El empresario y político Luis Abinader resultó electo presidente de República Dominicana en unas elecciones consideradas extraordinarias, en las que el pueblo votó no por un partido, según analistas, sino por cambiar un gobierno acusado de corrupción y vínculos con la mafia del narcotráfico.
La acción comicial ocurrió en medio de la pandemia de la COVID-19, que afecta en gran medida a la nación de unos siete millones de habitantes. Se estima que hay más de 35 000 contagiados y más de 800 fallecidos desde que la enfermedad penetró en suelo dominicano en febrero último.
Aun cuando no son conocidos los resultados finales de los comicios generales del pasado domingo, Abinader ya sobrepasaba este lunes el 54% de los votos (por encima del 50% exigido), lo que hace irreversible su victoria contra los candidatos del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y de
Fuerza del Pueblo, que le seguían en orden de preferencias.
Postulado por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), y llevando como vice a Carolina Mejía, hija del expresidente Hipólito Mejía (2000-2004), el nuevo mandatario que asumirá el próximo 16 de agosto ofreció durante su campaña una serie de mejoras a la clase media, en especial, pero también el rescate de asuntos pendientes, como la salud y la educación, para el espectro social del país.
Al frente del gobierno durante 16 años, el PLD, a pesar de los éxitos económicos (la nación caribeña crecía en torno al 6% sostenido anual), recibía el rechazo de la población por sus conocidos negocios sucios, lo que llevó a la población a las calles en varias oportunidades contra las dos administraciones de Danilo Medina, ahora saliente.
Para la politóloga Olaya Dotel, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el crecimiento, más allá de las cifras oficiales, ¨no logró traducirse en mejoras notables en las condiciones de vida de la población, por su incapacidad distributiva¨.
Dotel aclaró que ¨ el gran problema del desarrollo económico del país es que crece a partir de actividades altamente concentradoras de la riqueza y las actividades que más empleos producen son las que ofrecen bajos salarios y grandes exenciones fiscales¨.
En su criterio, uno de los temas que suscitó más rechazo entre la población es la falta de procesos civiles contra personas acusadas de corrupción y la impunidad que las rodea como consecuencia del control que ejerce el gobierno saliente sobre el sistema judicial.
Ello ha imposibilitado, consideró, que las acusaciones de corrupción tengan sentencias y que algunos de los principales casos no hayan sido siquiera acusados.
Los resultados comiciales demuestran que los dominicanos emitieron un voto de protesta contra las políticas de Medina, las acusaciones que mancharon a sus ministros y funcionarios en el escándalo de la constructora Odebrechet, que chantajeó con millones de dólares a dirigentes políticos y empresarios a cambio de nombramientos de obras públicas en sus países.
A ello se unió la división entre Medina y el exmandatario en tres ocasiones Leonel Fernández, quien se separó del PLD y fundó el partido Frente del Pueblo, que nunca llegó al 10% de la preferencia pública en estos comicios.
Por tanto, la victoria de Abinader, postulado por segunda vez a la presidencia, hay que interpretarla como un castigo a la clase política corrupta y benefactora de los grandes capitales. Nadie duda que si en enero del próximo año el nuevo mandatario no ha tomado providencias al respecto, de nuevo la población se manifestará en las calles de la hermosa nación caribeña, que comparta la isla La Española con la empobrecida Haití.
Para el periodista Elvin Calvaño, existía en la población dominicana un malestar generalizado contra el PLD y consideró que no hay entre las masas una ideología, resultante de un sistema neoliberal que destruye la educación y la cultura general y política, por lo cual la votación apuntó a salir de una administración hundida en sus males y una promesa de cambio.
En su opinión, las masas dominicanas no se mueven por temas ideológicos, pues en este proceso electoral no hubo siquiera debates de programas entre los postulados a la presidencia y al Congreso Nacional, por lo tanto no se voto por un programa determinado.
El sociólogo dominicano Carlos de Peña Evertsz estimó, en torno al tema, que si aunque el crecimiento económico propició el desarrollo de mayor infraestructura de educación y la salud, esto no implica que los grandes problemas en estos sectores estén resueltos.
"El gobierno saliente, afirma, deja un país con grandes precariedades en el tema de la salud al no desarrollar la atención primaria como estaba pautada en la Ley General de Salud y de Seguridad social y sin una infraestructura de educación, con grandes carencias de conciencia cívica, de vocación ciudadana, de formación holística".
Evertsz se refirió también ante la prensa al tema de la seguridad ciudadana, ¨en el que deberíamos tener indicadores más avanzados y en especial en cómo el narcotráfico ha penetrado en la vida de los barrios, cómo la droga se convirtió en un factor importante para los jóvenes en las comunidades¨
Sin discusiones entre los postulados debido a la pandemia, con pocos actos públicos, el PRM de Abinader prometió que ¨El cambio va¨, como meta, pero a ciencia cierta nadie sabe que está dispuesto a mudar de aires este economista de 52 años, oriundo de la provincia de Santiago.
Procedente de una familia acomodada, su padre, José Rafael, fue vicepresidente del PRM y fundador de la Universidad Dominicana O&M.
El hombre que regirá los destinos de ese país con una economía basada en el turismo, las remesas que envían dos millones de dominicanos en el exterior y una zona franca, estudió en dominicana y luego hizo en Estados Unidos varios posgrados en Cambridge, Harvard y Dartmouth sobre temas financieros.
En la actualidad es presidente ejecutivo de una compañía de desarrollo turístico denominada Grupo Abicor y vicepresidente de la empresa Cementos Santo Domingo.
Para analistas, según notas publicadas en la prensa local, hay una gran expectativa en la población, en espera de que el mandatario electo se pronuncie por un programa definido para su administración, aunque anunció la creación de 600 000 nuevos empleos y un mayor presupuesto para la educación y la salud.
No olvidan tampoco que en el PRM confluyen hoy varios sectores progresistas, que también colaboraron en su victoria, por lo cual la incógnita es qué pasará luego que la nueva administración asuma dentro de poco más de un mes.
Por tanto, es un riesgo que los votantes quisieron correr, en aras de cambiar el sistema político imperante, ya sin prestigio a lo interno.
La Junta Central Electoral (JCE), que prometió tendría a más tardar este miércoles todos los resultados electorales, anunció que el PRM ganó 19 escaños en el Senado, a nivel nacional, con lo que se apodera del control de ese órgano y hará más fácil la función del Ejecutivo entrante.
El PLD obtuvo cinco bancas, el Partido Reformista Social Cristiano, otras cinco, Fuerza del pueblo, dominicanos por el Cambio y Bloque Institucional Social Democráta, una cada uno.
Ahora falta conocer cómo se distribuyeron los 190 escaños entre los aspirantes a diputados de las diferentes formaciones electorales.
El presidente de la JCE, Julio César Castaños Guzmán, dio un plazo de 48 horas para que se conozcan los resultados totales.
Considerado el corazón de las Antillas, y segundo país más grande del Caribe, luego de Cuba, República Dominicana siempre ha sido una presa codiciada por los imperios en épocas pasadas, entre ellos Estados Unidos, que en varias ocasiones ha intervenido militarmente, la última de ellas en 1965.
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