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lunes, 18 de noviembre de 2024

España, ¿por qué no nos oyes?

La vigésimo segunda Cumbre Iberoamericana ha funcionado como un tribunal que juzga a Europa a través del más cercano interlocutor latinoamericano en el viejo continente: España...

Iroel Eri Sánchez Espinosa en Exclusivo 19/11/2012
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XXII Cumbre Iberoamericana.
Foto oficial de la XXII Cumbre Iberoamericana.

La vigésimo segunda Cumbre Iberoamericana, que acaba de concluir en la ciudad andaluza de Cádiz, ha funcionado como un tribunal que juzga a Europa a través del más cercano interlocutor latinoamericano en el viejo continente: España.

Los representantes de Brasil, Ecuador, Peru y Cuba, criticaron con mucha claridad en el evento las políticas de austeridad impuestas antidemocráticamente por la Unión Europea y el gobierno de Mariano Rajoy al pueblo español.

“Brasil viene defendiendo, no solo en el G20, que la consolidación fiscal exagerada y simultánea en todos los países no es la mejor respuesta a la crisis mundial, y puede incluso agravarla llevando a una mayor recesión”, afirmó la presidenta Dilma Rouseff. El mandatario peruano Ollanta Humala reclamó por su parte “políticas serias de reactivación económica y no solo medidas restrictivas y de ajuste fiscal”.

El líder ecuatoriano Rafael Correa dio voz en el cónclave a los españoles que han sufrido el desahucio de sus viviendas al denunciar la “supremacía del capital sobre los seres humanos” que determina la existencia de “gente sin casa y casas sin gente” y agradeció el reciente decreto que suspende esa práctica contra las familias más humildes, entre las que están sus compatriotas emigrados a España.

También el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, puso en Cádiz el dedo en la llaga que sufren los españoles:

“En medio de los embates de una crisis económica global, cuya solución no se vislumbra, las políticas que se aplican en Europa no parecen dar resultados ni lidiar con las causas de los problemas. Los ciudadanos no son consultados ni participan en las decisiones de gobierno. Las consecuencias se descargan sobre los desempleados, los trabajadores de menos ingresos, los jóvenes y los inmigrantes. Los recortes en los gastos sociales y la represión de los movimientos de protesta no pueden ser el camino de ninguna solución.

“El Estado de bienestar, del que se enorgullecía Europa, parece en peligro de extinción. La sobrevivencia del euro, que fue motivo de esperanza, está amenazada. El proceso de integración europeo está atrapado en dilemas profundos. Los sistemas políticos, que alguna vez fueron impuestos como modelo, han perdido legitimidad.”

El representante cubano llamó la atención sobre la expresión económica de la relación de España con América Latina al recordar que en los años noventa la nación ibérica recibía el 2,7% de las exportaciones de bienes de América Latina y veinte años después el 1,8%; mientras las importaciones fueron el 1,5 y ahora son el 1,4%, además de que en la década de los 90, el 61% de la inversión española fue a la región y en la actual es el 15,9%. Aunque expresó gratitud por las reiteradas condenas de los foros iberoamericanos al bloqueo norteamericano contra la Isla y su invitación a Cuba desde un inicio, fue más lejos y afirmó que “las Cumbres anuales no parecen ser ya necesarias, como tampoco muestran serlo las múltiples y frecuentes reuniones sectoriales, de resultados limitados” frente al fortalecimiento de la región y el nacimiento de la Comunidad Estados Latinoamericanos y Caribeños.

Una primera expresión del consenso alrededor de lo expresado por Cuba es la decisión de que a partir de ahora estas cumbres se efectúen cada dos años.

Pero, al parecer, las fuerzas vivas de la España en crisis no escuchan. El diario madrileño El País, que expresa la opinión de importantes sectores de poder españoles, ha dedicado a lo que llama “el éxito de Cádiz” un editorial titulado "Más Iberoamérica" que -inspirado en una frase del monarca Juan Carlos I en el evento- pareciera corresponder a tiempos de mayor entusiasmo. Parafraseando la infeliz salida del propio rey en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, los latinoamericanos podríamos preguntarle a la clase política española, representada por El País, “¿por qué no nos oyes?”


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Iroel Eri Sánchez Espinosa


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