En vez de calificarlo como un asunto “mas viejo que andar a pie”, al tema de trasladarse de un lugar a otro para asentarse o no de manera temporal o permanente, se le puede identificar como un tema tan viejo como el propio hecho de caminar.
La historia recoge actos de personas o grupos grandes y pequeños que se trasladan para establecerse en otro lugar donde ya existía una comunidad o la fundan, y los motivos de ese ir y venir son múltiples y no han dejado de ser prácticamente infinitas las causas.
Tal vez el caso de la emigración cubana no sea único, pero sus particularidades la hacen sobresalir, sin que los causantes sean exclusivamente los habitantes de Cuba, sino porque factores externos muy poderosos la han enrarecido.
Sin descartar que pudo haber sido con semanas de antelación, lo cierto es que desde horas antes del primero de enero de 1959, fue fácil notar que el tema migratorio estaba incluido en un abultado volumen de actos de adversidad para torcer el rumbo de la historia.
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Como que de probadas agresiones se trata, no es tampoco imposible que todo cuanto se decida en ese tema, esté permeado de una u otra manera en posiciones defensivas más que en procederes propios de la modernidad y lo que normalmente hacen las naciones.
Sin embargo, medidas universales tomadas por Cuba para ordenar la migración interna o hasta para preservar la fuerza de trabajo son usadas por los promotores de la emigración desordenada con el propósito de descalificar al gobierno que las adopta.
No solo están dedicados a crear confusiones en cuanto a disposiciones concretas, sino que hasta los conceptos son tergiversados y usados para la agresión política, y es el caso de que presentan a Cuba como único país donde nadie emigra por razones económicas o de reunificación familiar, sino que huye o escapa.
En el momento de surgir novedades, como las recientes aprobaciones de las tres leyes de Emigración, Ciudadanía y Extranjería, los dispositivos mediáticos lanzan un cúmulo enorme de datos reales, pero empaquetados de modo tal que constituyen otro intento de dañar al país.
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Por esa razón, conviene explicar dentro y fuera de las fronteras cubanas el concepto de Población Efectiva, qué la define, la metodología y los motivos para cuantificarla.
Los datos se toman en un tiempo llamado año calendario, que es desde el primer día del año hasta el último (primero de enero al 31 de diciembre), y la persona puede haber nacido en Cuba o en otro país y debe estar con vida.
El individuo en cuestión tiene que estar viviendo sin volver a salir del país durante 180 días, que no es lo mismo que seis meses, pues los hay de 28 ó 29 días, así como de 30 y 31 días, y tampoco es un semestre, o la mitad del año.
Esos 180 días de residencia permanente tienen que haber sido dentro de los últimos 365 días y estar dentro del año calendario.
La metodología aprobada por el Consejo de Ministros, considera población efectiva:
«a toda la que, en un año calendario, nació en el país o en otro país, pero reside de forma permanente, acumuló 180 días o más de residencia en el mismo durante los últimos 365 días y no ha fallecido».
Por lo tanto, la población efectiva se calcula sin incluir a los fallecidos en el año calendario y a los que no estuvieron permanentemente 180 días o más de residencia en el territorio nacional en los últimos 365 días.
Luego entonces, el emigrante es quien no acumula 180 días o más de permanencia dentro del país. Recordemos que antes el término de migrante se le aplicaba a los nacionales que estuvieran más de 23 meses sin entrar a Cuba.
La Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) creadora de la metodología, argumenta que no está vinculada a los derechos relacionados con la condición de la migración, sino que se trata de una medición estadística necesaria para calcular la población en el territorio nacional o alguna de sus partes.
Sin embargo, se requiere de un censo de población y vivienda para conocer la población del país y territorios, su nivel educacional, ocupación y categoría ocupacionales, estado conyugal, color de la piel, situación de discapacidad y otras características importantes, así como las viviendas donde residen, informaciones todas necesarias para un desarrollo sostenible.
Despues de la presentación del proyecto de Ley de Migración en el plenario del Parlamento, Juan Carlos Alfonso Fraga, vicejefe de la ONEI expuso que el 31 de diciembre de 2023 la población efectiva cubana era de 10 055 968 personas y permanecían fuera del país 1 249 733 personas. Alrededor del 75 por ciento de ellas debían ser descontadas de la población, por no tener residencia efectiva en el país del 2021 al 2023.
Agregó que se mantiene la tendencia, y que dada la dinámica demográfica que se registra en lo transcurrido en los primeros meses del 2024, contracción del número de nacimientos y continuidad del movimiento de personas hacia el exterior desde los últimos meses del 2023, en la actualidad la población de Cuba es menor a 10 millones de habitantes y debe seguir decreciendo.
Alfonso Fraga explicó: Ese significativo ajuste en la estructura demográfica repercute en planes, programas, proyectos de los ámbitos demográficos, económicos, sociales y ambientales, los cuales deben ser revisados y ajustados en el caso que proceda.
Coincidiendo con que en los tres últimos años se han endurecido las condiciones de vida fundamentalmente por causas externas que provocan crisis econnómicas, se ha intensificado la movilidad hacia el exterior durante extancias más prolongadas.
En las condiciones actuales de un escenario donde las causas de la emigración económica no dan muestras de disminuir, es vital el perfeccionamiento de la manera de contabilizar un recurso tan importante como lo son las personas.
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