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miércoles, 20 de noviembre de 2024

La pelota migratoria en cancha de Estados Unidos (+Video)

El principal experto cubano en temas migratorios, analiza para "Cubahora" las últimas medidas tomadas por el gobierno cubano...

Raúl Menchaca López en Exclusivo 20/02/2013
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Personas caminando por la calle Obispo
Cada año emigran legalmente de Cuba unas 38 mil personas, según la ONEI.

Las nuevas regulaciones migratorias, que aligeraron, aceleraron y abarataron trámites, han sido acogidas con beneplácito por los cubanos, que ahora solo necesitan para viajar pasaporte, visa y boleto aéreo.

Sin embargo, para Estados Unidos, que durante más de medio siglo se ha dedicado a alentar la emigración ilegal desde Cuba, esas medidas llegaron como un cubo de agua fría y han dejado sin respuesta a sus autoridades.

“Vamos a ver ahora qué hace Estados Unidos con el tema a partir de que Cuba regularizó mucho más el proceso migratorio”, dijo a Cubahora el director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, Antonio Aja, quien analizó la flexibilización migratoria que el gobierno de la Isla puso en vigor desde el pasado día 14.

“Cuba no es una amenaza para Estados Unidos, ni de aquí huyen luchadores políticos contra el proceso cubano y sin embargo se les daba ese tratamiento a muchos emigrados”, apuntó Aja en relación con las insistentes denuncias de Cuba sobre la manipulación que hace Washington de ese asunto.

El experto recordó que a La Habana se le acusaba de no permitir ejercer el derecho de todo ciudadano a viajar o emigrar, a pesar de que muchas veces cuando un cubano pedía una visa a Estados Unidos no le era otorgada.

“Pero si se lanzaba al mar como balsero era considerado un refugiado político y si llegaba a otro país, que tampoco le había dado visado, igualmente era considerado como alguien que huía del comunismo en Cuba”.

El principal especialista cubano en el tema migratorio explicó que la Isla es considerada un país de emigrantes desde 1930, cuando comenzó a aportar más que los que recibía.

“Contrario a lo que muchas veces los medios de prensa, e incluso la academia, han presentado, el tema migratorio es consustancial a la historia de la nación, a la identidad del cubano, pues fuimos conformados por emigrantes como muchos otros países”, subrayó.

Rememoró que esa emigración con signo económico varió a partir del triunfo de la Revolución, en enero de 1959, cuando se potenció porque hubo sectores desplazados del poder político que respondieron a la estrategia estadounidense de sacarlos de la Isla y utilizarlos contra la Revolución.

“La emigración continuó y a esos sectores se unieron otros que tienen que ver con la estructura social y clasista de un país que construye una sociedad diferente a la capitalista, pero que tiene una emigración en el exterior que se convierte en polo de atracción y va conformando un parámetro de vida diferente que influye en Cuba para atraer emigrados”.

Aja señaló que el caso cubano tiene un elemento muy particular, pues Estados Unidos es el principal receptor de los emigrados de la isla y a la vez el principal antagonista político del proyecto social cubano.

Aseveró que eso marca la política, porque “no es lo mismo pensar en una relación de compatibilización, de interrelación entre emisor y receptor, que en una relación donde el receptor está constantemente buscando políticas que, de una u otra manera, viabilicen del país emisor un flujo con determinada selectividad”.

No obstante, para Aja las nuevas disposiciones, que calificó como un acto soberano, responden a necesidades de la nación cubana, de la población, de la familia que tiene parte en diferentes lugares del mundo, por tanto responden a necesidades objetivas en un momento en que están maduras las condiciones.

Acerca de la importancia de esas medidas, el experto consideró “tener una legislación objetiva del tema sobre la base de las necesidades de la sociedad cubana actual, sobre la base del reconocimiento de los derechos de los ciudadanos cubanos a moverse libremente, que siempre ha existido, pero con regulaciones”.

“Los cubanos estamos ahora en el mismo contexto que cualquier otro ciudadano del mundo, en el cual lo que decide es, en primer lugar, la capacidad del individuo de poder tener un pasaporte, un boleto y sobre todo el visado del país al que quiere emigrar o visitar”, aseguró.

No obstante, Aja consideró que mientras exista la confrontación política entre la Isla y Estados Unidos, el tema migratorio será visto por La Habana como un asunto de seguridad nacional y Cuba no tomará medidas sin un análisis previo.

Según fuentes oficiales, desde el año 2000 hasta el 31 de agosto de 2012 viajaron al exterior por asuntos particulares 941 mil 953 cubanos, de los que no regresó al país apenas el 12,8 por ciento, lo que equivale a 120 mil 705 personas.

De acuerdo con cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, unos 38 mil cubanos emigran legalmente cada año.


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Raúl Menchaca López


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