Si algo ha quedado claro durante la administración de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de América es la escasa tolerancia hacia quienes proponen dentro de su establishment alternativas de dirección diferentes a las construidas desde la Casa Blanca o, sencillamente, cuestionan la labor del mandatario.
El titular norteamericano, siempre que ha podido, ha echado mano de sus influencias y recursos para desplantar los sujetos que le resultan incómodos para su proyecto de nación, aunque en muchos casos los propios indeseados le han facilitado la labor con el abandono de sus cargos, tras cansarse de las incoherencias del gobernante o haber cometido alguna acción sancionada por la ley.
La reciente designación de tres nuevos funcionarios para escaños estratégicos continúa respondiendo a la lógica de Trump de cobijarse con los esfuerzos de aquellos fieles a la “causa”, capaces de pregonar sin el menor de los tapujos cualquier directriz procedente de Washington y de condenar a ultranza los criterios anticonservadores que, según dicen, atentan contra el bienestar y el desarrollo del país.
Por eso, la jugada de colocar a Michael Pack frente a la Junta de Gobernadores del Buró de Radiodifusión que incluye medios de la calaña de Radio y TV Martí, la Voz de América y otras instituciones financiadas por los contribuyentes, poco debe impresionar. Pack, un acérrimo promotor del actual gobierno, obtuvo la nominación de Trump hace casi ya dos años. Sin embargo, apenas se logró la oficialización luego de amenazar con la suspensión del Congreso.
De esta manera, el documentalista y principal figura de la productora independiente de cine y televisión, Manifold Productions.Inc, logra el control de una entidad multimillonaria que maneja las plataformas oficiales de propaganda y comunicación. Todo parece indicar que se consolidará el apoyo mediático a las futuras peripecias protagonizadas por el Ejecutivo y continuarán las cada vez más comunes campañas de desinformación y subversión .
Asimismo, la investidura de John Ratcliffe para director de Inteligencia Nacional satisface un viejo anhelo de Trump, después de que el congresista por el Estado de Texas se convirtiera en uno de sus defensores durante el proceso de juicio político y en causante fundamental en la caída del ex fiscal especial, Robert Mueller, por su informe del Rusiagate.
Ratcliffe ya estuvo antes entre los candidatos, pero se retiró de la contienda cuando los legisladores republicanos señalaron su falta de experiencia para ocupar una asignación tan importante. No obstante, debido a la inestabilidad que padecen las distintas agencias, los demócratas decidieron aceptar la votación.
Asumir el puesto a estas alturas encierra gran complejidad en un contexto en el que Trump, además de discrepar públicamente sobre los resultados obtenidos por las investigaciones de los grupos de inteligencia, emplea los servicios para sus intereses políticos. De cualquier forma, el abogado asume la responsabilidad para “facilitar” la relación de dichos cuerpos con uno de los dignatarios que más los ha criticado .
En la misma línea se halla el archiconocido senador por el Estado de la Florida, Marco Rubio, con su nominación para presidente interino del Comité de Inteligencia del Senado. La investidura llega una vez que Richard Burr, anterior regente, dimitiera ante la indagación abierta en su contra por el Buró Federal de Investigaciones por presunto tráfico de información privilegiada para evitar pérdidas económicas a causa del nuevo coronavirus.
Mitch McConnell, líder de la mayoría del Senado, rompió con la tradición de ofrecer el trabajo al senador de más antigüedad y designó a Rubio. El político de padres cubanos, hasta el momento, mantiene en suspense cuánto durará su estadía al frente del organismo y si se despojará de la rectoría de la Comisión de Pequeños Negocios del Senado. Este representa otro paso en sus aspiraciones de instalarse más tarde que pronto en el Despacho Oval. Asignatura pendiente desde que quedara en el camino en las elecciones de 2016.
Considerado una de las flamantes estrellas republicanas, se le conoce, entre otras cosas, por su estrecha relación con los sectores reaccionarios y desafectos a los gobiernos de Cuba y Venezuela. Además, se ha visto involucrado en vergonzosas polémicas debido a declaraciones contra Corea del Norte, Rusia o China. Ahora, con acceso a información privilegiada y mayor alcance, se antoja todo un enigma su actuar en los intentos para incidir en América Latina.
En medio de un escenario sumamente convulso, agravado por la pésima gestión de la crisis sanitaria y en el que han quedado lejos las esperanzas de materializar una campaña electoral sin complicaciones, las señales apuntan a un intento de Donald Trump de robustecer la maquinaria imprescindible que le permita zigzaguear entre hostilidades y desafueros. Ya veremos si en esta ocasión le resultan los nombramientos.
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