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lunes, 18 de noviembre de 2024

Lecciones y preocupaciones

Acaba de terminar un Campeonato Mundial de Judo muy difícil para la mayoría incluidos los cubanos...

Rafael Norberto Pérez Valdés en Exclusivo 31/08/2015
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Este domingo, en medio de no pocas sorpresas, de preguntas todavía sin respuestas, que seguro las tendrán hasta los Juegos Olímpicos de Río 2016, bajó el telón de la muy peleada edición número 31 de un Campeonato Mundial de Judo

Y cuando ellos llegan (con sus electrizantes ippones, wazaris y yukos), Cubahora, primera revista digital en nuestro país, les abre siempre un merecido espacio.

No solo, y ello lo haría imprescindible, por respeto al esfuerzo durante años de todos sus protagonistas. Es también que los criollos suelen brindar notas destacadas. Y estamos hablando, claro esta, incluso de… ganar medallas. ¡Pero esta vez casi no fue así! Solo Idalys Ortiz (división de más de 78 kilogramos) pudo alcanzar una presea de bronce.

El tema del desempeño en general de los contendientes, y en específico de nuestros compatriotas, por supuesto que merece un acercamiento hoy en nuestro espacio, pero vamos a adelantar algo más: lugar 20 general y 13 entre las mujeres.

Los duelos, como se conoce, se disputaron en el Palacio de Hielo Alau, de Astaná, desde 1998 capital de Kazajistán (antigua república soviética), ciudad en la que se realiza esa función en lugar de Almaty.

La temperatura fuera de la instalación se encontraba algo fría, con una media de 15 grados Celsius. Pero dentro de ella los tatamis se pusieron “al rojo vivo” (perdonen la exageración, pero en ciertos momentos es muy válida en el periodismo).

JUDO Y… BOLT

Y decimos más antes de entrar en otros detalles sobre los cubanos: Alau significa fuego por estas tierras y su color identificativo es el naranja. Era visible el predominio de esta tonalidad en toda la instalación sede de la porfía.

No escapó tampoco a la vista un detalle más: la coincidencia de dos mundiales (el otro es el de atletismo, en Beijing), hizo que los aficionados se encontrarán atentos lo mismo a lo que sucedía en el campo y pista o en los tatamis.

Para los que profesan como religión al bellísimo judo, y no deseaban que nada les robara protagonismo, les quedó desde las primeras horas un consuelo muy sólido. Las peleas iniciales fueron el pasado lunes 24 de agosto. Y ya “San Usain Bolt”, el jamaicano increíble, había ganado el domingo unos 100 metros que parecían iban a ser del estadounidense Justin Gatlin. Sí, parecían. Como algunas cosas parecían en el judo…

En Astaná “sacar un conejo del sombrero”, tipo pase de magia, podría ser algo así como salir con medallas, o, al menos, una buena cantidad de puntos para el ranking con vistas a la clasificación olímpica. Nadie olvidó tampoco que este es el último mundial antes de la muy esperada cita de los cinco aros en Río 2016.

Un recuento tras la caída del telón lleva, por supuesto, a la necesidad de apelar a algunos datos…

Ese empeño por ser medio judocas y medio magos envolvió, según cifras iniciales, a 729 competidores en representación de 120 naciones, durante siete días de lidia en las 14 divisiones, más los por equipos.

UN DESCENSO

Aquellos que lograron llevarse a casa las preseas de oro, lo hicieron también con 900 puntos del antes citado ranking.

El sistema de competencia empleado indicó que solo había posibilidades de repesca en busca de bronce a los perdedores a partir de cuartos de finales. Quiere decir que no podía haber fallos al inicio, y la mayoría de los cubanos los cometieron…

De ahí que solo Ortiz pudiera llegar a medalla, de bronce, según se considera, debido a una injusticia de los árbitros (amonestada por falso ataque en Regla de Oro) en su enfrentamiento contra la muy respetada japonesa Megumi Tachimoto.

Quizás había alguna esperanza en la jornada del adiós con el posible desempeño de los por equipos. Pero ni el femenino ni el masculino pudieron reeditar los séptimos lugares de Cheliábinsk (Rusia) 2014. Y se debe recordar que las chicas terminaron con bronce en las dos ediciones anteriores, las de París 2011 y Río 2013. No se olvida tampoco que en esta ocasión Onix Cortés (70) no compitió por estar lesionada.

Y como nos encontramos recordando elementos, para reflejar lo mejor posible todo lo ocurrido, aquí aparecen otros datos:

Los cubanos ganaron dos de oro en Río 2013 (¡tercer lugar!), gracias a Ortiz y Asley González (90), de vuelta ahora como un paso más dentro de una reincorporación tras un año alejado de los colchones. La causa de ello fue una lesión en un hombro que llevó a una intervención quirúrgica.

Y en Cheliabinsk, 1-1-3=4, para un tercer lugar empatado junto a Brasil, en actuación en que se disminuyó el color de los metales, pero hubo un aumento en la cantidad, incluida la repetición de Ortiz en el podio, más la llegada de otros tres exponentes: José Armenteros (plata entonces en 100), Cortés y María Celia Laborde (48), única de ese trío ausente esta vez.

HORA DE PENSAR

A nuestro modo de ver, el desempeño cubano, como señalamos en el título, deja Lecciones y preocupaciones, en las cuales es de pensar estén pensando nuestros respetados técnicos, los mismos que han llevado a muchísimos éxitos.

Seis de nuestros judocas, quienes cayeron en las primeras salidas, no pudieron acumular puntos de cara a Río 2016, y algunos exponentes reconocieron que tuvieron problemas tácticos.

Pero no solo a los cubanos se les congelaron los judoguis en el Palacio de Hielo: únicamente pudieron coronarse dos campeones olímpicos de Londres 2012 (el francés Teddy Riner, en más de 100 kg, y el japonés Kaori Matsumoto, en 57), pues en ese propósito fracasaron seis. Y un solo monarca de Cheliábinsk pudo ser completamente feliz: el propio Riner (por octava vez).

Los principales países en la tabla de medallas fueron los siguientes: Japón (6-4-5), Francia (2-2-2), Sudcorea (2-0-3), Kazajistán (1-1-0), Eslovenia (1-1-0), China (1-0-0), Argentina (1-0-0).

¿Hace falta recordar que en el Palacio de Hielo Alau los tatamis se pusieron “al rojo vivo”?


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Rafael Norberto Pérez Valdés


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