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viernes, 1 de noviembre de 2024

Afganistán: De historias e incógnitas

La primera nación invadida por los “luchadores contra el terrorismo global” sigue en la incertidumbre sobre su futuro inmediato...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 02/02/2021
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Niños afganos-Soldados-USA
Niños afganos han sido reducidos a señuelos anti explosivos por las tropas ocupantes gringas. (Tomada de Cubadebate ).

A veinte años de su ocupación por fuerzas norteamericanas y otanistas empeñadas en “poner fin al terrorismo internacional”, Afganistán sigue revelando “heroicidades” de las fuerzas extranjeras mientras crecen las dudas acerca de lo que le tocará enfrentar en los años por venir.

A bombo y platillo Donald Trump anunció un acuerdo de paz con los Talibanes poco antes de su derrota electoral, lo que implicaría el presunto retiro de las tropas norteamericanas de aquel devastado escenario.

Sin embargo, poco después el Pentágono precisó que, si bien habría un retorno de sus efectivos, quedarían en territorio afgano importantes enclaves militares estadounidenses con carácter permanente, entre ellos las bases Kandahar Air Field en el sur del país, y la Bagram Air Field, justo al norte de Kabul, la capital afgana. Además, se conservarán también “puestos satélites” en número no especificado en otros puntos de la geografía local.

Por tanto, nada de despedida total, con más razón cuando los miembros europeos de la Organización del Atlántico Norte, OTAN, que acompañan las correrías de Washington, acaban de indicar a fines de enero que sus tropas no saldrán por el momento de los espacios que hoy usurpan en Afganistán.

El mensaje subraya la intención de dialogar con la nueva administración estadounidense para revisar en conjunto los movimientos de efectivos, toda vez que podría ser inconveniente plantarse una retirada que no obedezca a “una estrategia común y mucho más calculada”, lo que evidencia que la Alianza Atlántica se desliga  de las “iniciativas trumpistas” sobre el particular.

No obstante, en tan árido escenario no dejan de aparecer informes que no pueden ser muy agradables para los impulsores de la intervención armada en suelo afgano.

Y se trata de que en días pasados una delegación de alto nivel de los Talibanes se entrevistó en Teherán con las autoridades locales para estimular la presencia activa de Irán en una solución definitiva  del tema interno afgano.

Durante el diálogo, los visitantes subrayaron  que “la formación de un gobierno inclusivo es imprescindible para el restablecimiento de una paz plena en Afganistán”, una idea que concitó el apoyo persa y su compromiso con su materialización, lo que restaría todo pretexto a aquellos que pretenden perpetuar la presencia militar extranjera en el país.

Teherán aseguró que precisamente la injerencia externa ha sido clave en las dos devastadoras décadas que marcan el reciente devenir de Afganistán, así como en la sucesión de crímenes y violencia que han sufrido sus ciudadanos.

Según analistas, la República Islámica de Irán es uno de los países más afectados por la violencia en Afganistán, y ha dicho estar dispuesta a prestar asistencia para el restablecimiento de la paz en aquella nación.

Paralelamente, y como parte de ese cuadro de consuetudinario horror impuesto por la ocupación extranjera, se divulgó en días pasados el testimonio del militar norteamericano John Amble,  acerca del uso de niños afganos menores de diez años para detectar la presencia de bombas y minas en las callejuelas donde operaban las tropas invasoras.

 Según Amble, durante las operaciones de limpieza, “atraíamos con dulces y juguetes a niños afganos a callejones en los que pensábamos que podría haber una trampa explosiva, para asegurarnos de que el camino estuviera libre”. 

La revelación tuvo lugar luego de que, desde marzo del pasado año, la Corte Penal Internacional inició una indagación por encontrar razones suficientes “para creer que los soldados estadounidenses cometieron crímenes de guerra en Afganistán.”


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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