La prolongada y ya legendaria lucha de los palestinos por sobrevivir como pueblo y nación a la omnipotencia sionista y el decisivo apoyo que esta recibe de Washington, ha logrado seguir sumando solidaridad internacional en días en que se cuece otra infamia hegemonista en su contra.
Se trata del actual reavivamiento y multiplicación de los numerosísimos pronunciamientos de aliento y respaldo que desde hace mucho vienen recibiendo los luchadores palestinos a cuenta de amplios sectores globales, ahora contra la pretensión de Donald Trump y Benjamín Netanyahu de hacer de la ocupación sionista un mal eterno para la población árabe, despojada a viva fuerza de sus nativos espacios desde fines de la década del cuarenta del pasado siglo.
Como se recuerda, hace apenas unos días el prepotente jefe de la Casa Blanca anunció al mundo su plan para “pacificar” Palestina, una “obra política” que encargó a su “brillante yerno” Jared Kushner, descendiente de una opulenta familia hebrea de origen polaco emigrada a los Estados Unidos, e íntimo desde hace muchos años del actual primer ministro israelí.
En breve palabras, y según no pocos criterios, el eufemístico “plan del siglo” no pasa de ser una virtual sentencia de muerte para las aspiraciones de supervivencia del pueblo palestino y su justo derecho a un espacio geográfico donde restaurar su ocupada nación.
El “apartheid” y el extermino son los dos términos claves de un texto que además otorga al sionismo el control absoluto del país, santifica el despojo que se inició más de siete décadas atrás, y borra de cuajo las resoluciones de la ONU que defienden la creación de dos Estados independientes mediante al diálogo y la negociación políticas, garantes de la ulterior estabilidad y respeto mutuo entra ambas entidades territoriales.
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De inmediato (ya lo hemos dicho en otros comentarios sobre el tema), la Autoridad Nacional Palestina y las agrupaciones y gobiernos progresistas que apoyan la causa que esta representa, manifestaron su rechazo absoluto a la fórmula gringo-sionista que, sin dudas, solo podrá intentar aplicarse mediante la reiteración de la violencia.
La propia ONU convocó en horas a su Consejo de Seguridad, y la presidencia en funciones de ese espacio de debate indicó que el paso de Washington al impulsar su titulado “plan del siglo” no hace otra cosa que complicar aún más la tensa situación vigente en Oriente Medio, y resulta una cuña a cuanto se ha debatido y decidido hasta hoy en los foros internacionales en torno al drama palestino.
Esa instancia indicó que la fórmula de creación de dos Estados sobre la base de respetar las fronteras vigentes hasta 1967, es la vía indicada que puede encaminar la estabilidad en el área.
Por su parte, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, subrayó ante el foro que “las propuestas estadounidenses dejan una Palestina fragmentada y sin control, fortalecen el régimen de apartheid, recompensan la ocupación, eluden la rendición de cuentas por los crímenes contra palestinos, olvidan a los refugiados y niegan la jurisdicción palestina sobre Jerusalén Oriental, además de que no traerán paz ni estabilidad a la región.”
Es, al decir de la publicación digital Rebelión, otra prueba contundente de que Washington y Tel Aviv tienen un cordón umbilical común proveniente de un origen, como naciones, basado en “la ocupación de las tierras de los pobladores autóctonos y las tribus indígenas, en las masacres y la limpieza étnica, y en la expansión territorial a expensas de apoderarse de las riquezas ajenas.”
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