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sábado, 16 de noviembre de 2024

Chávez sube y la contrarrevolución ataca

Mientras Hugo Chávez Frías mantiene su paso arrollador hacia la reelección, la contrarrevolución continúa su llamado Plan 2012 para desestabilizar el país y solicitar la intervención de Estados Unidos...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 19/05/2012
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Campaña de Hugo Chavez
Chávez disfruta hoy de una holgada ventaja (17.2%) según una la encuestadora Datanálisis.

El presidente Hugo Chávez Frías, aún convaleciente de una delicada enfermedad, mantiene su arrollador paso hacia la reelección el próximo 7 de octubre, mientras la oposición, que ya se sabe perdedora, continúa su llamado Plan 2012 con vistas a desestabilizar al país y no aceptar el seguro triunfo en las urnas del líder bolivariano.

Chávez disfruta hoy de una holgada ventaja (17.2%) sobre su único rival, Henrique Capriles, un político de derecha al servicio de Estados Unidos, según una investigación secreta hecha por la encuestadora Datanálisis, entre el 9 y el 18 de abril pasado, publicada este martes en el portal www.laiguana.tv.

En Venezuela gana los comicios quien posea el mayor número de votos y de mantenerse la actual tendencia el heredero del emporio Capriles ya está fuera del juego. Las favorables noticias para el líder bolivariano se conocen cuando faltan menos de cinco meses para la confrontación electoral.

Datanálisis, que entrevistó a mil 300 personas calculó entre el 8 y el 18 del mes pasado y el margen de error de los resultados se ubica en menos de un tres por ciento.

Los resultados indican que el 62,5 de los interrogados favorecen la gestión del actual Mandatario. La empresa consideró que esta es la mejor valoración recibida por el líder bolivariano desde 2006. Con respecto al 2011, la cifra subió 9,7 puntos y 15,1 en contraste con la de 2010.

Otro dato de interés ofrecido por la encuestadora señaló que el 80,5% de los participantes en la evaluación consideró “muy buena, buena o regular hacia buena” su situación personal, en tanto el 18,4% la calificó de “mala”.

Otro índice es altamente favorecedor a Chávez, pues más de la mitad de los preguntados siente agrado hacia su persona, mientras que el 39,3% rechazó al candidato de la MUD, ex gobernador de Táchira, y a otro 29% le es absolutamente indiferente, lo cual significa que su táctica de campaña ha sido un fracaso.

CAPRILES NO GANARÁ

La oposición y Estados Unidos están convencidos de que Capriles no ganará las elecciones del 7 de octubre próximo, por lo que deben tratar de boicotear —y en ello trabajan desde hace meses— el resultado de las urnas. Ello podría desencadenar en un enfrentamiento entre los chavistas y los derechistas, con graves consecuencias a lo interno y la posibilidad, que es el fin de este plan, de una intervención extranjera.

Hace pocos días, el periodista y ex presidente venezolano José Vicente Rangel denunció que el plan contrarrevolucionario y lo que este puede representar continua su avance, ya conocido el estancamiento e incluso rechazo de la mayoría de los venezolanos hacia el candidato de la derechista MUD.

Rangel hizo las declaraciones durante la presentación del libro La invasión paramilitar Operación Daktari, de Luis Britto García y Miguel Pérez Pirela, sobre la base de la investigación de los cuerpos de Seguridad e Inteligencia de Venezuela. El volumen narra las relaciones del ex presidente colombiano Álvaro Uribe, cuando permitió la entrada de 100 paramilitares de su país en la finca Daktari, propiedad de Robert Alonzo.

El profesional refirió que el líder de los paramilitares, Salvatore Mancuso, involucró a Uribe en aquellas acciones, y que ahora el ex mandatario —un peón de Washington en Suramérica— en una reciente reunión en Nueva York afirmó que haría campaña contra Chávez por los estados Táchira y Zulia —ambos con gobernadores opositores— en la frontera entre Colombia y Venezuela.

Dos situaciones llamaron la atención de Rangel en este caso: la continuidad en el pensamiento de Uribe contra Chávez, al permitir como Presidente la acción cometida en la finca Daktari en 2004 y sus actuales declaraciones contra el líder bolivariano; y el silencio de la camarilla opositora, que no se ha pronunciado en torno a estos acontecimientos.

Está comprobado, sin embargo, que Capriles y su equipo de campaña viajan de manera regular a Bogotá, la capital colombiana, para reunirse con políticos de la vecina nación y empresarios que colaboran con su postulación, y brindarles la falsa idea de que sus planes contrarrevolucionarios —que desoirán los resultados oficiales de las elecciones— serán llevados a término si Chávez gana, tal como predicen las encuestas.

El llamado Plan 2012, cuyo accionar mayor se centra por ahora en los medios de comunicación masiva —no olvidar que la familia Capriles es dueña de un emporio mediático— en los que los contrarrevolucionarios plantean sus puntos de vista contra el chavismo, fabrican mentiras, inventan atentados y publican cartas que han dirigido al Senado de Estados Unidos.
Los opositores, en una actitud primera de supuesto respeto a los planes sociales de la Revolución Bolivariana que incluso dijeron mantendrían en caso de ganar, están ahora confundidos y virtualmente perdidos, dado el estancamiento de su candidato, que no logra el despegue en el favor popular.
Ahora, en un evidente desenmascaramiento de sus reales intenciones, se han opuesto de manera abierta a las medidas gubernamentales, apoyadas por el pueblo en su gran mayoría, como la repatriación de las reservas en oro, la nacionalización de la extracción y producción de ese metal, mintiendo sobre las supuestas divisiones en la dirección del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); creando falsos ataques a sus huestes por supuestos chavistas.
Van más allá. Echan leña en el horno de Estados Unidos, —que siempre ha visto con ojeriza a Chávez y sus programas revolucionarios— al mentir sobre los supuestos vínculos del Presidente con la guerrilla de Colombia, critican las fraternales relaciones de Venezuela con Irán, lo acusan de refugiar a miembros de la organización vasca ETA, del partido Hezbollah, y de figuras rechazadas por la administración norteamericana.
Aunque en baja en cuanto a popularidad, no hay que olvidar que tanto Capriles como otros políticos jóvenes reinventados por los viejos politiqueros de la IV República poseen seguidores a nivel local, que aunque sea minoritario, son quienes los acompañan de manera activa en sus planes de ataque a Chávez y a su equipo ministerial, así como al PSUV, la mayor fuerza política del país.

Para la contrarrevolución, el Plan 2012 tendría el fin, ya denunciado por importantes voces políticas de la Revolución, de sacar a Chávez del gobierno de cualquier manera, y ponen sus esperanzas en que, si lograran desestabilizar la nación, Estados Unidos intervendría en una operación como la realizada contra Libia.

Ante las maquinaciones de la oposición, que actúa en contubernio con la Casa Blanca, el jefe del Comando Sur del país norteño, general Douglas Fraser, advirtió hace unos días que Estados Unidos está “vigilante ante turbulencias geopolíticas” que pudieran originarse en Venezuela, Cuba, Bolivia y Haití.

Para justificar su postura injerencista, Fraser dijo que tales “potenciales turbulencias geopolíticas recaerían sobre ciudadanos y militares estadounidenses en la región”. Puso como ejemplo a Venezuela, la que, en su opinión, enfrenta “incertidumbres sobre la salud” del presidente Chávez, y una “persistente inestabilidad económica y crecientes niveles de violencia que generan mayores exigencias para el gobierno”.

Lo cierto es que mientras Estados Unidos se frota las manos en espera del menor chance para tratar de intervenir en los asuntos internos de Venezuela, la oposición maneja incluso la sustitución de Capriles por otro aspirante de derecha, una idea que parece improbable por el poco tiempo que faltan para los comicios, porque burlarían el resultado de sus elecciones primarias, y porque obtendrían los mismos negativos resultados.

O sea, que lo que no lograrán en las urnas intentarán obtenerlo por la fuerza, con el gran peligro de una pelea frontal con la población mayoritariamente chavista y una eventual intervención de la IV Flota, tal como prevé el general Fraser.

El postulado derechista ni convence a la población ni a quienes lo encontraron como mejor opción para presentarse contra Chávez, quien en una década de mandato se ha erigido no solo como una de las figuras más queridas por el pueblo venezolano en toda su historia sino que es también uno de los líderes de talla internacional que más ha hecho por lograr el sueño de Bolívar de integrar a América Latina como una única nación, respetando la soberanía y el pensamiento diverso de cada gobierno.

Queda claro que un grave peligro se cierne sobre Venezuela, pero también que los revolucionarios deben desmontar los planes de la camarilla proimperialista a la mayor velocidad, pues está en juego no solo el futuro de ese país, sino de la región latinoamericana y caribeña en su conjunto.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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