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domingo, 26 de octubre de 2025

Olokun dio permiso a una quena y un piano

Este álbum, Olokum, resultó Gran Premio del evento CubaDisco 2025...

Adrián Juan Espinosa en Exclusivo 22/10/2025
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Olokun dio permiso a una quena y un piano.
Olokun dio permiso a una quena y un piano. (Adrián Juan Espinosa / Cubahora)

Van dos grandes músicos camino al mar encrespado. Tienen el desafío de apaciguar un imponente dios. A veces hombre, a veces mujer, es Olokun el señor del mar tormentoso. Su ira atemoriza hasta el más experimentado marinero que se atreva a encumbrar sus olas. Pero estos dos músicos llevan artilugios muy poderosos. Uno, traído por los vientos del sur, hace sonar una quena. El otro, nativo de estas tierras, trae consigo un piano que resuena hasta las paredes de la morada del dios. Juntos van, armando un concierto, que sosiega cualquier ira divina.

Olokun dio permiso a una quena y un piano
(Adrián Juan Espinosa / Cubahora)

He estado en varios conciertos de Rodrigo Sosa, cada uno de ellos espectacular. Rodrigo es argentino radicado en Cuba desde hace varios años, tantos que es como si fuera nuestro. Su pasión por la quena lo ha convertido en uno de los mejores intérpretes de ese instrumento a nivel mundial. Por su parte, Roberto Fonseca sí es de acá y es un músico excelente y versátil. Sus conciertos siempre tienen sorpresas y gusta de invitar al público a cantar. No es solo la buena música que hace, sino en la forma tan familiar que la comparte con todos. Fonseca es actualmente uno de los mejores jazzistas de Cuba y con amplio reconocimiento internacional.

Roberto Fonseca
(Adrián Juan Espinosa / Cubahora)

Este álbum, Olokum, resultó Gran Premio del evento CubaDisco 2025. Es realmente una obra particularmente disfrutable en todos los temas que lo componen. Pero este concierto en Bellas Artes fue sublime, tanto así que el público quedó deseoso de más, y cuando salieron iban tarareando alguna que otra melodía. No, no fue casual, la grandeza lleva nombre en Rodrigo y Fonseca. Esta música te invita a navegar entre diferentes ritmos que se cojugan en una magia musical. Entonces, Olokum calmó sus aguas y dio permiso a una quena y un piano, desde lo profundo del mar.

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