La historia, con su toque dramático, es bastante conocida. Pero hoy vale la pena recordarla. Rafael, tocayo de quien escribe, vivió una noche oscura en el 2016 y no pudo hacerle el honor deseado a su primer apellido: Alba (primera luz del día antes de salir el sol).
Ello ocurrió en los Juegos Olímpicos de Río. Llegó como el único cubano que logró la clasificación (tema que en su momento dejó pan por rebanar). Tenía reales posibilidades de alcanzar una medalla en la división de más de 80 kilogramos. Pero así es el deporte, no solo para los cubanos… No la pudo conseguir.
Entonces decidió seguir entrenando (claro, en La Habana), y sacrificándose, en difíciles condiciones (incluso lejos de su familia, en la lejana provincia de Santiago de Cuba), sin posibilidad de asistir a todas las competencias deseadas, por solo citar algunas de las dificultades.
En la mirilla puso un posible desquite en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Les siguió apuntando cuando la pandemia obligó a aplazarlos para 2021. A ellos volvió a llegar también como el único cubano (sí, más pan por rebanar). Y todo empezó con otra noche oscura: ¡perdió, de forma sorpresiva, su primer combate! Pero cuando parecía muerto… ¡resucitó! Y terminó con medalla de bronce.
LLEGAN LAS PREGUNTAS
Nos pareció que debíamos intentar una actualización para los lectores de Cubahora.
—¿Qué ha ocurrido con Alba en las últimas semanas?
—He estado enfocado más en temas personales, que antes no pude resolver por estar a tiempo completo dedicado al deporte, y a buscar mi resultado en los Juegos Olímpicos de Tokio. En estos momentos estoy en Santiago de Cuba intentando resolver parte de estos.
—¿Alguna competencia a la vista?
—El calendario competitivo no se detiene. En este mes de febrero se realizarán alrededor de cuatro eventos que servirán para ganar puntos para el ranking. En este momento me encuentro en el lugar tres, pero al no poder participar en competencias en los próximos meses estaré fuera de los tan importantes lugares privilegiados.
—¿Esperabas quedar entre los 10 Atletas del Año en Cuba?
—Pues, realmente no, ya que medallistas olímpicos de esta última edición fueron 13 y no pensé que con la mía de bronce fuera a quedar entre los 10, pero bueno muy orgulloso de estar en el selecto grupo.
—Y suponemos mantienes la idea de competir en París 2024 y buscar otra medalla olímpica.
—Me gustaría mucho volver a prepararme y buscar mejorar mi medalla bronceada de Tokio, pero de ello dependen muchas cosas. En este momento estoy en el tercer lugar del ranking, por los cual estoy en zona de clasificación, ha sido un puesto que mucho trabajo y sacrificio me costó. Y pienso que si lo tengo ya no deberían dejar pasar la oportunidad, digo “deberían” porque no está completamente en mis manos. Yo solamente puedo entrenar y estar listo por si me dan la posibilidad de participar en estos eventos que me permitan mantener mi clasificación, ya que cada vez queda menos tiempo.
- Consulte además: ¿Ayudamos a Rafael Alba?
TIMÓN EN MANO
Entonces llegó la hora de darle un corte de timón a la entrevista…
—¿Imaginamos que muy feliz con el automóvil que se te otorgó, junto a una veintena de campeones del Movimiento Deportivo Cubano?
—Sí, realmente después de largos meses de espera y un poco de incertidumbre llegaron los autos, que sí, están bastante buenos, pero carro grande, problemas grandes.
—¿No son autos nuevos?
—No.
—¿El tuyo es Peugeot?
—Sí. Un 301.
—¿Sabes manejar?
—Sí, sí, antes tenía un Geely, que no estaba bueno, pero…
—¿Desde cuándo sabías te lo darían?
—Había rumores de que a los medallistas les iban a cambiar o dar carros.
—¿Ese Geely te lo había dado también el Inder?
—Sí, en el año 2015.
—¿Y ahora ese Geely viejo?
—Me lo quitaron. Cosa inexplicable.
Rafael Alba, dos veces campeón mundial, pudiera no tener otra noche oscura en París 2024 y alcanzar su segunda presea olímpica, pero, como nos dijo en otra entrevista, las medallas se construyen (llevan un presupuesto).
Sí, le hace falta competir, y mantenerse entre los seis primeros del ranking. Ello asegura la presencia en los Juegos Olímpicos sin tener que vérselas en un siempre muy peligroso clasificatorio…
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