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lunes, 25 de noviembre de 2024

Cooperativas no agropecuarias para mercados agropecuarios

Si bien es cierto que hoy el cliente encuentra más variedad, calidad y precios,aún las cooperativas no agropecuarias enfrentan trabas...

Lisandra Díaz Padrón en Exclusivo 15/03/2014
2 comentarios
Coperativas no agropecuarias
Bajo la forma de gestión no estatal, existen en el país 99 mercados de productos agrícolas.

A partir del primero de julio de 2013 se pusieron en marcha experimentalmente 124 cooperativas no agropecuarias en todo el país. Desde entonces entraron en funcionamiento en La Habana, Artemisa y Mayabeque, bajo esa forma de gestión no estatal, 99 mercados de productos agrícolas.

Con el cambio se busca, entre otros objetivos, minimizar intermediarios y lograr una gestión comercial independiente. En cuanto a precios de la oferta, la expectativa es que sean más baratos, aunque hasta hoy la realidad es otra.

El gobierno cubano, en su afán de encaminar el sector agrícola, ha venido aplicando desde 2007 medidas que aún no muestran los resultados esperados por la población, para la cual surtir la despensa o el viandero continúa siendo un problema.

El 1ro de diciembre de 2013, por ejemplo, se puso en marcha el Reglamento (decreto ley 318) sobre la comercialización de productos agropecuarios en las provincias antes mencionadas, dirigido fundamentalmente a eliminar los mecanismos que obstaculizan la eficiencia y flexibilidad de tal proceso en esos territorios.

Al permitir que los productores vendan el excedente una vez cumplido el contrato con el Estado, las esperanzas de disminución de precios de viandas y vegetales aumentaron. Pero a más de tres meses de la entrada en vigor del decreto ley, el panorama no dista mucho del que existía antes.

Dentro de este escenario se ubican las 99 nuevas cooperativas no agropecuarias, que hasta julio de 2013 eran mercados agropecuarios estatales (MAE), surtidos por Acopio, otra entidad estatal.

Armando Nova, experto en la rama y profesor titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, en entrevista concedida a la periodista Milena Recio en Progreso Semanal, refiere que al desaparecer el subsidio predomina la relación de oferta y demanda en el mercado, por lo que los precios han tenido un ajuste hacia arriba, a lo que se suma su tendencia a crecer, en Cuba como en todo el mundo, debido al alza del costo de todas las materias primas.

Si bien es cierto que ahora el cliente encuentra más variedad, calidad y precios —aunque altos— inferiores a los de los llamados carretilleros (vendedores ambulantes), también es verdad que las cooperativas enfrentan trabas.

Las tarimas de La Ceiba hoy están más surtidas. Enclavado en el centro urbano del municipio mayabequense de Melena del Sur, ese mercado hoy se encamina hacia la rentabilidad, no sin tropiezos. Liván Mendoza, presidente de la cooperativa, expone que contratan directamente el abastecimiento a una cooperativa de créditos y servicios (CCS) cercana, y lo que no reciben de allí lo adquieren en otras zonas de la provincia o fuera de esta.

El aprovisionamiento lo realizan dos y tres veces en la semana, lo que les da un margen de 72 horas para la venta de productos con óptima calidad. Pasado ese tiempo, tienen que bajar los precios.

“Tratamos de que la población nos elija por la calidad y el precio de nuestros productos. Queremos estar por debajo del resto de los vendedores, pero eso a veces se vuelve complicado. La mercancía de la CCS casi siempre llega con un precio acorde para obtener ganancias sin afectar a la población, pero cuando compramos en otros lugares no es igual. Hay campesinos que ponen precios altos, para ser de primera mano. Encima, sume los gastos de transporte. Productos como piña y fruta bomba tenemos que ir a más de 50 kilómetros para conseguirlos”.

Si bien estos mercados surgieron bajo la misma concepción, su desarrollo no es igual. Cada uno ha evolucionado conforme al nivel de gestión. Muchos no disponen de un transporte propio y los mecanismos concebidos para ofrecérselo, poco ayudan.

En Bejucal, otro municipio de la misma provincia, los asociados del antiguo MAE disponen del servicio de la base municipal de transporte. El precio es justo, pero los vehículos no pueden circular fuera de la provincia. Entonces, cuando encuentran arroz más barato en Matanzas o necesitan ir al único mercado mayorista, en La Habana, enfrentan su propia Odisea.

Los socios del mercado Pinillo, en Güines, también dentro de Mayabeque, cuentan con un camión y han logrado, además, recibir en su misma puerta mercancías transportadas por algunos productores de la zona. No es extraño entonces que hasta noviembre ingresaran más de 600 mil pesos, vendiendo a precios 50 por ciento inferiores a los de los carretilleros.

Transformar mecanismos, eliminar barreras y estructuras poco funcionales en el comercio de productos agrícolas, es alentador. Sin embargo, algunas estrategias chocan con la falta de condiciones para aplicarlas y la mayor salida, además, sigue dependiendo de los frutos del campo.

“Hemos abogado por diversificar el proceso comercializador, aunque siempre reiterando que el problema no está en la circulación sino en la producción. Cuba requiere medidas facilitadoras para el desarrollo de las fuerzas productivas, que en el sector agropecuario aún continúan frenadas. Hay que facilitar que el productor tome sus propias decisiones, y esto en un contexto en que se diversifican los actores económicos”, plantea Armando Nova.

 

 


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Lisandra Díaz Padrón

Periodista mayabequense con muchas ganas de hacer periodismo.

Se han publicado 2 comentarios


senelio ceballos
 16/3/14 2:01

Hola Aristides!!!..Amen!!!..Por favor!!! llamar a la estimada periodista Lisandra de web-espacio cubahora...y pedirle que me ponga en la lista a mi tambien , como..APRENDIZ DE ECONOMISTA!!!!jajaja.Aristides..le falto la resolucion 259, ademas la nueva 300 y las regulaciones de ADUANAS de /2012...quizas falten algunas mas

Arístides
 15/3/14 12:00

No pudiera completar un simple examen de “aprendiz de economista”, pero me parece que lo que más frena el libre funcionamiento de todo el comercio agrícola del país son las tantas regulaciones que sufre. Me parece demasiado que existan, y las copio a continuación: “Dos Decretos-Ley del Consejo de Estado (los No. 305 y el 306, del 15 y 17 de noviembre del 2012, respectivamente), un Decreto del Consejo de Ministros (el No. 309, del 28 de noviembre del 2012), una Resolución del Ministerio de Finanzas y Precios (la No. 427/2012) y otra del de Economía y Planificación (la No. 570/2012)”. ¿No se les ha olvidado alguna otra? A todo eso súmele los altos costos de arrendamiento de los locales; el mantenimiento de los mismos; los tal vez altos impuestos que pagan; los costos de los servicios (luz, teléfonos, agua, y otros que no sé); la falta total o escasez de transporte y sus costos; las limitaciones esas de que un transporte no puede salirse de la provincia a que pertenece; el muy justificado interés de los productores (que logran cosechas ni se sabe cómo porque eso no tiene ni ayuda ni “regulaciones”), de que no los sigan jodiendo y piden mucho, o demasiado, por lo que producen; el lucro indiscutible y hasta cierto punto necesario de los intermediarios; y el afán de los cooperativistas de cubrir gastos y de obtener las mayores entradas posibles; y todo a costa de esquilmar a la población con su altísimos precios, son, creo, algunas de las razones por las qué esta forma de comercialización no despega. Que se autorice la constitución de cooperativas de cualquier tipo que sea, que se legalicen como tiene que ser, que se les cobre sus impuestos como se debe hacer, pero sin tantas regulaciones que lo compliquen, lo retarden o lo hagan tan difícil. Si un grupo de personas quiere emprender cooperativamente una función de cualquier índole que sea, pues bienvenida, Si el estado tiene que intervenir, que lo haga para facilitar, para ayudar a que tengan todo lo que necesitan sin que sea un regalo, y se podrá comprobar que con eso se gana, y seguramente todos, seremos más felices.

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