La selección cubana de fútbol estaba obligada a vencer a su rival de Belice por cuatro goles de diferencia, si quería avanzar como uno de los dos mejores terceros puestos, a la fase de cuartos de final en la Copa de Oro, con sede en varias ciudades de Estados Unidos.
Así, en su tercer duelo de preliminares por el grupo C, el director técnico granmense Walter Benítez llevó sus mejores argumentos a la cancha del estadio Rentschesler Field, en East Hartford, Connecticut para buscar los goles que necesitaba a fin de sacar al conjunto de Martinica y meterse en la siguiente ronda. Y sus alumnos aprobaron esta "asignatura de la supervivencia" con cuatro soberbias dianas para el resultado final de 4-0.
El panorama se tornaba sumamente escabroso. Martinica, tercero de la llave A, poseía dos goles a favor y cuatro en contra (-2), mientras cubanos y beliceños exhibían un tanto positivo y siete negativos (-6), con lo cual solo los salvaba un resultado por más de cuatro dianas de diferencia.
Y Cuba se llevó "el gato al agua", apoyada en una actuación histórica-además de sensacional desde el punto de vista técnico-, del volante de llegada espirituano Ariel Martínez, quien marcó tres goles impecables.
Ariel se convirtió en una sombra para los defensores beliceños. Con su velocidad y buenos regates, incursionó en reiteradas ocasiones en el área chica. Y el fútbol le premió tantos aciertos. Así, abrió el marcador al minuto 37, y en el segundo tiempo continuó con su racha goleadora para aumentar las cifras a los minutos 62 y 83. Pero hasta ahí, no les alcanzaba a los alumnos de Benítez. Entonces, arreciaron en el ataque, y aunque un cuarto gol les fue anulado, después sí llegó el disparo providencial del veterano volante de contención villaclareño Yenier Márquez, en tiempo agregado (minuto 92), para asegurar el pase a cuartos de final.
Con ese trío de dianas, Ariel se colocó en segundo lugar de los mayores goleadores del torneo, detrás del estadounidense Chris Wondolowski (5) y empatado con los mexicano Marcos Fabián, el panameño Manuel Gabriel Torres y el hondureño Rodolfo Zelaya.
Sin dudas, el marcador pudo ser mucho más abultado. Pero los delanteros cubanos erraron demasiado frente a las sensacionales atajadas del cancerbero Woodrow West, quien evitó males mayores para su colectivo.
De tal forma, el rival de Cuba el próximo sábado será Panamá, que lideró el grupo A, en partido pactado en el Georgia Dome, de Atlanta.
Esta es la segunda ocasión, en siete participaciones en Copas de Oro, que una selección cubana consigue avanzar a la fase de cuartos de finales.
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