Venezuela se encuentra en el centro de la campaña electoral por la presidencia de la nación, en la que todo indica que el líder bolivariano Hugo Chávez será reelecto de manera irrefutable, mientras la derecha utiliza sus artimañas de continuo en una campaña destinada a desconocer los resultados de los comicios del próximo 7 de octubre.
Ese domingo se medirán en la liza dos principales contrincantes: Chávez, 58 años, quien en la última década, y muy a pesar de la fuerte oligarquía venezolana, ha dirigido un gobierno cuyo enfoque político va dirigido, en lo fundamental, al desarrollo nacional, la integración latinoamericana y una relación internacional independiente y su contrincante, el candidato derechista Henrique Capriles Rondosky, de 40 años, con casi un 30 por ciento de diferencia en su contra con relación a los votos que recibirá el Presidente.
El ganador de los comicios, por mayoría simple, gobernará la nación en el período 2013-2019. El candidato electo será legitimado el 10 de enero de 2013, en el Palacio Federal Legislativo sede de la Asamblea Nacional de Venezuela. Cumplirá su mandato hasta el 10 de enero de 2019.
Cuando apenas faltan poco más de dos meses para la democrática acción popular, las fuerzas bolivarianas, con Chávez a la cabeza, realizan un enorme despliegue por los estados, acompañados por millares de personas, mientras el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) el más fuerte del país y carro jefe del Polo Patriótico que candidateó al Mandatario, visita a cada uno de los ciudadanos explicando la importancia de estos comicios no solo a lo interno sino para el resto del continente.
El Polo Patriótico es una coalición que reúne a unas 34 mil organizaciones políticas y sociales, mientras Capriles Randosky, el abogado representante de la derecha y favorito de Estados Unidos para ocupar el Palacio de Miraflores, fue postulado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que agrupa a los partidos de la oposición. Capriles fue gobernador del estado de Miranda, y también ocupó la alcaldía de Barutas.
Algunos despistados se preguntan si hay necesidad de una campaña electoral tan briosa en Venezuela —por parte de ambos bandos ideológicos- pero la gran mayoría de la población venezolana está consciente de que si Chávez tuviese que dejar la Presidencia con su salida quedarían atrás las decenas de programas sociales que han reducido el índice de pobreza, aumentado los empleos, diversificar la economía, entre otros que se destacan, como el de la salud, la educación, el de los discapacitados, los niños y niñas sin amparo filial.
Venezuela volvería a convertirse en una base de operaciones de la contrarrevolución en América Latina y desaparecería, entre otros logros de la Revolución Boliviariana, la equitativa distribución de la riqueza nacional procedente del petróleo, su principal rubro de exportación a nivel mundial.
Pero también América Latina saldría muy lastimada si una figura como Randosky —que vive de las amenazas si pierde (como evidentemente va a ocurrir) con desestabilizar el país, a pesar de que firmó un documento de aceptación del resultado de los comicios - ocupa la Presidencia, los proyectos integracionistas impulsados por el gobierno bolivariano con América Latina y el Caribe, e incluso con China, Rusia, Bielarrusia y naciones como Irán, serían desechados o cambiados en la práctica a favor del capital venezolano.
Venezuela juega un papel fundamental en las empresas grannacionales —formadas gracias a la política exterior del gobierno chavista- como PetroCaribe, la Alianza Bolivariana para los pueblos de América, la Comunidad de los pueblos de América Latina, la Unión de Naciones Suramericanas, el Mercado Común del Sur, al cual se adscribió en fecha reciente como socio pleno, y otras entidades cuyo propósito es salir de la dependencia de Estados Unidos para crear nuevas zonas independientes económica y políticamente.
Aun cuando la Mesa de Unidad Democrática firmó el acuerdo ante el Consejo Nacional Electoral —el cual intenta poner freno a sucesos posteriores de gravedad tras conocerse el resultado de los votos- es conocido que la oposición ha dicho que los desconocerá, y quizás Capriles no aparezca en primer plano, pero promoverá disturbios en las calles, tratará de confundir a la opinión pública internacional mediante los medios privados propiedad de su familia, entre otros puntos previstos por la contrarrevolución en el llamado Plan 2012.
En declaraciones pública, la Mesa indicó en un comunicado que aunque suscribió el documento, solo lo hizo por cumplir con la Constitución y las leyes, y porque cree que ello implica “la imposición de correctivos al abuso, ventajismo y desbalance de la campaña electoral”, en referencia al gobierno.
Tal como ocurrió la semana pasada, cuando en caravana Chávez visitó varios estados, está previsto también que en los próximos días continúe el empuje del Polo Patriótico y su candidato en nuevos movimientos de la maquinaria bolivariana.
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