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jueves, 31 de octubre de 2024

¿Por qué para Colombia?

Colombia atraviesa quizá uno de los momentos más cruciales de su historia reciente. Los muertos los ha puesto la clase media en las grandes ciudades del país y no pueden ser en vano.

Carolina Valencia en Orgullo de Santiago 06/05/2021
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Colombia-Protestas-calles
Colombia sigue en pie de lucha, ya que detrás de esa “buena intención” se esconden más reformas, como la de la salud, la pensional y la laboral. (Raúl Robleda)

Colombia está catalogado como el país más desigual de Latinoamérica y el más corrupto del mundo.   En 2013 el Paro Agrario o “Rebelión de las Ruanas” (atuendo campesino usado a manera de poncho elaborado con lana virgen de oveja que viene de la región cundiboyasence en el centro del país), fue desencadenado por la crisis del campo, generada por los altos precios de los insumos agrícolas, el ingreso al país de productos extranjeros debido a los tratados de libre comercio y al contrabando, las dificultades de acceso al crédito y a la propiedad territorial, entre otras. Ha sido la protesta más importante de las últimas décadas en Colombia y se llevó a cabo entre los meses de agosto y septiembre, un mes en el que el país se paralizó por los mítines, protestas, bloqueo de vías y cacerolazos diarios, en el que se estima participaron unas 200.000 personas. En ese momento el presidente era Juan Manuel Santos.

El 21 de noviembre de 2019, sectores de la oposición convocan nuevamente a paro nacional, al que denominaron “Contra el Paquetazo de Duque”,  en rechazo a las medidas económicas, sociales y ambientales que el nuevo gobierno de Iván Duque (quien representa al uribismo, corriente política dirigida por ex presidente Álvaro Uribe Vélez) empezó a tomar; así como por  los asesinatos de líderes sociales, indígenas y campesinos, la corrupción y las decisiones tomadas por el presidente sobre el Acuerdo de Paz firmado con la extinta guerrilla de las FARC-EP.

El caso más emblemático de esas jornadas fue el homicidio del joven estudiante Dilan Cruz, provocado por el impacto de una munición disparada por un agente del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios) según medicina legal, el 23 de noviembre mientras participaba de una movilización pacífica en el centro de la ciudad de Bogotá. Esas jornadas de paro del año 2019 dejaron un saldo de 273 heridos, 3 muertos, más de 98 detenidos y 53 allanamientos por partes de las fuerzas del orden. Y se registraron múltiples denuncias por abusos policiales.

Este ha sido el panorama reciente de los paros o movilizaciones en Colombia en los últimos años. Llega entonces la pandemia por Covid-19, las cuarentenas y restricciones que han ocasionado como en casi todo el planeta una tremenda recesión económica y la llegada tardía de la vacunación.  Así entonces, el panorama económico del país se ha visto seriamente afectado, aumentando críticamente la cifra de pobreza con respecto a la población total en un número cercano al 45% de la población; es decir, más de 3.6 millones de personas entraron a engrosar las cifras de pobreza monetaria, unos 80.000 negocios han dado cierre por causa del virus, y se teme que unos 6 millones de colombianos ingresaran a la condición de pobres debido a la pandemia.

El detonante del panorama de protestas de la última semana fue la propuesta de la nueva reforma tributaria propuesta por el ministro de hacienda Alberto Carrasquilla y presentada al Congreso de República con el nombre “Ley de la solidaridad sostenible”, la cual la mayoría de la población registra como abusiva, dado que pretende gravar con IVA algunos productos de la canasta básica como los huevos; también impuesto de renta a personas que ganen hasta dos salarios mínimos ($1.014.980 , unos 290 dólares) y afectaciones a las pensiones.

Esto ha desatado en la población un enorme descontento que se ha convertido en caldo de cultivo para lo que empezó el pasado 28 de abril, un nuevo paro nacional que se pretende sea indefinido. A pesar de que el país atraviesa una grave crisis con la pandemia ya que las UCIS de las ciudades capitales están en su mayoría al borde del colapso y se mantiene la cuarentena estricta, la población ha decidido salir masivamente a tomarse las calles, parques y plazas del país, a pesar de las alertas de contagio.  Después del mensaje del expresidente Uribe en Twitter, que por la presión social fue borrado por esta red social por violar la política de “glorificación a la violencia”; el presidente Duque pidió al Congreso de la República retirar el proyecto radicado por el Ministerio de Hacienda sobre la reforma tributaria y solicitó tramitar uno nuevo en consenso con los diferentes partido.

Las jornadas de protesta arrojaron las escalofriantes cifras de 35 civiles asesinados (7 verificados 28 en proceso de verificación) 4 mujeres violadas, 31 personas desaparecidas, 46 defensores de Derechos Humanos agredidos, según Human Rights International.  Las acciones de abuso de fuerza se  intensificaron en las ciudades de Cali y Bogotá, pero escaló a otras ciudades que hasta el sábado habían sido relativamente pacíficas, tales como Barranquilla y Cartagena en la Costa Atlántica, Armenia y Pereira en el centro o eje cafetero, y también Medellín; a pesar del anuncio del retiro de dicho proyecto y la posterior renuncia del Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla en horas de la mañana del lunes. Colombia sigue en pie de lucha, ya que detrás de esa “buena intención” se esconden más reformas, como la de la salud, la pensional y la laboral. Se anuncia la adhesión al paro del gremio de los taxistas, los camioneros, la Minga (concentración de indígenas de diferentes etnias) que llegará a Bogotá, los moteros y en general toda la población seguirá exigiendo el desmonte total de estas reformas, y la reestructuración tanto del ESMAD como de la cúpula de la policía.

Se necesita urgentemente una reforma estructural integral y definitiva que subsane tantos años de desigualdad social en todos los aspectos y que incluya en esa decisión a todos los actores políticos del país, con una reactivación económica que incluya entre otras propuestas una renta básica universal y tal como lo expresó en las últimas horas el expresidente Juan Manuel Santos, un nuevo contrato social, el respeto de los derechos humanos y la completa implementación de los Acuerdos de Paz.

Colombia atraviesa quizá uno de los momentos más cruciales de su historia reciente. Los muertos los ha puesto la clase media en las grandes ciudades del país y no pueden ser en vano. Es importante que la comunidad internacional mire hacia Colombia, porque como lo afirmó el periodista Pedro Brieger en días pasados ¡Colombia sí Existe!


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Carolina Valencia

Periodista Colombiana con experiencia en gestión pública y cultural


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