antes de yo venir. Algunos músicos me dijeron: “Ten cuidado, tienes que pedir un permiso...”. Bueno, no ha habido ningún problema. Y al final hemos hecho el concierto. Todo ha salido bien.
“Lo he podido hacer gracias a los amigos que tengo. Roberto Perdomo, director de Tesis de Menta, y Suilén Milánes me han dado el local de ensayo. Me han puesto todos los instrumentos. Josué me prestó equipos de audio. Y los músicos… buenísimos. Ya conocía a Hansel, de Zeus, y tenía pensado trabajar con él. Entonces vi tocando a Giordano, el bajista de Ernesto Blanco, que antes era de Qva Libre, y le dije que quería que estuviera también. Perdomo me presentó a Claudio, que no tocaba la batería con nadie hacía dos años (ahora se dedica a hacer videoclips). Y en cuatro días hemos montado un concierto que parecía que llevábamos toda la vida tocando juntos. Kelvis Ochoa, que fue de invitado, es mi hermano de siempre. Además de ser contemporáneos musicalmente, somos muy amigos. Kelvis vivió muchos años en España y tenemos grandes vivencias juntos”.
—Cuando te fuiste se oía Séptimo Cielo… ¿Cómo te han recibido quienes te escuchaban en aquellos años y las nuevas generaciones que no te conocían?
—La gente recuerda el disco entero, aunque las canciones de Séptimo Cielo ya casi no las toco. En el repertorio que hice en El Sauce incorporo cuatro de sus temas, pero es básicamente del segundo y del tercer disco. Creando Milicia tiene una sonoridad más fuerte. Más rock. Mi música es una amalgama de estilos. Tengo influencias miles. De niño escuchaba el rock español de los 60, el funk de los 70. Y a Led Zeppelin, Los Beatles, KC and the Sunshine band; toda la música negra de los 70. En los 90 oía mucho Gangsta rap. Mi maestra es la norteamericana QueenLatifah, que ahora es actriz pero era de las mejores raperas. Y bueno, toda la música cubana, la salsa, la timba, la trova.
—¿Has estado al tanto del rap o el hip-hop durante los días que llevas aquí?
—En los últimos diez años he seguido por internet los movimientos musicales cubanos. Es interesantísimo lo que se está haciendo. Es el resultado de lo que se hizo antes. Y para llegar a esto hubo que pasar mucho trabajo. Ahora mismo los rockeros tienen un Maxim y, sin embargo, se ha desmembrado el movimiento de rock. Cuando más trabajo pasaban era cuando más juntos estaban. Ahora existen todos estos sitios para tocar que antes no existían, y hay que explotar eso, hay que aprovecharlo.
—¿Nuevos ideas para cuando regreses a España?
Pues sigo con O'funkillo, una banda de Sevilla que hace funky andaluz, metal, medio flamenco, reggae. Llevo con ellos diez años. Hago coro, salgo al front a cantar temas míos, toco guitarra, nos vamos de gira y además sigo haciendo mi música. Con O'funkillo he grabado sus dos últimos discos. Pero todavía... El 11 de junio voy a tocar en la Fábrica de Arte Cubano y el 27 de nuevo en El Sauce. E irán saliendo más cosas. Ya tengo la banda y el repertorio montado, lo demás viene solo. Y mientras, sigo disfrutando, que La Habana está sabrosa y estoy contentísimo de estar aquí.
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