Cuando en 1961 el bloqueo de Estados Unidos arremetió sobre la economía cubana, la importante industria tabacalera de la Isla no quedó exenta. Las empresas y fábricas de cigarros, provistas de tecnología norteamericana, se encontraron ante la imposibilidad de adquirir la infraestructura necesaria en ese mercado para continuar produciendo de manera regular.
En medio de esas adversas circunstancias el Che Guevara decidió crear una institución que impidiera la quiebra de ese renglón, valioso para la exportación.
Fue entonces cuando cobró vida la Fábrica de Medios de Trabajo para la Industria Tabacalera Lázaro García (FAMRIT), en la antigua productora de cigarros Competidora Gaditana, en Centro Habana.
A poco más de medio siglo de fundada, Ángel Santiago González Castellanos, su actual director, resaltó a esta publicación que el objetivo fundamental de la fábrica es la construcción de piezas de repuesto y medios de trabajo para la industria nacional de cigarro y tabaco, la cual produce todavía con aquellas maquinarias de origen norteño. FAMRIT confecciona envolturas, chavetas, prensas, entre otros accesorios.
Cuestionado por la posibilidad de adquirir equipos modernos en otros mercados, González resaltó que a pesar de haberse mejorado alguna tecnología, la infraestructura para la industria ha sido siempre muy costosa, y la situación del país no ha permitido que se eroguen millones de pesos para esos fines.
La fábrica abastece a las 44 empresas de la industria, contribuye con la agricultura tabacalera, y presta servicios a otros sectores, como Salud Pública, o Comercio y Gastronomía.
No obstante, aseguró el directivo, tenemos muchas dificultades para adquirir insumos, pues hay que comprar todo el laminado y las herramientas de corte en Europa.
“Esto conlleva ciertas complicaciones porque, por ejemplo, la medida que nosotros solemos emplear es la pulgada; sin embargo, donde compramos se usa el milímetro. Por tanto, tenemos que mandar a hacer el herramental de corte en lugares muy específicos y nos cobran extraordinariamente alto”, indicó González.
Otra dificultad que presenta FAMRIT es la falta de fuerza de trabajo, principalmente de torneros, fresadores, mecánicos de taller, o técnicos de tratamiento térmico.
“El período especial nos ha afectado sustancialmente, la rama mecánica está muy deprimida en Cuba. Contamos con una fuerza de trabajo altamente calificada, pero envejecida. Muchos institutos tecnológicos han colapsado y las razones de esta carencia, creo yo, están dadas por cuestiones de orden económico: los salarios son bastante pobres. Un obrero de la fábrica percibe alrededor de unos 350 pesos. Los trabajadores, pues, buscan otras opciones para ganarse la vida”, subrayó el director.
FAMRIT produce máquinas de diferentes estilos para cortar tabaco, porque “cada obrero tiene su propio estilo”, y se han hecho troqueles de acero inoxidable para el cuerpo central de algunas máquinas, con el propósito de sustituir la fundición de aluminio. El número de producción varía de acuerdo con los pedidos, y cada una cuesta cerca de 200 pesos cubanos.
FAMRIT tiene un plan anual de 100 mil piezas de repuesto y según Jesús Díaz Ballines, jefe de producción, esa cifra se alcanza siempre y la fábrica lleva 14 años siendo vanguardia nacional.
“Una máquina de cigarros puede tener 300 piezas diferentes y nosotros estamos encargados de mantener la industria. No es un trabajo fácil: hay herramientas que llevan 27 pasos para hacerse, y en ocasiones elaboramos algunas para nuestro propio trabajo, por ejemplo, los troqueles”.
ORGULLOSOS DE SERVIR A LA INDUSTRIA NACIONAL
Pablo Zambrana Miranda, jefe de la brigada de maquinado y obrero fundador de la fábrica, destacó a esta publicación que la etapa más difícil para FAMRIT fueron los primeros años de la década del noventa, porque la materia prima escaseaba.
“Sin embargo, existía alguna reserva y siempre nos mantuvimos trabajando. En ningún momento nos hemos detenido”, subrayó.
Zambrana ha sido vanguardia nacional durante los últimos 15 años, comenzó hace medio siglo como mecánico ajustador, transitó por los demás oficios, y actualmente asiste a los obreros que empiezan.
Actualmente, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Tabacalera trabaja con los jubilados del sector en la preparación de los futuros torcedores de tabaco. Las personas que una vez contribuyeron al trabajo de FAMRIT se mantienen vinculadas de algún modo en la preparación de los nuevos técnicos.
Ese es el caso del tornero Dionisio José Azcué Barcelo, quien comenzó en la fábrica a los 18 años y se desempeño hasta su jubilación a los 62.
“Este taller ha sido una escuela de mecánica en La Habana. El que trabaja aquí recibe una preparación completa. Aquí doy cursos a los ‘muchachos nuevos’ y me siento satisfecho por haber dado de mí una buena parte de mi vida”, manifestó orgulloso.
FAMRIT ha sustituido importaciones por concepto de más de 4 millones de euros desde el 2002 hasta la fecha, y representa uno de los más importantes centros productivos del país, al constituir el brazo derecho de la industria tabacalera y el sostén de toda su maquinaria.
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