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viernes, 1 de noviembre de 2024

República Centroafricana: Una ofensiva postelectoral

La violencia retornó con fuerza a República Centroafricana, pero en esta ocasión con carácter postelectoral, aunque continúa asociada a definiciones de cómo distribuirse el poder en ese país, uno de los más pobres del mundo…

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Exclusivo 24/01/2021
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República centroamericana-niños
Una generación que se pierde entre conflictos bélicos.

Las elecciones ganadas por Faustin Archange-Touadéra no constituyeron de inmediato un bálsamo sanador para la democracia en la República Centroafricana (RCA), al contrario, reavivaron viejas ansias de poder que históricamente angustiaron su rutina institucional.

Si bien los comicios presidenciales ganaron el interés continental por las posibilidades de que avanzaran por la senda de la ley y el orden, nunca se descartó que la violencia —de diverso tipo— los matizara, tras muchos años de polarización política y fricciones comunitarias.

Esa situación es similar a la tradicional narración del cántaro que tanto da en la fuente, hasta que se rompe; en este caso tantas contradicciones destrozaron el proyecto de avenencia y aunque la consulta se realizó y triunfó Archange-Touadéra, el sabor de la victoria aún es indecible.

Luego de un lapso de amenazas con invadir Bangui, la capital, bloquear vías de acceso y atacar localidades cercanas, la rebelde Coalición de los Patriotas para el Cambio (CPC) optó por desatar una amplia ofensiva armada contra la ciudad, ahora defendida por la Misión de la ONU en el país (Minusca) y sus aliados.

Según el primer ministro, Ngrebada Firmin: “Los asaltantes, que llegaron en gran número con la intención de tomar Bangui, fueron contenidos en forma enérgica”, y señaló que se “peinaban” los sectores norte y sur capitalinos por donde atacaron en la segunda semana del mes de enero.

El resumen de la primera oleada de la ofensiva fue de unos 30 insurgentes muertos y un casco azul de la ONU, así como otro herido y algunos rebeldes detenidos: Tras largas horas de disparos y enfrentamientos, la dinámica citadina quedó paralizada mientras que en la población persistían los temores por su seguridad.

Asimismo, el primer ministro Firmin afirmó que: “Las investigaciones permitirán conocer a todos los autores, coautores y cómplices de este operativo para desestabilizar las instituciones”, que para observadores contó con el respaldo del exgobernante Francois Bozizé, un político excluido de participar en las pasadas presidenciales.

La historia de Bozizé recuerda que gobernó entre 2003 y 2013, luego de derrocar en 2003 al entonces presidente, Ange-Félix Patassé y en 2013 debió huir a la República Democrática del Congo, cuando la coalición insurgente Seléka tomó el Palacio Presidencial en Bangui.

Sin embargo, su eliminación de la nómina de candidatos presidenciables obedeció a una decisión del Tribunal Constitucional al considerar que sobre el político pesaba una orden de detención y también se refirió a la realización en sus 10 años de mandato de detenciones arbitrarias, secuestros y torturas, acorde el portal digital Africa News.

Además, el gobierno le acusó de preparar un golpe de Estado, lo cual no sería una novedad en su expediente, así como de respaldar a la CPC, la alianza variopinta que desde su presencia en el cuadro político solo se pronunció claramente contra la celebración de las elecciones y sus demás propósitos permanecen inmersos en la niebla.

Las investigaciones esclarecerán cómo la coalición insurgente se decidió después de muchas amenazas a marchar contra Bangui en una operación bélica vana y que neutralizó el conjunto de fuerzas de seguridad nacionales y extranjeras, a la vez las pesquisas definirán si la ofensiva concluyó totalmente o no.

Pero lo que de inmediato ayuda a comprender las razones de esa violencia insensata está en las escasas soluciones dadas durante largo tiempo a los problemas socioeconómicos de la República Centroafricana, donde además del conflicto bélico por el mando también ocurre una crisis humanitaria de temer.

Tras el derrocamiento de Bozizé en 2013 emergió una expresión sectaria de la ejecución de la autoridad con las facciones de Seleká (Alianza) de Michel Am-Nondokro Djotodia, cuyo gobierno de pocos meses de existencia apenas ayudó al país en la solución de sus dilemas internos, entre ellos el de la convivencia.

Contrario a Seleká —de mayoría confesional musulmana—, y para evidenciar la ingobernabilidad y los enfrentamientos, surgió otro grupo comunal, las milicias antiBalaka, (antiMachete) integradas mayormente por cristianos; los restos de ambas creaciones de la década pasada están presente hoy en la CPC.

El recientemente reelecto Faustin Archange-Touadéra llegó a la presidencia en 2016 en un ámbito de transición política compleja y trabajosa, pese al respaldo de la Minusca y sus aliados, así como la voluntad reparadora de la Unión Africana en favor de una población que merece la paz y la seguridad.

Ahora, Archange-Touadéra comienza su segundo mandato presidencial en medio de una turbulencia con la que algunos pretenden empeorar el clima político de República Centroafricana.


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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