A veces es difícil hacer fotos en momentos enardecidos de pueblo. Peor aún es escribir algo cuando las emociones se te interponen entre las manos y las teclas. Hoy es uno de esos días donde se te sale la cubanía por los poros, agarras la cámara y, sin importar la oscuridad de la madrugada, sales a defender una causa justa. Esta vez, por el derecho de Palestina a existir.
Pero no fui motivado por la cultura de sobrada calidad que mostraba el acto. Tampoco por mi espíritu entusiasta de fotógrafo aventurero. Ni siquiera por este trabajo que nadie me pidió hacer. Fui por una cuestión de principios, de solidaridad. Fui por la gente, mi gente.
Encontré muchas cosas que te llegan hasta lo más hondo, destacando cada una de las razones por las que estás allí. Quizás por la mirada intensa de aquella niña abrazando a su papá. Tal vez por el caballerito en los hombros de un gigante, que enarbola la sapiencia que salvó mi país de una terrible pandemia. A lo mejor por esa profunda empatía por el dolor con que se vive en otras tierras, tan distantes, tan cercanas y que lo sentimos como propio.
Yo estuve allí, cámara en mano, como corresponde. Lanzo entonces al mundo esta historia en imágenes de cómo los cubanos defendemos a los pueblos oprimidos, en contra de la masacre, en contra del odio. Hoy mi lente es por Palestina.













Rodin
9/10/25 22:38
Sentidas palabras acompañadas de estás bellas fotos por una Palestina Libre.
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