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lunes, 25 de noviembre de 2024

“Los trovadores de mi generación tuvimos pocos padrinos”

Cuando ya casi termina su primera gira nacional el cantautor adelanta parte de sus proyectos, como la grabación del videoclip Una vida pecadora…

Mayra García Cardentey en Exclusivo 28/02/2012
2 comentarios
Erick Sanchez
Erick Sanchez

Erick Sánchez culmina su primera gira nacional que le llevó a predios de más de seis provincias del centro y occidente del país. Cantautor cubano, imposible de catalogar en las tantas calificaciones y generaciones de la trova nacional, llega por vez inicial a varios rincones de la Isla, en un periplo a culminar por estos días en la capital.

Pendiente de grabar su nuevo álbum Casa de cristal con la disquera Colibrí y en medio de la realización del videoclip Una vida pecadora a cargo del director Joseph Ross, comparte con Cubahora algunos criterios sobre las dinámicas actuales del género en Cuba.

—Muchos trovadores tienen formación autodidacta… ¿cuánto se debe al estudio y cuánto al empeño?

—Fui autodidacta, era muy observador, después estudié música. Para los trovadores es así, no hay escuela que te enseñe a tocar trova; nace y después lo pules. Tiene que haber de las dos cosas. Si eres una persona que interpreta de forma empírica, debes perfeccionarte. A lo mejor sin ir a la escuela, te auxilias de los demás, miras, aprendes, conoces lo que pasó con anterioridad, oyes mucha música, te codeas con gente que haga lo mismo que tú, que sepa más de música y te enseñe. Así coges un concepto de cómo es la morfología de los géneros, la arquitectura para hacer una canción. Incluso, aprendes cómo no se deben hacer las cosas. Recuerdo que una vez fuimos Frank Delgado, Adrián Berazaín y yo a un concierto en Casa de las Américas. Aquello fue un desastre. Frank nos tomó de las manos y nos dijo: “Muchachos, están asistiendo a una clase magistral de cómo no se debe hacer música”.

—Al trovador lo encasillan mucho con que sus canciones son “demasiado políticas” y con frecuencia aluden a temas sociales…

—Me ha pasado, y para nada. El 70% de mis temas son de amor, de variadas formas.

—En tus comienzos apenas cantabas con una guitarra en una concepción más tradicional y juglaresca del trovador. Ahora te acompañas de una banda y otra sonoridad. ¿Los tiempos obligan a concesiones?

—En la misma medida en que tus canciones crecen o los géneros que abarcan tus canciones son diversos, se hace necesario arropar la música con otros instrumentos. Tengo un tres, un bajo, y percusión cubana, cuando suena completo sigue siendo un son tradicional, pero es otra historia. Puedes tocar solo con guitarra y queda bien; cuando adornas con todo esto, logras un producto más desarrollado. Mientras que la canción no pierda su esencia y no sea una cosa meramente comercial, está bien.

—Muchas de las últimas presentaciones de los exponentes de la trova en provincia se han caracterizado por la poca asistencia de público. ¿Falta de promoción o disminución de público asiduo a conciertos del género?

—Falta de promoción y organización. En mi caso, primero tuve problemas con las fechas de las giras, no por mí, sino que las cambiaron un montón de veces, luego disminuyeron el número de funciones e intercambiaron los lugares. La mala promoción afecta mucho, la mayoría de las personas se enteran después del concierto. Los promotores dicen: “Cuando llegó la nota, la mandé a los medios”. Se lavaron las manos y punto.

—¿Crees que pueda pasar igual con otros géneros o es solo desinterés en promocionar la trova?

—No creo que sea un asunto con la trova o conmigo. Es falta de promoción, de concepción, de trabajo.

—Pancho Amat en una entrevista decía que la promoción es el proceso más difícil de los Centros de la Música, que resulta un mecanismo diabólico. Enfatizaba que a veces es mejor hacerse uno mismo la promoción que depender de los demás. ¿Qué crees?

—Soy de la misma idea. Con ayuda de Adrián Berazaín hago mis spots de televisión, mis pósters, envío correos electrónicos, gestiono parte de mi promoción, sobre todo en la capital. En provincia trato de ir a las televisoras si llego en tiempo. Pero hay lugares en los que desgraciadamente no podemos estar y se necesita una buena gestión de promoción de los conciertos.

—Algunos trovadores como Frank Delgado y Carlos Varela expresan que no necesitan de esa promoción, no les interesa, porque su esencia no es aparecer en los medios…

—No es mi caso.

—No pocos trovadores se han insertado al ámbito musical por colaboraciones con reconocidos del panorama fonográfico de la isla. Le sucedió a Carlos Varela gracias a Silvio Rodríguez, a Diana Fuentes con Varela, a Adrián Berazaín y a ti por Frank Delgado. ¿Cuánto en la carrera de un cantautor influye tener “padrino” y cuánto talento propio?

—Me tocó un tiempo medianamente difícil. Los trovadores de mi generación tuvimos pocos padrinos. Ahora los artistas tienden mucho más a solidarizarse con los que surgen, están a su lado y no tienen público estable. Si creen que su obra vale ser mostrada a sus seguidores, los invitan, no para tapar un hueco sino para dar oportunidades a los nuevos.

Tengo la suerte de ser amigo de Frank Delgado desde hace muchos años. A principios del 2000, un día en Casa de las Américas, me invitó a tocar con él. Ahí empecé a hacerle los coros de sus discos y a tocar en sus presentaciones.

—¿Esto no repercutió en que tu manera de interpretar y componer reprodujera la trova a lo Frank Delgado?

—Alguna gente dice que mis canciones se parecen a las de él. Tenemos un color de la voz muy parecido y luego de trabajar ocho años interrumpidamente, pues sí, tengo influencias de sus maneras de hacer, especialmente los sones. Fue una buena sombra a la que me arrimé.

Luego llega el momento en el que dices: “bueno, no puedo seguir siendo la segunda voz toda la vida, tengo que hacer mi música”. Ahora somos muy amigos, en lo profesional cada uno va por su lado, lados que se parecen mucho. A Frank le piden temas míos, y a mí, piezas de él.

Aunque, el hecho de que Frank, Varela o Gerardo Alfonso te pongan a cantar junto a ellos, o te presenten como un invitado, no marca la diferencia si no sabes continuar con eso. Todo es muy subjetivo, depende del empeño que le pongas.

—¿Conciertos masivos o peñas íntimas?

—Son cosas diferentes, me siento pleno en espacios pequeños; me gusta también, de vez en cuando, hacer conciertos en lugares más grandes, donde no interactúo tan de cerca con el público pero toco con mejores condiciones, con luces, una audiencia más diversa. Si tuviera que elegir, prefiero tocar para cien personas, donde pueda verle las caras.


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Mayra García Cardentey

Graduada de Periodismo. Profesora de la Universidad de Pinar del Río. Periodista del semanario Guerrillero. Amante de las nuevas tecnologías y del periodismo digital.

Se han publicado 2 comentarios


rick82
 1/3/20 11:20

el cancionero y lo demas q puede haber esta en chino.. le ronca el mango

avelino vega
 11/6/12 0:57

soy un trovador del estado de sonora pais mexico. he crecido como trovador precisamente por manejar el romanticismo cubano desde pepe sanchez * tristeza *hasta milanes este repertorio cubano por exclencia me hace ser diferente a los demas trovadores. me gustaria algun dia poder alternar en algun festival por alla en ese pais de donde nace el bolero. gracias y un saludo cordial.

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