La victoria del ultraderechista Javier Milei, del partido La Libertad Avanza (LA), en las elecciones primarias, abiertas, simultaneas y obligatorias de Argentina (PASO) dejó abierta la posibilidad de que el comportamiento social se repita en las presidenciales del 22 de octubre próximo, si el candidato oficialista Sergio Massa, a quien se consideraba favorito, no traza una rápida y demoledora estrategia. Si Milei gana la primera magistratura, corona también al Fondo Monetario Internacional (FMI) como propietario de la nación suramericana.
Analistas políticos comentan que, de darse tal retroceso, Argentina, de nuevo, se sumirá en un sistema donde sobrevivir se tornará imposible para la clase obrera, y más aun quienes viven en la pobreza y la indigencia.
Milei (1970), economista y profesor, dejó de ser un peligro potencial para convertirse en una amenaza real para los otros dos candidatos que ocuparon los primeros lugares, Massa, del oficialista Unión por la Patria y ministro de Economía, y la exministra Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio (JxC) del expresidente derechista Mauricio Macri.
Este político que dice “siento odio por los políticos”, considerado grosero y controvertido, pero que demostró ser muy inteligente, rechaza el aborto y la educación sexual compartida en los colegios, apoya el porte de armas y niega el calentamiento global. Sin embargo, alcanzó, en lo que muchos consideran un voto contra el actual sistema de gobierno peronista, un 30,04% de votos, o sea, el apoyo de 7 millones 116 mil 532 personas.
En segundo lugar aparece Bullrich, cuya coalición obtuvo el 28,27% de los sufragios; y ella, individualmente, el 16,98% .
El tercer lugar lo ocupó la alianza oficialista UxP, con el 27,27% de boletas válidas, y su principal candidato, Massa, a quien muchos consideraban hasta ahora el futuro presidente argentino, el 21,4% como sujeto.
Quedó fuera de la jugada electoral el gobernador de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, quien no alcanzó a Bullrich, en lo que se considera otro de los sorpresivos resultados de estas PASO ya históricas. Es evidente que, en estos momentos, el mapa político previsto se ha reconfigurado de manera peligrosa hacia la derecha.
Las PASO se realizaron por tercera vez en Argentina, en concordancia con igual número de elecciones generales (presidente y gobernadores), y fueron ganadas por UxP y JXC. Sorprendió esta vez el triunfo del diputado Milei y su partido, que quizás no fueron tomados en cuenta al no constituir un peligro, de acuerdo con las encuestas.
El discurso del ganador de las PASO para quien vivió el gobierno del derechista Macri puede resultar aterrador en cuanto al futuro de millones de personas que aún sienten el rigor económico de los errores cometidos por este expresidente que entregó Argentina al Fondo Monetario Internacional (FMI) al contraer una deuda de 45 000 millones de dólares. El nombre del honor del país lo asumió, a pesar de los consejos de su vice Cristina Fernández de Kirchner, el peronista Alberto Fernández, un error que le está costando caro a su partido y puede traer un cambio en la política económica nacional con un desastre mayor que el actual.
Aunque no quiera culparse a Fernández por la derrota de Massa, a quien consideraba con grandes posibilidades de ganar la Casa Rosa, lo cierto es que no puede decirse que hizo un buen gobierno en la medida en que la economía sigue estancada por esa y otras causas, como la epidemia de la Covid-19 y la grave sequía que azotaron al país.
INTELIGENCIA DERECHISTA
A nivel mundial hay una tendencia al fomento de gobiernos de derecha, considerados por algunos analistas voto de castigo a los llamados progresistas que poco, salvo excepciones, siguen tratando de enderezar sus economías, sin resultados importantes.
Otras fuentes consideran que, como ahora ocurrió en Argentina, la ciudadanía desea cambios que permitan elevar los niveles económicos, lo cual no siempre es responsabilidad solo del partido del gobierno. En la llamada nación porteña es visible la presión que ejerce el FMI para saquear mediante pagos bimestrales los intereses de la deuda dejada por el macrismo.
Mientras Argentina esté en compromiso con el FMI, no hay gobierno ni presidente que pueda responsabilizarse con situar la economía en niveles respetables.
Sin embargo, esa mayoría que votó por Milei –no olvidar que hay poblaciones con memoria flaca– lo hizo pensando que el irreverente diputado traería alguna mejora al 39,4% de ciudadanos, 18 millones de personas que viven en pobreza en la tierra del ganado bovino y la soya. Es solo un sueño, pues los planes de este diputado son absolutamente diferentes.
Al FMI –léase Estados Unidos (EE.UU.) le conviene –y quizás haya influido en ello que gane Milei, dispuesto, dijo, a proponerle “un ajusto fiscal mucho más profundo del que ellos plantean”, en sintonía con sus propuestas de recortes, privatizaciones, despidos, liberación de la economía y apertura importadora en detrimento del aparato productivo nacional, entre otras, planteadas en campaña.
Poco después de que fuera conocida su victoria, el presidenciable refirió: “Qué mejor para el mercado que (gane) un economista pro-mercado”, durante una entrevista con Radio Continental, en la que arriesgó la reacción que el sector podría tener tras su cosecha de votos.
En sus declaraciones, interpretó que el apoyo recibido por parte del electorado fue el “resultado de una expresión pro-mercado” y señaló que esa será su posición, en caso de ser convocado por el FMI para conocer sus planes ante un eventual régimen ultraconservador.
“Todos los problemas que tuvo la Argentina con el Fondo fueron porque no puso en orden las cuentas fiscales, entonces no va a ser un problema con nosotros la relación con el FMI”, consideró ante Radio Continental.
Convencido de que será el próximo mandatario argentino, Milei refirió que “tendrá el poder para hacer las cosas” que LA avanza promete. Además, afirmó que su triunfo el pasado domingo lo deja mejor posicionado, pues su partido ganó en 17 de los 24 distritos electorales del país.
Algunos ven ese resultado como una actitud ideológica resultante disgusto personal y colectivo montado sobre los instintos más regresivos del candidato, entre ellos el antisindicalismo y el autoritarismo represivo, y la destrucción del Estado y el kirchnerismo.
Sus votantes olvidaron la carga ideológica ultraderechista y prodictatorial de este exasesor del genocida Antonio Domingo Bussi, lo que quizás para los más jóvenes, que no vivieron el régimen militar, es un detalle sin interés. Un candidato de estas características, que promete cerrar el Banco Nacional de la República e imponer el dólar como moneda nacional única, surge de una situación económica pésima, exaltada por el golpe exasperante y permanente de la inflación.
MASSA Y EL FUTURO
Sergio Massa tendrá que batallar muy duro, y convencer a los votantes de Milei y Bulldrich –ambos juntos lo superan ampliamente– de que son una temible opción a futuro. Es casi seguro que estas elecciones finalicen con un balotaje fijado para noviembre próximo, si es entre Massa y uno de los otros dos contrincantes; o si en este lapso JxC le da sus votos a Milei o viceversa, lo que, en estos momentos, parece muy difícil.
Massa fue nombrado en la cartera de Economía tras el fracaso del anterior titular para arreglar ciertos acuerdos con el FMI, pero poco ha podido hacer para evitar que el dólar siga subiendo en el mercado informal (cerca de 600 pesos este lunes por un billete verde), mientras la inflación sigue la misma alza.
Ahora el ministro deberá competir con dos políticos derechistas y un sector supuestamente moderado de oposición que quedó al garete. Y deberá tomar distancia del gobierno de Fernández, ya que buscará votos golpeados por la desilusión de la gente con su gestión considerada de alta incapacidad política.
El expresidente de la Cámara de Diputados, que dejó el cargo para ocuparse de una economía destrozada sin mucho éxito, tiene que demostrar, hasta octubre, que UxP puede ser visibilizado como factor de transformación positiva, no la que plantea el ultraderechismo de Milei que, además, nadie sabe si dentro de dos meses tendrá el mismo acompañamiento que en estas internas.
En este panorama, y a pesar del mal humor generalizado contra UxP, el amplio triunfo del gobernador de esa alianza, Axel Kicillof, con el 36,4% de los votos en la provincia de Buenos Aires, demuestra que la derecha se tiró donde sabía que podría ganar. El gobierno de Kicillof tiene un fuerte asiento en la política, con gran presencia en el territorio, y de respaldo a los intendentes. Por eso, se llevó las palmas del electorado. Ese es el plan sobre el cual Massa podría conformar su nuevo discurso, aunque los índices económicos infelizmente tienden a empeorar como país.
En juego estuvo este domingo la mitad de la Cámara de Diputados, un tercio de la de Senadores y gobernadores. Prever qué pasará en el poco tiempo que queda para las presidenciales es suicida. Sí está claro que, a pesar de ser el segundo colocado en las PASO, el programa de Bullrich es espantoso e irrealizable en la Argentina sin que medie represión. El de Milei añade la inviabilidad de sus medidas emblemas. Se le agrega la flaqueza institucional que tendría. Todavía no es el fin de un sueño. Algo debe cambiarse antes del 22 de octubre. El horizonte aún es alcanzable.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.