¿Show o difusa realidad?

A juzgar por lo que escribe buena parte de la prensa norteamericana sobre el “lance” de su presidente con la COVID- 19, de la que asegura haberse librado en setenta y dos horas, el controvertido episodio deja más dudas y recelos que euforia y reconocimiento en torno al aludido personaje.

En efecto, en la madrugada del pasado viernes  se supo que el jefe de la Casa Blanca era positivo al nuevo coronavirus, y que en la lista de afectados estaban además su esposa y un número no precisado de colaboradores, socios y servidores.

Algo así como lo que los protocolos médicos cubanos califican de “evento de transmisión autóctona”, pero esta vez allá, en las orillas del Potomac.

Trump sería despachado más tarde al hospital Walter Reed, donde se supone que fue tratado con tal “habilidad” en la nación más contaminada de coronavirus del planeta, que en apenas setenta y dos horas regresó a la Oficina Oval en medio de un festival mediático dedicado a confirmar su estirpe de “hombre duro e invencible” que debe seguir guiando los destinos de la nación “más poderosa del mundo”.

Todo sobre imponentes lagunas en la información pública, como el lugar donde el presidente se supone contrajo la pandemia, la fecha exacta en que le fue detectada, su asistencia (posiblemente contaminado y hasta sabiéndolo) a varios actos de recaudación de fondos para su campaña electoral y a una ceremonia a escala de la casa de gobierno donde pretendió imponer a su candidata a la vacante en la Corte Suprema de los Estados Unidos, desconociendo el procedimiento de que ello constituye una prerrogativa del presidente que resulte electo en noviembre.

De hecho, indican algunos articulistas, Donald Trump no solo ha denostado de las medidas de control de la COVID-19 y pretendido minimizar sus fatales y masivos efectos en su propio país (más de siete millones de enfermos y 210 mil muertos), sino que además pudo haber propagado el virus entre muchos de los que tuvieron que acercársele en estos días previos a la divulgación de su contagio personal.

¡Estoy mejor que hace 20 años! dijo no obstante a las cámaras a su regreso desde el centro asistencial, pero no hubo la menor referencia al resultado de los test que se suponen necesarios a la hora de dar el alta a un paciente de la pandemia, por lo que algunos dudan de la existencia de esas comprobaciones, e incluso  de si el presidente  realmente estuvo enfermo.

Mientras varios expertos en salud han considerado la  presumible infección de Trump como “una muestra de la vulnerabilidad de Estados Unidos ante la plaga, cuyos efectos fueron minimizados durante meses por el presidente.”

Las realidades, no obstante todos estos episodios, parecerían estar lejos de las aspiraciones reeleccionistas del actual ocupante de la oficina oval, a juzgar por recientes sondeos de opinión.

Así, la cadena CNN constató mediante encuesta que, para este martes seis de octubre, la correlación de preferencia entre los posibles votantes norteamericanos era de 57 a 41 por ciento a favor del demócrata Joe Biden.

Según la misma fuente, el candidato del partido azul lidera los apartados relativos al posible manejo de la salud pública y la lucha contra el coronavirus,  el combate a la desigualdad racial, la seguridad pública, y el enfrentamiento al crimen.

La indagación de la CNN precisó también que Biden supera al gobernante republicano entre las mujeres por un margen de dos a uno, “lo que significa un aumento con relación a un sondeo de septiembre que puso su ventaja en 20 puntos porcentuales.”

Pero con todo, nada está dicho aún en los Estados Unidos en materia de victoria electoral en noviembre, mucho menos cuando es evidente que un egocéntrico de las dimensiones de Trump no va a aceptar ni acatar fácilmente un golpe fatal en las urnas.