“Un asado de camaradería”: Así calificó el canciller uruguayo Francisco Bustillo el encuentro que en la tarde de este jueves mantuvo su presidente Luis Lacalle Pou con su par argentino, Alberto Fernández, la primera reunión personal entre ambos desde que el derechista uruguayo asumió la presidencia, hace ocho meses. Sin duda, hay muchas diferencias ideológicas y políticas entre ambos presidentes, que gobiernan países vecinos con relaciones bilaterales inevitablemente intensas. Ambos presidentes tienen perspectivas diferentes del mundo: el argentino se dice progresista y se siente cómodo en el Frente Amplio, mientras que su colega uruguayo ocupa un lugar protagónico en la derecha de América Latina, en la línea de Mauricio Macri.
Donald Trump y su agenda regional, la situación en Venezuela, la crisis institucional en Bolivia, el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la elección de Mauricio Claver como titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), terminaron por abrir una grieta diplomática entre los mandatarios de la región.
Ésta amenazaba ampliarse entre las dos naciones rioplatenses, ante la insistencia de Uruguay –en especial de su canciller Bustillo, ex embajador en España- de aceptar las condiciones europeas para un tratado de libre comercio Uruguay-UE. Fernández y Lacalle sumieron que esa distancia en la relación bilateral le quitaba peso geopolítico a la Argentina, Uruguay y el Mercosur, explican los analistas.
RELACIONES PERSONALES A VECES AYUDAN
Fernández es amigo de Bustillo, que fue embajador en Buenos Aires cuando él se desempeñaba como jefe de Gabinete de Néstor Kirchner. En la campaña electoral del año pasado, cuando Fernández viajó a Madrid se hospedó en la residencia que ocupaba Bustillo como embajador uruguayo.
Bustillo comentó que hicieron un repaso de la situación del Mercosur, con su acuerdo comercial con la Unión Europea en el limbo, y las relaciones con Estados Unidos y con China. Lacalle puso como una prioridad la apertura con otros países, punto en el que coincide con Jair Bolsonaro, quien se llevó más de un tramo del encuentro en Colonia. También hablaron de la navegabilidad de los ríos Uruguay y Paraná, que figuran siempre dentro de las preocupaciones uruguayas en la relación bilateral.
Días atrás, Bustillo y Fernández se reencontraron en la asunción de Luis Arce en Bolivia y terminaron de cerrar el almuerzo. Quien estaba al tanto de estas conversaciones era el embajador argentino en Montevideo, Alberto Iribarne, otro amigo personal de Fernández que participó del encuentro. Como muestra de que no se trató de una reunión de trabajo no viajó el canciller Felipe Solá. «Estábamos al tanto del encuentro pero era reservado», comentaron en Cancillería.
Ambos presidentes coincidieron en la necesidad de buscar una agenda común para el Mercosur, tras las diferencias internas causadas por el alineamiento de Brasil, Paraguay y Uruguay con Donald Trump en las crisis de Venezuela, Bolivia y la elección de un funcionario estadounidense como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Una tarea conjunta será encontrar un punto de contacto en el Mercosur, que sufre el zigzag constante del ultraderechista presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien rechaza el Acuerdo de Cambio Climático de París y su política exterior se había plegado a la de Trump.
Pero también la ventana geopolítica que se abre con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, quien plantea posiciones más diplomáticas que las de Trump con Venezuela y Cuba, por ejemplo. Sus asesores en América Latina han dejado trascender que busca una agenda común regional con el Mercosur, la OEA y el BID.
Tras ese objetivo de política exterior es posible que Alberto Fernández y Biden conversen en los próximos días para después desembocar en un cónclave que se haría en el Salón Oval de la Casa Blanca, señala el portal argentino Infobae.
CELAC SÍ, UNSAUR NO
Los mandatarios rioplatenses coincidieron en la necesidad de fortalecer la unidad regional a través de organismos como la Comunidad de Estados de América Latina y El Caribe (Celac), que hoy presidente el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, de excelentes vínculos con Fernández.
«Creemos que hay que trabajar juntos para que la región vuelva a unirse, respetando la diversidad ideológica y haciéndonos fuertes en un mundo que se globaliza», comentó luego Fernández.
En cambio, no hablaron de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) que Fernández quiere relanzar, especialmente luego del triunfo del Movimiento Al Socialismo (MAS) en Bolivia y el que se espera del correísmo en febrero en Ecuador.
La orientación de Unasur, de coordinación política exclusivamente entre los países sudamericanos, sin injerencia de Washington, no entusiasma a Lacalle Pou, aunque ambos coincidieron en que el posicionamiento respecto al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela no puede seguir funcionando como parteaguas en la región.
TODO MUY BIEN, PERO…
En octubre, el ex presidente uruguayo José Mujica había asegurado que Lacalle Pou no estaba consiguiendo dialogar con Fernández, “por las medidas cacareadas en el momento de crisis en Argentina para que vengan inversores desde allá y se instalen acá”. “Sé que el presidente uruguayo quiere conversar con el presidente argentino, y sé también que no le dan pelota, por lo menos por ahora”, dijo en su audición radial.
Bustillo dijo a la prensa que “nunca” hubo dificultades para que se encuentren ambos mandatarios, “más allá de alguna picardía política que algún actor en algún momento deslizó”. Agregó que desde ahora las cancillerías de ambos países deberán abordar las “distintas temáticas que hoy se conversaron y empezar a trabajar en los distintos instrumentos para ir avanzando en la relación”.
Ante la prensa, Bustillo señaló que “no se habló de los aspectos sanitarios” sino que “se compartieron las experiencias”. Sostuvo que se habló “de todo, no quedó ningún tema por compartir y conversar”, pero “sin profundizar en ninguno”. Reiteró que lo importante era poder encontrarse “y compartir un asado”, e hizo énfasis en que fue un encuentro “de amigos” y no “de trabajo”.
Ante preguntas de periodistas, admitió que también se habló del río Uruguay –que separa ambos países- y la posible hidrovía, que quieren adelantar las empresas trasnacionales del agronegocio para sacar sus exportaciones.
Cuatro años antes, el entonces presidente Tabaré Vázquez también ofició de local para recibir por primera vez al mandatario argentino recientemente electo Mauricio Macri, quien este año contó en una entrevista con el canal TN que en aquel encuentro Vázquez le pidió “un par de minutos” para tratar de “resolver” varios problemas que habían estado trancados desde el gobierno de Cristina Fernández.
“Yo le dije ‘mire presidente, quiero pedirle disculpas por todo lo que pasó, tómelo como un enorme malentendido, los argentinos amamos a los uruguayos, son nuestros hermanos’”, dijo Macri. Luego, le comunicó que ya había firmado las leyes necesarias para resolver problemas como “el del canal Mitre y el de los puertos”, y aprobado resoluciones para habilitar “el laboratorio binacional” encargado de monitorear los efluentes de la planta pastera-celulósica de UPM.
Según Macri, Vázquez le respondió: “En dos minutos hemos resuelto una década de conflictos, pasemos al asado. Me ha hecho muy feliz, presidente”. Claro, son cuentos de Macri en su constante afán de desacreditar a la exmadataria Cristina Fernández de Kirchner, hoy vicepresidenta argentina.
Fernández fue dado de alta en la mañana de este jueves de una cuarentena que tuvo que cumplir desde que estuvo en contacto con un caso positivo de coronavirus , al acompañar a Evo Morales de regreso a Bolivia.
El portal de la Casa Rosada recogió palabras de Fernández: “Fue una muy buena reunión. Pudimos hablar distendidos sobre los problemas de la región en general y de Argentina y Uruguay en particular”. “Creemos que hay que trabajar juntos para que la región vuelva a unirse, respetando la diversidad ideológica y haciéndonos fuertes en un mundo que se globaliza. Estamos convencidos de que juntos podemos aportar mucho a este objetivo”, finalizó Fernández.
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