Con las elecciones presidenciales de este domingo, Ecuador decide su futuro: o se mantiene en la línea del conservadurismo neoliberal o retorna al progresismo, luego de una campaña desbocada contra el candidato Andrés Arauz, de la alianza izquierdista Unidos por la Esperanza (UNES).
Contra Arauz y el periodista Carlos Rabascall, aspirante a la vicepresidencia, las fuerzas de derecha ecuatoriana, que siguen órdenes de la embajada de Estados Unidos (EE.UU.) ante Quito, según analistas, se han empleado diferentes tácticas para impedir desde su postulación hasta la amenaza de suspender los comicios.
Es un plan preparado para que unos 13 millones de convocados a las urnas no ejerzan su derecho ciudadano, cuando las encuestadoras dan el triunfo al binomio de la UNES.
A Washington y sus aliados internos les conviene, en un momento de suma importancia en la geopolítica latinoamericana, mantener en Ecuador un gobierno aliado, como el del conservador Lenin Moreno, quien traicionó los ideales de Alianza País, que suscribió la Revolución Ciudadana liderada por el exmandatario Rafael Correa.
En la táctica orquestada por el país norteño participaron partidos conservadores, cuyos dirigentes defienden el neoliberalismo reimplantado por Moreno, medios hegemónicos de comunicación, el Consejo Nacional Electoral, cuyas maniobras hizo peligrar los comicios, entre otros enemigos del llamado correísmo, movimiento formado por los seguidores del ex mandatario izquierdista.
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Moreno, que parecía fiel compañero de Correa como su vicepresidente por seis años y propuesto por este para sustituirlo en el Palacio de Carondelet, robó el nombre de Alianza País, bajo cuya bandera gobernó, y renegó del programa político que situó a Ecuador en primeros planos internacionales por su defensa de la independencia nacional en el orden económico y social.
De manera sorpresiva, desde su silla de ruedas, ya que quedó paralítico por un balazo recibido en un asalto, cambió la estructura económica del país al abrirle las puertas al capital local y extranjero y, como afirma el politólogo argentino Atilio Borón, vender importantes recursos naturales y endeudarse con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
A Correa, ahora en Bélgica junto con su familia, economista de profesión, con un proyecto humanista e inclusivo denominado Revolución Ciudadana, lo entramparon, enjuiciaron en ausencia y lo condenaron a ocho años de prisión. La llamada justicia ecuatoriana también actuó con alevosía y sin pruebas contra ministros y otros funcionarios de su gobierno, como su vice Jorge Glass, que cumple una pena de ocho años.
Todos inhabilitados a postularse a cargos públicos, lo que impidió que el verdadero líder de Alianza País quedara fuera de la política, al menos por el momento, cuando su idea era presentarse como vicepresidente de Arauz.
Es en este complejo escenario que sale a la palestra Andrés Arauz, 35 años, uno de los delfines de Correa y ex ministro del Ministerio Coordinador de Conocimiento y Talento Humano durante su administración. De “brillante” lo catalogó el exmandatario dado su excelente trabajo en esa cartera.
Convencido de su victoria, en uno de los debates para la presidencia, Arauz anunció que no solo recobrará un país que, por ejemplo, tiene destruido su sistema sanitario, sino que desde sus estudios académicos presentó un programa muy diferente a lo vivido en los últimos cuatro años.
En reciente entrevista con NODAL, el joven postulado precisó que los principales desafíos están alrededor de la pandemia y la urgente necesidad de recuperar la situación económica familiar de millones de ecuatorianos.
En segundo lugar, precisó, encontrar soluciones mediante la vacuna para fortalecer al sistema de salud pública. Y tercero, retomar el modelo de desarrollo planteado en la Constitución Nacional, que tiene que ver con una fuerte presencia del Estado.
También propuso una “Comisión de la Verdad” que investigue los abusos cometidos por Moreno y su equipo, entre ellos la represión de protestas populares por su mal desempeño durante la pandemia de COVID-19.
Respecto a la integración regional, y el papel que jugaría en su recuperación, Arauz indicó que, si gana, propiciaría un gran respiro para volver a la unidad de gobiernos y pueblos.
Su plan de gobierno de 11 puntos contempla el impulso a la integración en todos los espacios donde Ecuador solía participar, y muy en especial buscaría la unidad entre los pueblos de la región.
Anunció que está en conversaciones preliminares con Rusia para la firma de un acuerdo que permita la adquisición de millones de dosis de Sputnik V para la vacunación del pueblo ecuatoriano. Hasta el pasado día 4 se habían contabilizado 251 279 confirmados y 14 915 fallecidos, con incrementos de los casos en enero pasado.
De acuerdo con últimas encuestas, difundidas el pasado jueves, el joven candidato ganaría las elecciones en primera, o en segunda vuelta. Para obtener hoy la victoria, debe conseguir el 50 % de los sufragios, o el 40 % de los votos válidos, pero con una diferencia de 10 puntos con el segundo colocado.
Arauz está situado en el lugar cimero, con un 39,2 % de las intenciones de votos, seguido del conservador Guillermo Lasso (21,8 %,) del movimiento CREO y el líder indígena Yaku Pérez, del movimiento Pachakutik, con 14,4 %. Los otros 13 binomios inscriptos carecen de posibilidades
Además, se renovarán los 137 escaños de la Asamblea Nacional unicameral y cinco para el Parlamento Andino. Si es preciso una segunda vuelta será el próximo 11 de abril. Ojalá los ecuatorianos pasen hoy la página.
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