La idea de festejar el 24 de abril como Día Mundial del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz fue impulsada por el bloque de países no alineados ante el Consejo de Naciones Unidas en 2018, y su efectividad es positiva durante la actual pandemia de la COVID-19, en la que una mayoría de naciones —salvo la imperialista Estados Unidos (EE.UU.)— dan muestras de colaboración más allá de ideologías y simpatías.
Sin embargo, esta segunda festividad del multilateralismo y la diplomacia de paz propuesta por Venezuela como presidente pro tempore del Movimiento de Países no Alineados, demostró que desde la diversidad política e ideológica pueden tenderse puentes de solidaridad a pesar de que EE. UU. no cesa, en momentos tan graves como los actuales, de agredir con sus guerras, sanciones y amenazas a gobiernos con tendencias inclusivas para sus pueblos.
Incluso, la imperial nación, con la mayor economía del mundo, suprimió su ayuda la semana pasada a la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidad rectora a nivel mundial del comportamiento de la enfermedad, por “engañarlo” sobre la complejidad de la enfermedad. En una segunda medida, Washington prohibió la entrada de emigrantes a su país, dejando en alto grado de vulnerabilidad a quienes esperan una respuesta, mientras expulsa a miles de indocumentados sin amparo, pues las fronteras internacionales están cerradas.
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Naciones como Venezuela, Nicaragua, Cuba, Irán, Siria, entre otras, que sufren las unilaterales medidas extraordinarias de la Casa Blanca que impiden la llegada a sus puertos y aeropuertos del apoyo mundial, están exentas, además, de recibir la ayuda estadounidense, que beneficia a más de cien países.
El presidente Donald Trump, prototipo del ultraderechismo obcecado y brutal, no solo arreció el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba sino que puso ante las narices de Caracas su IV Flota, una amenaza de agresión militar contra un país que practica la diplomacia de la paz y lo ha invitado a sentarse a dialogar en igualdad de condiciones.
A pesar de la posición estadounidense, como una lección de soberanía, la manera en que los países del mundo han afrontado la pandemia demuestra que el multilateralismo es global y que la diplomacia en son de paz quiebra barreras de pensamiento y de idiomas.
Mientras Washington hizo oídos sordos al clamor de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto a la protección de sus poblaciones y utilizó sus consabidas mentiras para respaldar su economía mientras abandonaba a su suerte a la ciudadanía estadounidense, otras naciones, en cambio, ayudaron con sus médicos, científicos y personal sanitario.
A los 21 días de marzo, cuatro meses después del brote del nuevo coronavirus en la localidad china de Wuhan, y tras la muerte de 171 871 personas y 2,5 millones de contagiados a nivel global, con EE. UU. como centro de la pandemia en las Américas, se reconoce cómo la política del multilateralismo y la diplomacia para la paz han influido en el combate a la mortal dolencia.
En ese sentido, el secretario general de la ONU, António Gutérres, afirmó que esta crisis hay que abordarla con “responsabilidad compartida, solidaridad global”, convocando a una acción multilateral sin precedentes.
SOLIDARIDAD CUBANA
Cuba, que practica la diplomacia para la paz, demostró que es posible una convivencia sin guerras intestinas, y lo patentizó como uno de los garantes del Acuerdo de Paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) luego de brindar su territorio para las conversaciones entre las partes, culminadas en 2016.
No es de extrañar que la expresidenta de la Asamblea General de la ONU, la colombiana María Fernanda Espinosa, declarara en una visita oficial a La Habana que Cuba es un aliado imprescindible y estratégico para fortalecer el sistema multilateral en momentos complicados que generan un gran desafío. Palabras que cobraron especial relevancia en la actual pandemia.
Los médicos y el personal sanitario cubano, reconocido en más de 60 países por los beneficios llevados a sus poblaciones, una vez más se ofrecieron de manera voluntaria para ayudar a los necesitados de su colaboración en ese campo. Aun cuando Cuba sufre el recrudecimiento del bloqueo estadounidense, su gobierno revolucionario no tuvo reparos en acudir a las solicitudes recibidas de otros Estados en situación de emergencia.
Al cierre de esta nota, más de mil médicos, enfermeras y personal de salud pertenecientes a la brigada internacionalista Henry Reeve, especializada en epidemias y zonas de desastres, ya trabajan en 21 países. Dos de ellas se encuentran en las dos regiones más castigadas de Italia, otra en Andorra, varias en el Caribe y la última en salir fue hacia a Honduras, en Centroamérica, a donde acudió por primera vez en 1988 durante el huracán Mitch.
Cuba creó y produce el interferón alfa 2B recombinante, empleado con éxito en Wuhan, China, y otros 28 productos destinados al tratamiento de la COVID-19, puestos a disposición de los pueblos. Son 70 los países que hasta ahora han solicitado a las autoridades cubanas la adquisición de tales medicamentos para aliviar la situación de sus poblaciones, sin que para hacerlo mediara una similar línea de pensamiento político o ideológico.
Todo ello sin que por un instante el gobierno de La Habana descuidara a su pueblo, en una ardua batalla, apoyada también por la solidaridad mundial que conoce cuán difícil es vivir en un permanente bloqueo; bloqueo que impidió incluso la llegada a la isla de un avión con ayuda sanitaria de una fundación china porque era de procedencia estadounidense.
Grandes naciones con un importante cuerpo de científicos y expertos han desplegado su colaboración en decenas de países, muchos de los cuales carecen de una estructura sanitaria debido a la destrucción de los sistemas de salud pública por gobiernos neoliberales, en beneficio de los capitalistas.
China, con experiencia en el control de la pandemia, y Rusia, siempre en disposición de ayuda, juntos con Cuba, devinieron los principales centros de la colaboración internacional, enviando sus medicamentos y expertos a naciones europeas y latinoamericanos de bajo perfil sanitario.
Situaciones impensadas, como la conversación telefónica entre el asesor diplomático del presidente francés, Emmanuel Macron, y el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, en la que ambos diplomáticos se comprometieron a defender el multilateralismo en la lucha conjunta contra el nuevo coronavirus.
Wang resaltó que, en la cumbre extraordinaria de líderes del G-20 este mes, los jefes de Estado de ambos países instaron a la comunidad internacional a unirse en la lucha contra la pandemia, lo que dio un impulso importante a la cooperación mundial contra el brote y desecharon la idea de ir cada uno por su lado.
El diplomático de China, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, afirmó que la lucha contra la pandemia demuestra una vez más que la humanidad, que vive junta en una aldea global, posee un futuro compartido, e instó a enarbolar la bandera del multilateralismo en los esfuerzos conjuntos para abordar los diferentes desafíos globales.
Por su parte, el representante de Macron indicó la voluntad del gobierno galo de trabajar con China para defender el multilateralismo, impulsar la cooperación en el Consejo de Seguridad de la ONU y mejorar la cooperación de terceras partes en la asistencia sanitaria y desarrollo económico en África.
La pandemia demostró, con el paso de los días, la solidaridad mundial con naciones bloqueadas por EE. UU., y la solicitud de la inmediata derogación o flexibilización de las extremas medidas y sanciones de la Casa Blanca.
Cada día suman más los pueblos y gobiernos opuestos a la violencia de un régimen derechista que ha demostrado sus antivalores humanos.
En esta jornada, el multilateralismo y la diplomacia para la paz prevalecen en este bellísimo planeta Tierra, a pesar de los estertores de quienes viven de las guerras y del exterminio humano.
Ni Estados Unidos ha dejado de autoproclamarse gendarme internacional ni las naciones avanzadas en Ciencia y Tecnología son todas peones de Estados Unidos
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