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sábado, 2 de noviembre de 2024

Después de mí, el caos

Trump sigue aislando a Washington de todo acuerdo in-ternacional sensato.

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 26/11/2020
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bombardero EE.UU
Washington bajo Trump vuelve a golpear acuerdos fundamentales para la paz y el equilibrio mundiales

Como alguien que antes de su partida desea dejar el patio bien revuelto a su sucesor, el ególatra presidente de los norteamericanos concretó este noviembre, justo en medio de su inútil alboroto por perpetuarse en la Casa Blanca, el retiro de su país del acuerdo internacional de defensa sobre Cielos Abiertos.

Con más de treinta años de existencia, el protocolo en cuestión permitía a los firmantes el libre vuelo de aeronaves desarmadas sobre el territorio de los demás integrantes del pacto, de manera de inspeccionar los movimientos militares y los posibles desajustes o alteraciones en el equilibrio estratégico.

Se trata de un acuerdo que por tres décadas intentó establecer cierto nivel de confianza, transparencia y distensión, básicamente entre los grandes poseedores de artilugios atómicos, con el propósito de conjurar el peligro de guerra a partir de la garantía de una paridad en la capacidad de daños mutuos.

Es, además, el tercer protocolo relativo al espinoso tema nuclear del cual los Estados Unidos se desentiende bajo la saliente administración Trump, acorde con el capricho del mandatario y de los círculos de poder que la aúpan, de zafarse de todo lo que suponga estabilidad internacional y ponga freno a la supremacía gringa sobre el resto del planeta.

De hecho, antes de este riesgoso paso, la Casa Blanca se deshizo de su presencia en el tratado bilateral con Rusia sobre el control de misiles nucleares de corto y medio alcance, y en el convenio multilateral relacionado con el uso pacífico por Irán de la energía atómica.

Los torcidos argumentos del todavía ocupante de la Oficina Oval no varían: dejar atrás toda atadura que sirva a los “enemigos” para intentar establecer obstáculos a la conquista del trono global por la primera potencia capitalista, hoy en pleno resquebrajamiento.

Y en esa cuerda, al referirse al abandono del arreglo sobre Cielos Abiertos, el asesor de Seguridad Nacional Robert O’Brien, dijo que luego de seis meses de hecho el anuncio, los Estados Unidos se deshacía de tales obligaciones como consecuencia de pretendidas “violaciones rusas”.

Por su parte el secretario de Estado Mike Pompeo adujo una justificación similar, y añadió que Rusia se ha aprovechado además del protocolo de marras “para obtener información sobre infraestructuras norteamericanas clave.”

Para Moscú y Beijing, este paso acerca más a la humanidad al riesgo de una posible hecatombe nuclear sobre la base de insulsos argumentos.

El Kremlin, por intermedio del canciller Serguei Lavrov, ya exigió a los aliados europeos de los Estados Unidos que no le facilitaran a un Washington ajeno al compromiso los datos derivados de sus futuras observaciones aéreas, y precisó que la salida de los Estados Unidos sabotea profundamente la efectividad de ese documento y socava la seguridad global.

No obstante, subrayó enfáticamente el titular de exteriores, “las bases militares estadounidenses en el Viejo Continente no quedarán al margen de las misiones de vigilancia de Rusia”, en una clara advertencia de que no habrá posibilidades para una eventual ventaja estratégica norteamericana a partir de la nueva situación creada por su decisión aislacionista.

Mientras, entre los observadores se insiste que con esta y otras posibles medidas antes de su baja de la Casa Blanca, el presidente Trump pone en evidencia su deseo de enlodar aún más la escena internacional a su sucesor Joe Biden, quien al menos verbalmente se declara proclive a una diplomacia menos obtusa y árida.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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