Por: Aglaia Berlutti
Dos extraños deciden conversar y contarse su vida con grandes dosis de melancolía. Dos amantes deciden reunirse. Alguien corre desnudo por una playa para celebrar la Nochevieja. Buena parte de las películas que transcurren durante fin de año tienen un elemento en común. Suelen ser pequeños argumentos existenciales, que se equiparan al final de un ciclo con tomas de decisiones y grandes momentos para celebrar.
Por supuesto, se trata de algo tradicional en Hollywood para enaltecer los buenos deseos de año que comienza. Para la mayor parte del mundo occidental, el último día de diciembre tiene más o menos el mismo significado. De modo que su representación en pantalla suele ser muy parecida o al menos con el mismo simbolismo.
Te hablamos sobre los cuatro hilos argumentales que suelen ser inevitables en una película en la que se celebra el fin de año. Una forma de analizar el tiempo como algo más metafórico. Y también mucho más ligado al amor, a la esperanza y la búsqueda de un objetivo. Quizás, ese sentido del propósito que tanto le agrada a Hollywood sublimar.
Chico y chica descubren el amor
Y por supuesto corren para gritarlo al mundo. O en todo caso a la persona correcta, como ocurrió con Bridget Jones y Darcy. Por supuesto, es inevitable que la emblemática fecha sea una forma de comprender el inicio de algo más grande. Sin duda ese es el motivo por el que buena cantidad de películas de fin de año narran el amor.
Desde Phoebe de Friends diciéndole adiós al amor de su vida en la primera temporada. Hasta Harry dejándole claro a Sally que la ama, fin de año parece ser una buena fecha para el amor. Según Hollywood, claro.
Todo confluye en un mismo momento
Si viste la película New Year’s Eve (2011) de Garry Marshall, lo sabes. Para Hollywood, las películas de fin de año son la ocasión perfecta para unir docenas de hilos narrativos. Ya sea que los personajes viajen de un lado a otro del mundo o haya diferencias irreconciliables, el fin de año llegó para resolverlas solas.
Y a diferencia de su tropo gemelo la noche de Navidad, el fin de año es algo más que buenos deseos. Algo muy evidente en la entrañable Buscando un beso a medianoche de Alex Holdridge. Es evidente que para el cine, el fin de año simboliza un compromiso real. Una buena forma de concebir la esperanza.
Las grandes tragedias
En realidad, a Hollywood también parece agradarle que el fin de año pueda ser el comienzo de una gran tragedia. Como ocurre por ejemplo en Poseidón, tanto original como remake, en la que una gran ola violenta golpea un barco de recreo. También pasa algo semejante en el Tren del Terror de Roger Spottiswoode, cuando un asesino en serie descubre que la fecha es ideal para matar. ¿Una rareza? El fin de los días: esa película ambientada en fin de año en la que Arnold Schwarzenegger salvó al mundo del diablo (sí, leíste bien).
Parece ser una máxima de cierto subgénero cinematográfico que sus personajes mueran con una copa de champagne en alto.
Esas grandes conversaciones existencialistas
El fin de año es un buen momento para analizar nuestra vida. Y Hollywood no es ajeno al tema. Una buena cantidad de películas ambientadas en el fin de año permiten a sus personajes profundizar en sus experiencias. Como la ya clásica 200 Cigarettes de Risa Bramon García en la que un grupo de jóvenes termina por meditar acerca de lo humano y lo divino. Eso con el filo de la medianoche muy cerca. Algo semejante a la hermosa Peter’s Friends de Kenneth Branagh, aunque con un humor mucho más sardónico.
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