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sábado, 2 de noviembre de 2024

Cuando Misha lo advierte…

Washington ha tensado sus relaciones con Rusia a términos muy peligrosos...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 29/12/2020
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Misil hipersónico Avangard
El presidente Vladímir Putin ha asegurado que Rusia posee hoy uno de los arsenales defensivos más modernos del planeta, el misil hipersónico Avangard. (Tomada de actualidad.rt.com).

Si los próximos sucesores de la administración Trump no adoptan la razón como modelo de conducta, este mundo plagado de entuertos podría exprimirse nuevamente el cuello con el nudo nuclear.

El asunto es que, evidentemente, entre los “estrategas” gringos ha prendido como una “muy especial recomendación” aquel eufemismo de que, luego de la disolución de la Unión Soviética, los Estados Unidos debía evitar a toda costa el surgimiento o la recomposición de otras potencias en el escenario global.

Eso explica que tanto Rusia como China, las grandes aspirantes de estos tiempos a semejante título, acumulen en consecuencia todo el recelo oficial gringo y una enorme cuantía de hostilidad de similar sello.

Hace unos días, por ejemplo, el Kremlin confirmó que “la actividad de los buques y de los aviones de reconocimiento estadounidenses cerca de las fronteras de la Federación de Rusia creció en 2020 un quince por ciento con relación al año precedente.

Mientras, añadió Moscú, los países de la OTAN, liderados por Washington, se han entregado a un frenético programa de ejercicios militares a distancias de entre veinte y treinta kilómetros de distancia de las divisorias rusas, en un virtual cerco al gigante euroasiático.

Esos despliegues han incluido riesgosos desplazamientos de aviones de guerra muy cerca del espacio aéreo ruso, así como la presencia de navíos militares en los límites de sus aguas territoriales.

Por si fuera poco, el jefe del Estado Mayor General de Rusia, el general Valeri Guerásimov, hizo reciente alusión a los grandes peligros de guerra nuclear que generan los planes estadounidenses de persistir en la militarización del espacio exterior.

En ese sentido recordó que el 5 de febrero próximo quedaría sin efecto el añejo acuerdo START entre Washington y Moscú para el control sobre los arsenales atómicos, y entonces no habría protocolo internacional alguno que ponga freno a posibles excesos en tan sensible terreno.

Vale recordar que entre la negativa herencia del período trumpista se cuentan el desahucio del acuerdo ruso-gringo sobre la limitación de misiles de corto y medio alcance, y la continuidad del crecimiento numérico de la OTAN y su expansión hacia el Este, todo enmarcado en el capricho Made in USA de que no deben existir naciones con el poderío suficiente como para obstaculizar los propósitos hegemonistas de la primera potencia capitalista.

Con todo, subrayó el general Valeri Guerásimov, esta complicada situación todavía puede ser superable si en la Casa Blanca la objetividad retorna en buena medida a la actuación de sus ocupantes.

Insistió el alto cargo militar, que “Moscú sigue considerando su arsenal nuclear como un medio para disuadir a enemigos potenciales de lanzar una agresión contra Rusia” y, por tanto, justo a partir de la necesidad de su contundencia argumental —añadimos nosotros— se explica que las autoridades de la Federación concedan tanta importancia a sus crecientes avances tecnológicos en materia de defensa nacional.

Precisamente, por estos días Rusia divulgó las cualidades de dos de sus nuevos misiles, Avangard y Burevestnik, con elevada maniobrabilidad y velocidades superiores a los 30 000 kilómetros por hora y, por tanto, capaces de burlar todos los sistemas de detección y seguimiento de los Estados Unidos y sus aliados.

Ambos forman parte del plan de modernización de las fuerzas armadas rusas, justo como barrera de contención frente a las “mentes calientes” que en el oeste parecen identificarse con los viejos sueños de ciertos personajes de la historia mundial que en su día se rompieron la crisma en el intento de domeñar al gigante euroasiático


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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