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domingo, 17 de noviembre de 2024

Pueblo venezolano defiende en las calles su Revolución (+Video)

Bloqueo total imperialista consolida resistencia popular...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 12/08/2019
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Nicolás Maduro-Movilización-Venezuela
Maduro encabezó la marcha de las fuerzas revolucionarias en Caracas, donde reafirmó la necesidad de superar la arremetida imperialista con más producción nacional. (Foto: VTV)

En su enfermiza obsesión por derrotar la Revolución Bolivariana, el gobierno del ultraderechista estadounidense Donald Trump elevó a la categoría de bloqueo económico total las medidas unilaterales que viene aplicando contra el pueblo de Venezuela, al que sin éxito intenta doblegar por hambre y enfermedades.

A Trump, multimillonario triunfador en el negocio inmobiliario pero inexperto y controvertido político, poco le importa cómo afectarán sus extremas regulaciones a un país cuyo único delito es defender su independencia, alcanzada hace dos décadas cuando emprendió el camino de la construcción del socialismo.

Con el sarcasmo como política, el rubio presidente se empina para tratar de convencer a otros gobiernos que el bloqueo está solo dirigido a llevar a la ruina a la quinta nación exportadora de petróleo a nivel mundial donde, en su opinión, está instalada lo que él llama dictadura del presidente constitucional Nicolás Maduro.

Hay que ser muy ingenuo para considerar que Trump se preocupa por el destino que podrían vivir un poco más de 32 millones de venezolanos cuando su interés es pasar a la historia como el presidente que derrocó la Revolución Bolivariana y se apoderó del indispensable crudo.

Venezuela es una piedra en el zapato de las distintas administraciones que han ocupado la Casa Blanca en las dos últimas décadas por su poder de resistencia, solo comparable al pueblo cubano que desde hace 60 años vive bajo el bloqueo económico, comercial y financiero de esa misma potencia y ahí está, digna y devenida paradigma de los revolucionarios en el mundo,

El régimen ultraderechista estadounidense se hace el miope. Cree que le hace un favor a la nación suramericana al tratar de eliminar al proyecto socialista y revertirlo en un régimen capitalista. Eso sí, fingiendo una nobleza que está muy lejos de sentir, Washington trata de suavizar su posición cuando afirma que las sanciones no van dirigidas a hostigar ni castigar al pueblo.

Olvidan sus estrategas que esta Venezuela no es la de hace 20 años atrás,  que ahora los pobres de antes han ganado conciencia política y confían su Revolución en la unión cívico-militar y en sus propias fuerzas. El pueblo, y lo ha demostrado en su resistencia y valentía para enfrentar los problemas económicos y de violencia, no responsabiliza a su gobierno de la actual situación, en tanto entiende que se trata de la ambición imperial por apoderarse de los grandes recursos naturales existentes en el suelo nacional.

En su habitual hipocresía, intrínseca del sistema imperial, Estados Unidos (EE.UU.) se dice ¨preocupada¨ por los derechos humanos en Venezuela mientras activó una nueva orden ejecutiva dirigida a reforzar las acciones de prohibición a empresas o ciudadanos estadounidenses de contraer cualquier nexo con el Estado venezolano, o podrían ser incluso encarcelados.

Lea también: Nuevas sanciones de EE.UU. acosan a Venezuela

La acción punitiva incluyó además el embargo de todos los bienes y activos del gobierno venezolano en EE.UU. los cuales no podrán ¨ser transferidos, pagados, exportados, retirados o tratados de ninguna otra manera¨, de acuerdo con la normativa.

De inmediato reaccionó la Cancillería en Caracas. En una nueva denuncia ante  la comunidad internacional, Venezuela afirmó que la nueva agresión, catalogada de terrorismo económico ¨pretende formalizar el criminal bloqueo económico, financiero y comercial ya en marcha¨.

El ministro de Exteriores, Jorge Arreaza, detalló que el cerco prohíbe el acceso del Gobierno y la estatal Petróleos de Venezuela a fuentes de financiamiento, ordena el congelamiento de miles de millones de dólares en la banca internacional, persigue las operaciones con oro y criptomonedas, confisca bienes y activos, entre otras acciones lesivas del derecho internacional.

La agencia venezolana de noticias (AVN) afirmó que hubo voces de rechazo entre reconocidos economistas de indiscutida afiliación opositora, cuyos argumentos dieron al traste con la narrativa de que el único afectado por la medida sería el Ejecutivo bolivariano.

Con un gobierno socialista que denuncia, discute, busca soluciones económicas, y una población fiel al ideario del líder histórico de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, y a Maduro, actual mandatario y seguidor de su legado político, luego de 20 años de confrontaciones, los viejos halcones imperiales creyeron que los continuos abusos habrían derrocado ya a la Revolución Bolivariana, que, sin embargo, subsiste y da ejemplo al mundo.

El presidente legítimo y su equipo de dirección, mujeres y hombres probados en la lucha iniciada cuando Chávez ganó las elecciones de 1998 y de inmediato fue atacado –incluido un frustrado golpe de estado–  cada día intentan salvar por diversas vías un proceso político que dio un giro de 160 grados no solo a su país sino que también colabora aun, en medio de la guerra declarada por la Casa Blanca, con otras naciones de América Latina y El Caribe.

El pasado sábado, el pueblo venezolano, una vez más, se concentró para repudiar las últimas medidas de Trump firmadas a principios de la pasada semana, en pos de —declaró el Departamento de Estado— acelerar la caída de la ¨dictadura¨, refiriéndose al gobierno electo en las urnas en 2018 por mayoría contra otros tres contendientes.

En otra gran jornada de reafirmación política y de apoyo a su gobierno, una masa compacta de personas se reunió en Caracas y en localidades de los 27 estados del país en repudio al bloqueo y la guerra no convencional, aun cuando aviones espías de EE.UU. han sobrevolado el país en provocaciones dirigidas a fomentar la invasión militar directa.

Ese día, la Revolución Bolivariana instó a la recogida de firmas no solo en suelo venezolano sino también en todos los países que quisieran rechazar el bloqueo absoluto en su contra.

En esta lucha pulso a pulso, EE.UU., con su histórica prepotencia, dispuesto a reimplantar la anacrónica Doctrina Monroe, quiso poner en crisis mayor al gobierno suramericano, pero se encontró con un valladar ante la respuesta masiva internacional a favor de que suprima su exterminadora medida.

En las últimas horas, Maduro decidió la interrupción de las conversaciones a las que siempre ha accedido con la oposición más extremista, que se venía celebrando en el caribeño Barbados.  

El Mandatario explicó a su pueblo y a la opinión pública mundial que no podía continuar las conversaciones, pues mientras se trata de dar una oportunidad a la paz, sus interlocutores abiertamente apoyan las medidas de Trump.

En esas condiciones descarto la posibilidad, anunció, de proseguir el diálogo aun cuando la Revolución bolivariana siempre abogó por una salida negociada para dirimir las diferencias y establecer condiciones de convivencia política. ¨Las acciones hipócritas de la derecha extrema, precisó, conllevaron a tomar una posición de dignidad¨—A pesar de los planes agresivos de los opositores, incluido el autoproclamado presidente interino Juan Guaidó que intentaron el magnicidio, conatos golpistas y peligrosas sugerencias a la invasión militar extranjera para revocar al gobierno la Revolución demostró su nobleza  y tendió la hoja de olivo a los asesinos de cientos de venezolanos en sus acciones violentas.

No solamente Guaidó bombardeó el diálogo patrocinado por Oslo, Noruega, donde se celebraron dos rondas, y luego por su iniciativa trasladado a Barbados. Los asesores de Seguridad Nacional y para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, John Bolton y Elliot Abrams respectivamente, atacaron profusamente esta mesa de conversaciones y acusaron a la dirección escandinava de pretender “comprar tiempo para el dictador Maduro”, una afirmación mentirosa y sin cimiento alguno.

Venezuela está preparada en todos los órdenes. El gobierno, el pueblo y las instancias militares saben que EE.UU. no se detendrá en su carrera suicida. Pero también están conscientes de sus fortalezas materiales y espirituales para enfrentar al más brutal de sus enemigos.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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