La noticia no podía ser más insultante y contraproducente. Se trata de la visita realizada hace apenas horas por el secretario norteamericano de estado, Mike Pompeo, a un asentamiento ilegal israelí en la Cisjordania ocupada y a las alturas del Golán.
El “diligente” funcionario, que por estos días se regodea en anunciar a título personal y publicitario que en enero solo habrá en su país la confirmación de Donald Trump para un segundo mandato a pesar de su derrota electoral de este noviembre, fue todo lo “original” en esta ocasión como para convertirse en el primer diplomático estadounidense de alto vuelo en darse el lujo de semejante periplo por áreas de alta sensibilidad para la comunidad internacional a partir del genocidio sionista contra la población palestina y el despojo a Siria.
Sin dudas, junto al hecho de reiterar que la casi trunca administración Trump apoya incondicionalmente al racista y brutal régimen de Tel Aviv, la insultante visita de Pompeo seguramente intentó también dar una imagen exterior de “seguridad” pretendidamente vigente en el Washington oficial, en medio del alboroto y las bravatas del ocupante de la Oficina Oval por mantenerse en el puesto contra la voluntad mayoritaria de los votantes estadounidenses.
Medios de prensa que reportaron el hecho recordaron que Pompeo, a nombre de su gobierno, ha defendido siempre la presunta validez de los asentamientos construidos por Israel.
“Eso –añadieron las mismas fuentes- mientras las colonias en Cisjordania, tierra ocupada por el sionismo en 1967 junto al Golán sirio, son ilegales desde el punto de vista del derecho internacional, además de que una gran parte de la comunidad mundial las percibe como un gran obstáculo para la paz.”
Hay que rememorar que al intenso influjo sionista familiar (el influyente yerno de Trump es un abierto amigote del premier Benjamín Netanyahu), se suma el interés escenográfico del mandatario por aportar una imagen de gran “componedor de batea” en Oriente Medio, solo que a partir de enterrar las aspiraciones palestinas de fundar un estado libre e independiente bajo el peso de un total apoyo estratégico a Tel Aviv, y obligando a la población árabe a renunciar o vender al mejor postor sus derechos inalienables.
En esa cuerda, los Estados Unidos bajo el sino trumpista han reconocido a la disputada ciudad de Jerusalén como “capital de Israel”, así como la “prerrogativa” sionista de sumar por la fuerza los territorios palestinos ocupados e incluso los que arrebató a otros naciones mesorientales en las sucesivas guerras de rapiña.
Tel Aviv, por demás, posee arsenales nucleares nunca declarados a partir de la colaboración militar norteamericana y de otras naciones occidentales, y es receptor desde hace decenios del mayor monto de asistencia bélica Made in USA para el exterior.
USA también le ha proporcionado una histórica sombrilla de vetos en el seno de los organismos internacionales que han intentado condenar a Israel por sus crímenes contra la población palestina, incluido el exclusivista Consejo de Seguridad de la ONU.
Desde luego, el reciente periplo de Mike Pompeo encendió las alarmas y el rechazo generalizado en un concierto internacional mayoritariamente inclinado a favor de una solución justa al tema palestino.
Voceros de la resistencia palestina han pedido a la Secretaría General de la ONU que condene semejante afrenta, y abogan por “la adopción de medidas necesarias contra Washington y aquellos que apoyan sus controvertidos pasos, considerados un reto a todas las normas, los estatutos, acuerdos y pactos internacionales sobre los asentamientos israelíes.”
No obstante, analistas coinciden en que un cambio en la ruta irrespetuosa que impulsa Donald Trump solo será posible con su retirada de la Oficina Oval y una política más sensata y diáfana de la posible nueva administración, aún cuando siguen haciendo referencia a los prologados y fuertes lazos bilaterales entre los poderes gringos y el sionismo israelí más allá de quienes estén sentados en la Oficina Oval.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.