Después de la provocación montada en una iglesia habanera, la radio miamense, cumbre del terrorismo anticubano, se ha enfrascado en todo tipo de análisis y pronósticos febriles, sin ahorrar epítetos y críticas a la Iglesia Católica y “se aboga por el seguimiento de las ocupaciones de los templos como una forma de acabar con el régimen”, según el corresponsal de El Mundo de España.
En el Miami del negocio de la contrarrevolución transcurre paralelo a lo que sugiere un “Síndrome de las Maletas”: la frustración de empacar una y otra vez para volver a Cuba y regresarla a la república ficticia que impusieron los Estados Unidos con invasiones a la Isla.
El asunto ha sido bien promocionado en Miami, como una operación de propaganda alimentada constantemente con entrevistas en directo con Vladimir Calderón, supuesto líder de los invasores, quien informaba directamente desde el lugar de los hechos. De repente, todo el mundo parecía tener el número de móvil de un perfecto desconocido de un Partido Republicano de Cuba (PRC) fantasma. “Un engendro que nadie conoce”, dijo el contrarrevolucionario Antúnez.
La percepción de la audiencia en el enclave floridano del terrorismo y la contrarrevolución era que parecían estar en pie de guerra, pero no fue un hecho que tomó desprevenida a la propaganda miamense.
Calderón recibió las órdenes por vía telefónica por parte de sus jefes en Miami, para irrumpir en los templos. La llamada se hizo a su celular, identificado con el número 5 339 0836, garantizándole que su acción recibiría cobertura de inmediato por Radio Martí, el blog del PRC y la red social Facebook, según denunció el blog Descubriendo Verdades.
En Miami y en algunos medios corporativos, parecía que se acababa el mundo en la Isla, pero la agencia AP no tuvo más remedio que informar de un recorrido horas antes de la salida de los ocupantes del templo, por el populoso barrio de Centro Habana, donde está la Iglesia de la Caridad, y constató que “No había presencia policial ostensible en el lugar y las actividades por los alrededores como venta de artesanías y flores se desarrollaban normalmente.”
Pero, la invasión al Santuario en La Habana ha sido repudiada por cristianos o no dentro de Cuba, hecho que no pasó inadvertido para algunos de los mercenarios, disidentes visibilizados en los medios internacionales, que daban la impresión de apartarse modelando de los invasores para capitalizar los dividendos.
Cuando los ocupantes han sido desalojados pacíficamente, sin armas, por un reducido grupo de policías, los manipuladores de oficio arremeten contra la supuesta violencia y la Iglesia católica en Cuba, enfrascada en una visita papal exitosa.
Por su parte los diplomáticos injerencistas de la Oficina de Intereses en La Habana no han hecho declaraciones, pero sus empleados hacen lo suyo.
Uno de los embaucadores más despreciable, Elizardo Sánchez Santa Cruz, arremetió contra la salida pacífica, quería problemas, encontró “contradicciones” entre la versión de la Iglesia y el relato de los disidentes, que tras el desalojo fueron conducidos a una unidad policial y posteriormente pudieron regresar a sus casas. ¡Vaya actuación violenta de la policía cubana!
Por su parte, la bloguera de Estados Unidos, Yoani Sánchez, atacó al Arzobispado de La Habana en la red social Twitter donde escribió que la “intromisión policial” en el templo de Caridad “quedará como una página bochornosa de la Iglesia en Cuba”.
Todos juntos a un lado y otro del Estrecho de la Florida para intentar frustrar un éxito seguro: la visita papal a la Isla.
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