A un año del primer caso de Covid-19 en Ecuador, el país continúa inmerso hoy en combatir la propagación de la enfermedad, en medio de obstáculos y un plan de vacunación ampliamente criticado.
El 29 de febrero de 2020 el gobierno anunció el diagnóstico positivo de una ciudadana, quien regresó procedente de España, y a mediados de marzo la enfermedad comenzó a extenderse en la provincia de Guayas, que estuvo en la mira internacional ante miles de muertes reportadas por diferentes instituciones y sin oficializar por el Ministerio de Salud Pública.
Hasta finales de abril, ese territorio, y en especial la ciudad portuaria de Guayaquil, fueron epicentro de situaciones nunca antes vistas en esta nación andina, como cientos de cadáveres abandonados en las calles, domicilios y hospitales, ante la falta de personal para certificar los decesos e incapacidad en crematorios y el cementerio.
La dantesca situación que vivió la urbe forzó a la creación de una Fuerza de Tarea Conjunta para atender la crisis desatada y el mal manejo de los cuerpos, que según cifras cruzadas entre el Registro Civil y el Ministerio de Gobierno dieron cuenta de más de seis mil fallecidos en los primeros 15 días de abril.
Al tema de las muertes se sumaron numerosas denuncias de personal médico por falta de insumos y equipamiento, al tiempo que hubo fuertes críticas a la poca preparación del ejecutivo para la toma de decisiones correctas con la finalidad de frenar la acelerada propagación del mal.
'Ecuador vive la catástrofe más grande de su historia. Esta catástrofe puede ser el fin de la República, porque se nos viene una gravísima crisis económica por la cual no están haciendo absolutamente nada', advirtió entonces el expresidente Rafael Correa.
Un año después, los estragos ocasionados por la Covid-19 son cuantiosos en esta nación andina, donde, con poco más de un millón de pruebas realizadas para detectar el padecimiento, 286 mil 155 resultaron positivas y 670 mil 110 fueron descartadas.
Los perjuicios ocasionados por ese mal comprenden la agudización de la crisis económica nacional, así como la detección de numerosos casos de corrupción vinculados con la compra, a precios excesivos, de material para tratar el padecimiento, entre otros.
Asimismo, el acumulado de decesos en el contexto de la emergencia sanitaria es de 15 mil 811, de los cuales 11 mil 58 son confirmados con el padecimiento y cuatro mil 753 son probables.
El estimado excluye los miles de fallecidos reportados en Guayaquil en el período más fuerte del avance de la Covid-19.
La renuncia de dos ministros de Salud Pública en medio de escándalos relacionados con la atención a pacientes y los mecanismos para disminuir la incidencia, así como funcionarios investigados por incumplir sus tareas y la suspensión de la docencia y las labores presenciales, completan el panorama.
Por otra parte, la indisciplina social también constituye un obstáculo, pues todavía un considerable sector de la población infringe las medidas de bioseguridad básicas para evitar contagios.
En ese contexto, un estudio del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales de finales de octubre pasado determinó que Ecuador requiere con urgencia salir de su situación de crisis social, recrudecida con la pandemia y medidas de corte neoliberal aplicadas por el ejecutivo.
Por su parte, especialistas apuestan al programa de vacunación como la mejor salida en la lucha contra la pandemia que afecta a casi todo el mundo, pero el proceso en este territorio sudamericano no ha resultado de la mejor manera, ante retrasos en los cronogramas de entrega de las dosis y una inadecuada distribución.
La meta es inmunizar al 60 por ciento de la población, sin embargo, desde el pasado 21 de enero, cuando comenzó la inoculación, aún no ha podido completarse la Fase Cero, que incluye al personal en primera línea de combate a la enfermedad y a ancianos y cuidadores de centros geriátricos.
Por el momento, el país comenzó esta jornada el segundo año de lucha contra la pandemia, situación delicada que deberá afrontar el nuevo gobierno desde el venidero 24 de mayo, cuando asuman funciones las nuevas autoridades.
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