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sábado, 2 de noviembre de 2024

Colombia, un 2020 de violencia y pandemia

Cifras del partido FARC, desde la firma del Acuerdo de Paz, el 24 de noviembre de 2016, aseguran que cada semana es asesinado un ex miembro de la organización guerrillera devenida partido político...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 22/12/2020
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Protestas-Colombia
Organizaciones populares y sociales realizaron caminatas y protestas callejeras contra la violencia en el país

En Colombia, el bello país de Suramérica, este 2020 constituye uno de los años de mayor violencia política oficialista, mientras la pandemia de la COVID-19 diezmó a mas de 37 000 personas ante la carencia de una estructura sanitaria protectora de la ciudadanía, en especial la de menos ingresos.

Destaca en el período la indiferencia del gobierno de Iván Duque ante los reclamos nacionales y foráneos sobre la aplicación del Acuerdo de Paz de 2016. Por el contrario, Duque, considerado el aliado mas fiel de Estados Unidos (EE.UU.) en América Latina y El Caribe, cierra las puertas a los distintos actores políticos que solicitan un intercambio al mas alto nivel para detener las matanzas contra la población civil.

Aún resuenen en las calles colombianas las marchas –como la de la Dignidad que recorrió parte del país- que exigen una solución al conflicto arropado por el el gobierno, el cual ignora con indiferencia las peticiones de las mingas sociales –a cuyos líderes dejó esperando más de una vez- y a las fuerzas progresistas del país. Organizaciones populares y sociales realizaron caminatas y protestas callejeras en defensa de los derechos humanos violados por las supuestas fuerzas del orden y grupos paramilitares que los hostigan de continuo.

El terrorismo de Estado cobró bajo el mandato de Duque una superior presencia. Grupos paramilitares pagados por el narcotráfico –Colombia es el mayor exportador de coca del mundo- asesinan a líderes sociales, indígenas, ex combatientes de las guerrillas con absoluta inmunidad. El acuerdo firmado en La Habana es letra muerta, aunque fue refrendado por la población.

Obsesionadas con la idea de liquidar el sistema socialista, las autoridades colombianas cumplen las órdenes de EE.UU. de ¨matar primero y preguntar después¨, lo que ha cobrado la vida incluso de niños y adolescentes este año, en especial en departamentos donde antes se asentaban los grupos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) que luego de la disolución pactada quedaron en manos de sus antiguos y actuales enemigos.

Cifras del partido FARC, desde la firma del Acuerdo de Paz, el 24 de noviembre de 2016, aseguran que cada semana es asesinado un ex miembro de la organización guerrillera devenida partido político.  Tres antiguos comandantes están en el listado de victimas del narco-terrorismo..

Ellos son Jorge Enrique Corredor González, conocido como Wilson Saavedra, primer exmiembro de las Farc con rango de comandante en ser ultimado.  

Wilson Saavedra fue comandante de la columna Víctor Saavedra en el Valle del Cauca y del frente 21, que operó en Tolima. Se asentó en Tuluá y lideró la creación de una cooperativa a través de la cual gestionaron un proyecto de la Gobernación del Valle y el PNUD en que además lograron incluir víctimas del conflicto de esa zona del país.

Otros dos antiguos comandantes de la guerrilla, Mario Morales en el sur de Bolívar, en agosto pasado, y Albeiro Suárez en el Meta, hace tres meses.

También, otros 118 exguerrilleros fueron exterminados para ajustar la cifra total en 242 homicidios contra firmantes del Acuerdo de Paz, en un listado que se lleva a cuentagotas..

Aunque es comprobada la presencia del Ejército, en alianza con los paramilitares, en las 48 masacres ocurridas este año, en Colombia no se ha juzgado a uno solo de los ejecutores, al igual que viene ocurriendo desde hace años en este llamado narco-Estado latinoamericano.

Este año se registran (hasta el 10 de diciembre último) el asesinato de otras 185 personas, en su mayoría líderes sociales. Duque dijo, el pasado 16 de agosto, que los hechos estaban supuestamente relacionados con el "narcotráfico" y la presencia de “grupos que quieren llenar de actividades ilícitas muchos lugares del territorio”.

Sin embargo, el coordinador de la línea de Conflicto, Paz y Posconflicto de la fundación Paz y Reconciliación (PARES), Alejandro Restrepo, aseguró que el argumento del mandatario es "reduccionista, limitado" y desconoce, al parecer, la realidad de los territorios del país.

“Lo primero que uno debería esperar del Estado colombiano es que haga un proceso de investigación y que no parta de la ignorancia y el desconocimiento como parece estarlo haciendo”, dijo Restrepo

En opinión del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), durante la actual administración aumentaron los hechos de violencia, con respecto a la anterior presidencia de Juan Manuel Santos

Varios referentes políticos colombianos apuntan a que detrás de la actitud de Duque está la mano de su padrino político, el ultraderechista Álvaro Uribe, fundador del paramilitarismo cuando era gobernador del estado de Antioquia. Este año, el ex mandatario y senador Uribe fue detenido por un supuesto acto de corrupción, pero –se establece que por decisión de EE.UU.- fue puesto en libertad aunque también está acusado de crímenes de lessa humanidad.

Duque, que sigue de manera estricta a las orientaciones de la embajada norteamericana en Bogotá, dirige una guerra no declarada contra su vecina Venezuela. Esta semana, el presidente de ese país, Nicolás Maduro denunció el presunto magnicidio ordenado por su homólogo colombiano, a ejecutarse el 6 de diciembre,  mientras ejercía el voto en un colegio electoral durante las elecciones legislativas.

No es la primera vez que ocurre una tentativa para matar al jefe del gobierno legitimo de Venezuela. El pasado año, varios drones procedentes de Colombia dispararon contra la tarima desde donde Maduro pronunciaría un discurso en Caracas.

Duque ha sido el sostén principal del exdiputado y autoproclamado presidente interino venezolano Juan Guaidó. Desde suelo colombiano salió una invasión mercenaria y grupos de infiltración, se planificaron y ejecutaron atentados –todo probado por las autoridades vecinas-. Prestaron su territorio para un espectáculo propagandístico para esperar a supuestos desertores de los cuerpos armados vecinos que nunca llegaron. Planes que fracasaron en su totalidad pero que demuestran la injerencia de Colombia en los asuntos internos de un gobierno elegido por el pueblo.

Las conspiraciones no se detienen. Con la salida de Donald Trump de la presidencia de EE.UU. podría cambiar la estrategia del papel que juega Colombia contra el socialismo venezolano.

Maduro ha ratificado en declaraciones públicas su deseo de restablecer las relaciones con Colombia, cuyo gobierno no hace un gesto para al menos aliviar las tensiones bilaterales.

Para el senador colombiano Iván Cepeda, las relaciones colombo-venezolana están “torpedeadas” al máximo nivel, necesitan un cambio de orientación política, y es evidente que no va a proceder del gobierno ultraderechista de Duque, de acuerdo con entrevista concedida en exclusiva a HispanTV.

A su juicio, el mandatario del partido Centro Democrático de Uribe  ha hecho todo lo necesario y posible para que esas relaciones vayan a peor, llegando incluso al punto de generar unas tensiones que pueden, en cualquier momento, derivar en una confrontación militar.

Cepeda opinó que “Se requiere un giro hacia las relaciones diplomáticas, de cooperación y de hermandad, para que podamos rehacer esa relación histórica para beneficiar tanto al pueblo de Venezuela como al pueblo de Colombia”.

El legislador, uno de los mayores defensores del cumplimiento del Acuerdo de Paz, refirió a HispanTV que “sin duda alguna” Colombia es el país que ha mantenido vínculos más estrechos con los sucesivos gobiernos de EE.UU.y eso permite que sea una plataforma militar para el desarrollo de ciertas estrategias en América Latina.

En ese sentido, recordó, que “tenemos 53 asesores militares de una brigada de élite del Comando Sur del Ejército de EEUU en Colombia; hay una flota de buques militares (estadounidenses) haciendo patrullaje por el mar Caribe.

Ahora, mientras Duque espera orientaciones de la nueva administración demócrata presidida por Joe Biden, la pandemia de la COVID-19 mata a su población y el país ocupa el tercer lugar en las mayores afectaciones en Latinoamérica.

A inicios de este mes, totalizaba 1 384610 contagios, mientras las víctimas fatales ascendieron a 38 158 desde el inicio de la pandemia en marzo último.

Ascendían a 64 833 los casos activos el pasado día 9. Según las autoridades sanitarias 1 278 326 pacientes superaron la enfermedad, lo que corresponde el 92.32 por ciento de acumulado de infectados.

Desde que comenzó diciembre, cada día se reportan unos 7 000 casos de nuevos contagios. El martes último,  2 681 se reportaron en Bogotá, seguida de los departamentos de Valle del Cauca (1 402), Antioquia (766), Atlántico (243) Norte de Santander (229), Cundinamarca (224), Bolívar (219), Santander (218), Tolima (200), Risaralda (198), Caldas (152) y Boyacá (151).

En pocos días, con el cambio de año, el partido oficialista comenzará a delinear su estrategia para las elecciones presidenciales del 2022, en las que se espera pueda producirse un cambio significativo en un nuevo gobierno.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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