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martes, 5 de noviembre de 2024

¿Gloria o cadalso?

Más allá de cambios de presidente, Estados Unidos urge de un cambio de mentalidad...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 28/10/2020
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Armas nucleares-E.U
“Tenemos el mejor armamento del mundo” ha dicho Trump, máximo responsable del trágico manejo de la COVID-19 en Estados Unidos. (Tomada de hispantv.com).

Un historiador imprescindible de nuestro país, el doctor Ramiro Guerra, ya afirmaba en 1935, en su magistral obra La expansión territorial de los Estados Unidos, que si Washington insistía en su originaria práctica de hacer “ley universal” de todas sus necesidades y caprichos sin respeto por los demás, entonces era imposible una convivencia internacional realmente justa y civilizada.

Se refería entonces al período en que la Casa Blanca montaba para América Latina la titulada política del “buen vecino”, en la cual-a su juicio-la administración de turno aparentaba, a partir de inmediatos intereses económicos y geopolíticos imperiales, “mutar” sus obsesas agresividad y expansión sobre nuestros pueblos por métodos pretendidamente menos ríspidos y violentos.

Era entonces un paso demagógico dictado por un momento histórico peculiar, al que indefectiblemente seguirían otra vez las intervenciones armadas, los golpes de estado y la injerencia más absoluta sobre los destinos, no ya de América Latina y el Caribe, sino de todas las naciones del orbe donde “peligrasen” los intereses Made in USA.

Al final, en poco menos de dos siglos y medio de existencia independiente de los Estados Unidos, la máxima de Teodoro Roosevelt de que “es ley y deber divinos” que el más fuerte doblegue y conquiste al más débil, sigue siendo, junto a otras teorías supremacistas, racistas y despectivas, un pivote clásico de la sociedad norteamericana.

Y Donald Trump, cuya contraseña en Twitter, maga2020 (Make America Great Again), resume su “razón de existir”, suma hoy entre los “líderes” locales con semejante pedigrí.

Obviando la muerte de más de 200 mil de sus compatriotas por una pandemia que minimizó todo el tiempo y de la que culpa a Beijing cada vez que puede, el presidente ha vuelto a apelar en su campaña electoral al tema del poderío militar estadounidense, del que se reclama “sagaz impulsor” frente al deterioro en que lo dejaron administraciones precedentes.

Así, en días pasados, en un acto proselitista en Wisconsin, vociferó que su país tiene "el mejor Ejército y armamento del mundo”, y se comprometió a mantener "la paz a través de la fuerza" si gana las próximas elecciones.

Insistió en que, al llegar a la presidencia norteamericana, "todo era viejo" y que los misiles, cohetes y armas nucleares del país "no estaban en las condiciones en las que tenían que estar".

"Ahora, insistió, poseemos las mejores armas jamás producidas por un solo país", espetó que "no hay nadie que tenga nada que se acerque a nuestro armamento", y subrayó que “el poder militar estadounidense es motivo de envidia de Rusia, China y Corea del Norte, así como de todos los demás países del mundo".

"Esperamos por Dios que nunca tengamos que usarlo. Pero tendremos paz a través de la fuerza", enfatizó el jefe de la Casa Blanca.

Entretanto, todavía está sobre el tapete la delicada cuestión de la prolongación o no del acuerdo START, suscrito entre Washington y Moscú desde los tiempos de la Unión Soviética para el control de sus respectivos armamentos nucleares, y que constituye el último de su tipo vigente entre las principales potencias atómicas del orbe.

Rusia, que se ha visto precisada a modernizar su defensa luego de que Trump se desentendiera del protocolo sobre misiles de corto y medio alcance, ha propuesto una prolongación automática del START, que caduca en febrero de 2021, una manera de abrir las puertas a negociaciones menos apresuradas.

No obstante, por aquello de “paz con el cañón sobre la sien del contrario”, Washington no solo ha contrariado toda variante de su interlocutor, sino que, además, con esa “agudeza” propia de seres superiores, pretende enredar a China en la letra del protocolo de manera de matar dos pájaros de un tiro estableciendo límites y supervisión sobre los arsenales nucleares de un gigante geográfico y poblacional que nunca ha tenido que ver con un acuerdo ligado a la era de la Guerra Fría.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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