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viernes, 1 de noviembre de 2024

El primer arañazo

Biden ordena atacar a Siria en represalia por acciones armadas contra una base gringa en Iraq...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 01/03/2021
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Estados Unidos-ataque-Siria
La nueva Administración norteamericana parece inclinada a mantener las tropelías agresivas contra la nación siria. (Tomada de hispanTV).

El ocupante demócrata de la Casa Blanca acaba de abrir el capítulo de las agresiones militares de su administración con la orden a aviones F-15 de atacar diferentes puntos en Siria. La embestida, dijeron fuentes gringas, constituye un acto de represalia (contra una nación ajena y soberana) por las andanadas de misiles que combatientes no identificados habían lanzado previamente contra la base aérea de Al-Balad, en territorio iraquí, donde están desplegadas tropas norteamericanas.

Damasco calificó de “cobarde” la acción militar estadounidense, que se desarrolló sobre la provincia de Deir Ezzor, en el noreste del país y cerca de la frontera con Iraq, y que pretendió desarticular agrupaciones de milicias sirias que actúan contra los grupos terroristas que aún se mueven en esa zona.

Tal como expresaron analistas, Biden “no solo ha agredido a los combatientes populares que enfrentan al terror extremista”, sino que además induce a afirmar que “el relevo en la Casa Blanca no ha cambiado la postura injerencista de Washington en Asia Occidental”. Mientras, otras fuentes consideran que el uso de la fuerza militar contra Siria pretende dar señales de continuidad en el tradicional apoyo gringo al sionismo israelí, el cual no recibió con entusiasmo la derrota electoral de Donald Trump.

En esa cuerda estudiosos resaltan el elevado número de altos y medios funcionarios de origen semita presentes en el gobierno de Biden vinculados a temas estratégicos, y recuerdan el hecho de que en noviembre de 2016, en el Congreso Mundial Judío celebrado en Nueva York, el hoy ocupante de la Casa Blanca se definió enfáticamente como “un sionista sin necesidad de ser hebreo”.

Como era de suponer, el rechazo a la primera aventura militar del Washington oficial en su nueva versión demócrata ha sido generalizada y contundente. Rusia, uno de los aliados claves de Damasco sobre el terreno junto a Irán y el Hizbulá libanés, indicó que ese ataque viola la soberanía siria y todos los tratados y acuerdos internacionales relativos a la integridad de las naciones y pueblos. Recordó además que Siria posee un poderoso y moderno arsenal como para dar respuestas contundentes a una escalada agresiva externa, y reiteró su apoyo a la causa antiterrorista del país árabe.

Otros gobiernos han coincidido en su preocupación por la injustificada incursión aérea de los Estados Unidos en Siria, y suscriben la definición de Damasco de que constituye “una señal negativa de las políticas de la nueva Administración estadounidense con relación a Oriente Medio. A la vez demandaron de la Oficina Oval un compromiso creíble “con las leyes internacionales y no con la ley de la selva”.

Todo un oportuno emplazamiento, con más razón cuando, previo al bombardeo gringo que motiva estas líneas, se supo del traslado, por tropas norteamericanas desplegadas ilegalmente en Siria, de efectivos del terrorista Estado Islámico desde la frontera con Iraq para intentar frenar la ofensiva de Damasco en zonas aledañas, donde todavía actúan pretendidos “grupos rebeldes” con total apoyo extranjero.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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