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viernes, 15 de noviembre de 2024

Gobierno y guerrillas negocian la paz en Sudán

Algunos estudiosos opinan que Sudán necesita una paz sostenible para frenar la crisis política que le sacude desde el pasado año...

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Exclusivo 10/11/2019
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Conflictos en las regiones-Darfur
Al Bashir declaró en 2016 que los conflictos en las regiones de Darfur, Kordofán del Sur y el Nilo Azul terminarían ese año. (Tomada de nubareports.org).

Luego de 10 meses protagonizando eventos trascendentes, Sudán asume otro propósito con calibre similar: lograr mediante negociaciones pacificar su región occidental, actual escenario de la actividad guerrillera.

Ese objetivo no es nuevo, pero ahora se refuerza tras las manifestaciones populares que estremecieron al país desde diciembre pasado y que conllevaron al derrocamiento del presidente Omar Hassan al Bashir y al establecimiento de un gobierno cívico-militar provisional.

Lo anterior se refuerza hoy con la posible extradición del ex presidente para ser procesado judicialmente por la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, Holanda, acusado de crímenes de lesa humanidad en Darfur, decisión que causó encontronazos en una etapa en que se trata de negociar la paz con grupos guerrilleros. 

En la etapa del ex mandatario se avanzó en las conversaciones con los movimientos insurgentes, pero no se eliminaron las contradicciones básicas para incorporar a todos los grupos armados a un proceso de entendimiento y conciliación, en el cual se admitiera como fundamento central el intercambio de concesiones.

Se llegó a reducir un tanto la inercia de la pacificación, pero no a la velocidad requerida. Un importante paso se dio con los encuentros que posibilitaron el Acuerdo de Doha, Qatar, firmado en 2010 por representantes de Jartum y un fuerte grupo rebelde: el Movimiento de Justicia e Igualdad (JEM).

Para algunos expertos, Sudán necesita la paz como única forma de detener la crisis política que le sacude, y en ese ámbito apuntan las necesidades financieras por las que atraviesa el país.

Así, los cambios y concesiones que pueda hacer Jartum se vinculan con el requisito de estabilidad exigido por las instituciones internacionales para dar curso a nuevos créditos, los cuales podrían distender el contexto socioeconómico interno, algo que también demandaron los manifestantes en las demostraciones callejeras.

Sin embargo, existen otros argumentos que motivan al proceso negociador y su fin pacificador, por ejemplo: el desgaste general de los rivales, la necesidad de recomponer la gobernabilidad en las zonas afectadas por el conflicto, las razones humanitarias, incluyendo el asunto de desplazados y refugiados.

Además, hay una razón que obedece a su imagen hacia el exterior, precisamente de cara a Occidente, pues el Gobierno de la transición procura la paz con los rebeldes como una de sus principales prioridades para retirar a Sudán de la lista de promotores del terrorismo en África, según medios de la prensa europea.

Es precisamente aquí donde converge la exigencia de la CPI de juzgar al exgobernante, sobre quien pesa una orden de captura y la aceptación al respecto del partido Fuerzas para la Libertad y el Cambio, que emergió de las manifestaciones antigubernamentales y ahora requiere consolidarse.

Las partes se reúnen en Juba, capital de Sudán del Sur, y también hubo contactos en Addis Abeba, Etiopía, y a criterio de observadores en las negociaciones aparece como aspecto primordial la confección de un mapa de ruta, un calendario para la ejecución de cada cita que defina su orden del día.

Pese a que lo anterior puede resultar meramente burocrático entre hombres acostumbrados a la gestión militar, resulta importante porque su confección y puesta en práctica permitirá también el monitoreo y evaluación de cómo marcha el proceso, y permitirá precisar en cada momento a los mediadores en qué línea deben trabajar.

Lo que expone es un cuadro complejo que puede generar nuevas experiencias. En 2005 el país enfrentó una negociación que concluyó con la legalización del Movimiento Popular de Liberación de Sudán (SPLM), de John Garang y Salva Kiir, actualmente gobierno en la región meridional, territorio separado por referendo en 2011.

Así se entiende que la independencia de Sudán del Sur comenzó con un proceso de paz, lo cual, siendo un ejemplo, no se presume que sea necesariamente el camino de las actuales negociaciones, pues las condiciones son distintas, al igual que el contexto es diferente del existente en 2005

Una muestra del interés en que avancen las negociaciones se observó poco antes de su apertura oficial (19 de octubre), cuando el Movimiento de Liberación Popular de Sudán/ Norte (SPLM/N) se retiró de los encuentros preliminares porque el Ejército atacó una de las zonas donde se desempeña esa guerrilla en las montañas de Nuba.

Al otro día ese grupo insurgente retornó a la mesa de diálogo, tras declarar el gobierno un alto el fuego.

En la apertura de las conversaciones el presidente sursudanés, Salva Kiir, alentó a los participantes a “negociar de buena fe para llevar de vuelta la paz” a Sudán y amplió que si en el país vecino no hay paz, no la habrá en Sudán del Sur, conforme difundió Radio Tamazuj.

Es significativo que parte de esos eventos sesionen en Juba, la capital de Sudán del Sur, el más joven Estado africano —surgió como tal en 2011—, que concretó recientemente un acuerdo para la distensión, luego de seis años de guerra; la celebración allí de los encuentro guerrillas-gobierno sudanés aporta un matiz positivo.

En tanto, el general sudanés Mohamed Hamdan Dagalo, del Consejo Soberano por el Ejército, aseguró que el actual Gobierno, en Jartum, se compromete con lograr la paz, que —dijo— “es el único camino hacia el desarrollo”, e indicó que su equipo acudió a las conversaciones para negociar con los grupos guerrilleros con una mente abierta.

“Queremos iniciar conversaciones fructíferas y serias que logren la paz en Sudán”, sentenció el militar, quien con ese carácter antes estuvo relacionado con el mando de las operaciones en la conflictiva región de Darfur y luego fue el segundo hombre de la junta castrense que sucedió de inmediato a Al Bashir.

Motiva al optimismo el hecho de que el nuevo primer ministro sudanés, Abdalla Hamdok, cuya cartera es el resultado de la primera avenencia en la era post Al Bashir entre el Consejo Militar de Transición (CMT) y los representantes de la oposición ciudadana participó en el diálogo y visitó a los desplazados en la región de Darfur.

En la reunión están junto con otros grupos rebeldes: las Fuerzas Revolucionarias Unidas, el Nuevo Movimiento Sudanés de Justicia e Igualdad, el Movimiento de Justicia e Igualdad Democracia, el Movimiento Nacional para la Reforma y el Desarrollo y el Grupo de Desarrollo Kordofán.

Se precisa que el Movimiento Nacional para la Reforma y el Desarrollo y el Grupo de Desarrollo Kordofán formaron recientemente la Alianza Sudanesa para el Cambio, una unión de elementos que puede incidir en el contenido del intercambio, ya que puede reducirse el “paquete” de demandas rebeldes.

A mediados de septiembre se llegó a un acuerdo entre el gobierno y el SPLM/N de Kordofán del Sur, en el cual las partes se comprometieron a discutir temas políticos antes de los asuntos de seguridad en las conversaciones, lo cual al principio se planteó a la inversa y fue motivo de discusión.

Ahora se prevé que la fecha clave para las conversaciones sea el 21 de noviembre próximo, acerca de esa jornada los medios de prensa se refieren como la última oportunidad para alcanzar la paz y algo más peligroso, la ocasión para evitar la desintegración de Sudán.


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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