Queridos amigos:
Rompo el silencio que he tomado por refugio en estos días. Espero comprendan la demora y me perdonen por ella. No ha sido nada fácil enfrentar la pérdida de mi hermano. Mucho menos en estas condiciones. No por esperado el desenlace me ha golpeado menos.
Gracias por sus mensajes de aliento, que me han hecho sentir acompañado en estas especiales circunstancias. Me han animado en el retorno a la lucha, que es a lo que convocan el espíritu y el recuerdo de Roberto. Él nunca se rindió; no lo haremos quienes quedamos en la deuda de honrar su memoria.
Para mí, que tomé conciencia de mi propia existencia junto a él y compartí con él tantas cosas, será siempre motivo de orgullo el poder decir que fui su hermano.
Para ustedes, toda mi gratitud y un abrazo.
René González Sehwerert, 26 de junio de 2012
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