China: Apuntando al mercado interno (IV)

El economista norteamericano Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, ha repetido que este año veremos la caída económica de China, pero lo cierto es que las autoridades del gigante amarillo han tomado medidas para atenuar el impacto de una crisis que nació en Estados Unidos y contaminó a Europa y Japón.

Por supuesto que en este mundo interconectado, donde no hay compartimentos estancos, nadie puede escapar a los coletazos de la crisis, pero China sigue teniendo suficientes capacidades económicas como para amortiguar esos golpes a partir del proceso de “restructuración del modelo” que impulsa el gobierno.

La crisis ha tenido un impacto sobre las exportaciones y también la inversión extranjera se ha visto tocada, por lo que Beijing considera que ya está agotado el modelo aplicado desde hace tres décadas con el inicio de la reforma y que necesita refrescarse, pues no puede seguir dependiendo del exterior.

Textiles, juguetes y manufacturas con la denominación “Made en China” se pueden hallar en cualquier lugar del planeta, pues este país ha sido la maquila del mundo, una estructura que los propios economistas chinos consideran necesario cambiar con urgencia.

Con inteligencia, las autoridades han tratado de volcar el esfuerzo hacia el gigantesco mercado doméstico, que tiene más de mil 300 millones de personas y que está llamado a convertirse en el motor de la economía.

Otro aspecto de los cambios en ciernes es el avance de la innovación tecnológica, un asunto en el que se trabaja a marcha forzada para lograr desarrollar una industria propia que ya permitió el lanzamiento de las naves espaciales Shenzhou y del módulo Tiangong.

Por eso, algunas empresas manufactureras comienzan a cambiar sus perfiles hacia la innovación tecnológica, en busca de una identidad propia que les permita triunfar en el competitivo mercado internacional.

Pero lo más importante sigue siendo el envidiable mercado interno, que hoy tiene un peso de solo entre el 10 y el 12 por ciento de la economía.

“Para reforzar la demanda interna es necesario crear más puestos de trabajo y elevar el salario de los trabajadores”, dice Wang Xinchuan, editor jefe del diario Económico de Beijing.

Experto en economía financiera, Wang considera imprescindible buscar políticas más flexibles, sobre un soporte fijo de estabilidad social, y a partir de la introducción de más capital en las empresas más frágiles.

El economista devenido periodista recuerda que el presidente Hu Jintao aseguró que “en 2012 el peso de los productos exportables se dirigirá hacia los países en vías de desarrollo debido a la poca probabilidad del aumento de la demanda de los industrializados” y al mismo tiempo se importarán mayores productos desde esas regiones.

La explosión desarrollista china comenzó en las 14 ciudades que conforman un cinturón a lo largo de la costa este, la zona más conocida por el capital extranjero.

Ahora, en la estrategia gubernamental de eliminar las diferencias regionales, el gobierno está invirtiendo en la infraestructura del centro y el sur del país para favorecer el movimiento del capital hacia esas zonas, donde las empresas también pueden hallar mano de obra más barata.

En adición, la explotación de grandes yacimientos de tierras raras, que contienen compuestos entre los que están el litio y el cadmio, abre otra vía a las exportaciones chinas, pues esos minerales son altamente demandados por la industria electrónica y, como su nombre lo indica, son muy escasos en el planeta.

China, que posee el 7,9 por ciento de la tierra cultivable del mundo, el 6,5 por ciento de los recursos de agua dulce y sin embargo le da de comer a casi el 22 por ciento de la población de la Tierra, ha demostrado capacidades suficientes como para enfrentar la crisis y en ese camino ha empezado a mirarse por dentro.