La contundente victoria de la alianza izquierdista Unión por la Esperanza (UNES) en la primera vuelta, y en medio de la sucia campaña contra sus candidatos Andrés Arauz y Carlos Rabascall, demuestra la intolerancia del pueblo hacia los desacreditados partidos conservadores en Ecuador.
No hay registro de aspirantes que hayan transitado por un camino tan tortuoso como el que anduvo este binomio nacido del movimiento correísta, o sea, de seguidores del pensamiento inclusivo y humanista del ex presidente Rafael Correa, de quien Arauz fue ministro en su último mandato.
Con 36 años cumplidos un día antes de las presidenciales, cuando también se votaron los 127 escaños de la Asamblea Nacional, el postulado de la UNES se muestra confiado de que el próximo 11 de abril ganará el Palacio de Carondelet, de donde saldrá el repudiado públicamente Lenin Moreno, el hombre que, siguiendo órdenes de Estados Unidos, destruyó los beneficios de la Revolución Ciudadana y reimplantó el sistema económico neoliberal.
El presidente saliente dirigió un gobierno que entregó recursos naturales e institucionales básicos para la hasta entonces próspera economía nacional y fue incapaz de implantar un sistema de enfrentamiento a la Covid-19. Según datos del ministerio de Salud Pública en el llamado país meridiano del mundo la pandemia deja 258 000 casos acumulados, mientras que los fallecimientos ascienden a 15 012.
En medio de esta desastrosa situación, el Consejo Nacional Electoral (CNE) aseguró que la participación en los comicios fue de algo más del 70%, un número elevado si se considera las cifras resultantes de la pandemia del nuevo coronavirus.
CIFRAS IRREFUTABLES
Las cifras son irrefutables. Cerraron los colegios electorales cuando quedaban cientos y cientos de personas por votar porque la llamada operación tortuga, o sea, la lentitud de los empleados en tramitar el voto, dejó fuera del proceso a una buena parte de la ciudadanía, lo que se consideró una irregularidad por parte de observadores internacionales.
Incluso hubo que suspender las elecciones al Parlamento Andino, ese día 7 porque el ente electoral no pudo garantizar las papeletas. Los enemigos del UNES incluso intentaron que se suspendieran los comicios, pero triunfó la sensatez y solo se cambiaron de fecha.
La dupla de la UNES tuvo que librar una dura batalla para poder inscribirse en la contienda. Una de las primeras medidas puesta en práctica por los enemigos de la Revolución fue impedir que Correa se inscribiera en las candidaturas como vicepresidente de Arauz porque estaba inhabilitado políticamente, luego de ser condenado a ocho años de prisión en ausencia en el caso Sobornos.
El ex presidente, quien reside desde que terminó su mandato en Bélgica, de donde es oriunda su esposa, fue acusado, al igual que la mayoría de los dirigentes del partido Alianza País –timón político de la Revolución- de participar en hechos delictivos cuando eran gobierno.
Algunos se exiliaron, otros permanecen detenidos y algunos, exvicepresidente Jorge Glass, cumplen penas en la cárcel.
Arauz, formado en las ideas de Correa, economista como él, dispuesto a retomar el camino político existente antes de la traición de Moreno, ha sido masacrado por los partidos de la derecha, los medios hegemónicos de comunicación, las redes sociales, las calumnias y mentiras de los oligarcas.
Enfermo y recuperado de la Covid-19, Arauz no pudo realizar una campaña en la misma dimensión que los 15 binomios restantes, pues incluso la UNES no poseía fondos suficientes para grandes espectáculos promocionales.
Por eso anduvo a pie y en bicicleta por una gran mayoría de territorios del país, y anunció que pronto volverá de vuelta a las calles, de inmediato que conozca quien será su rival en segunda vuelta.
Lo que está por dirimir ahora es quién de los dos rivales más cercanos a Arauz tratará de vencerlo en segunda vuelta: Ellos son Yaku Pérez, de Pachakutik (PK) quien hasta ahora tenía el 19,87% de las papeletas, frente al banquero conservador Guillermo Lasso, de la alianza CREO-PSC, con el 19,59 por ciento, lo cual, hasta ahora, clasifica como "empate técnico".
El panorama político es peliagudo. El líder de Patakuti, abogado, con lenguaje populista, es un político conocido en el país andino. Él no critica al capitalismo ni plantea la necesidad de su superación histórica, pero no cesa en sus ataques a los ¨gobiernos dictatoriales y fraudulentos” según sus declaraciones- sobre Bolivia, Venezuela y Nicaragua. Aparece como un alineado con el régimen de Estados Unidos, cuyas directivas apoya.
Su radiografía política demuestra que, al igual que Lasso (al que consideran segundo hombre del régimen de Moreno) favorece la eliminación de los impuestos a la salida de divisas, un tema hipersensible para la oligarquía nacional.
Este individuo enemigo de Correa y el proceso revolucionario, en el balotage del 2017 solicitó a los pueblos originarios que votaran por Lasso y aseguró que ¨es preferible un banquero que un dictador¨.
Lasso, militante del Opus Dei, dijo que si no llegaba a la segunda vuelta apoyaría a Pérez a fin de derrotar el ¨totalitarismo populista¨ que, según confirmó, ¨está satánicamente encarnado en la figura de Rafael Correa¨.
PACIENCIA Y MÁS PACIENCIA
Habrá que tener paciencia. El CNE instaló una sesión permanente en su sede para revisar las actas que presentan irregularidades.
La titular del órgano, Diana Atamaint, anunció que revisarán las actas con novedad y recordó que el Código de la Democracia les da 10 días para ellos. "Los resultados son preliminares y hay un empate técnico, pero no es oficial quién pasa a la segunda vuelta", dijo la presidenta.
Ello significa que un 13,6% de las actas de escrutinio entraron a un nuevo análisis, ya que se están moviendo algunas voces contrarrevolucionarias sobre un presunto fraude electoral, lo cual resulta muy peligroso en las circunstancias en que ganó Arauz.
Hasta las 00:00 del pasado martes, el 98,34 % de las actas estaban procesadas, con el resultado de que un porcentaje importante estaban suspensas por inconsistencias numéricas o en las firmas.
Su revisión, lo cual incluye el reconteo de votos, determinará quién pasará a la segunda vuelta electoral.
La diferencia de votos entre Pérez y Lasso era de 22.367, según las cifras oficiales: el primero con el 1 570 865 votos y el segundo con 1 548 498; por lo cual, el vicepresidente del CNE, Enrique Pita, dijo que este 13% por ciento de las actas suspensas representan más de 1 670 000 votos, cuya revisión definirá quien continúa en la contienda.
En opinión de algunos analistas, aunque la UNES ganó con el 32% el pasado día 7, el binomio obtuvo un resultado menor al esperado. Aun existen importantes grupos populares de opinión que identifican el mal gobierno de Moreno con Alianza País, partido fundado por Correa y del cual el saliente presidente no solo escaló a Carondelet sino que robó el nombre.
La confusión incluso se explica porque cuando Correa, que terminaba su mandato, lo propuso para sustituirlo –sin pensar en que escondía un traidor- y ganó en primera vuelta casi con un 40 por ciento.
Lo que se juega el 11 de abril es, como se observa, una batalla entre dos modelos de país; el socialista y el neoliberal.
La UNES, como una fresca bocanada, es la mayor fuerza política en Ecuador y –si los demás partidos y ex cantidados juegan limpio- capitalizará del primer lugar obtenidos en las elecciones para la segunda vuelta y se acercará a los jóvenes en especial los votantes de la Izquierda Democrática.
Si el adversario es Lasso, se inclinará según previsiones, por los indígenas de izquierda de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, la organización indígena más grande de Ecuador, formada en 1986.
Queda el movimiento Pachakiutik, visto con ojeriza por sectores acomodados dada la posibilidad de que ese pueblo indígena acceda al poder.
En este contexto, bastante peligrosos, se aproximan meses duros para el binomio de la UNES, debido a la persecución de que han sido víctimas, la radical postura del sistema judicial en su contra, y las maniobras para sabotear el proceso comicial.
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