No solo el son, también la alegría. Nos quieren borrar del mapa, robándonos la alegría. Por ello, defender la soberanía, no es tan solo defender “la hierba que pisan nuestros campos”, ni el espacio radioeléctrico, sino, además, el fluir de nuestro orgullo patrio, la alegría de ser cubanos, la “cubanidad plena, sentida, consciente y deseada: cubanidad responsable como apuntó Fernando Ortiz; “cubanidad con las tres virtudes —dichas teologales—, de fe, esperanza y amor”. Fe en nuestro sacrificado pueblo, esperanza en sus consensos y amor a lo que ha conquistado.
La alegría es más subcutánea que la gozadera, y pone a vibrar hasta al corazón. La alegría deja una traza, como un link para despertar una red de recuerdos, la gozadera, efímera como el sudor, suele tirarnos en la resaca, hasta la próxima. En el latín vulgar, la forma adjetiva de alegre, “alăcer”, se traduce como suspicaz o entusiasta. Porque a la alegría, sutileza emotiva, puede acompañarse con el pensamiento; la bullanguera gozadera, sin embargo, es solo emoción, a chorro. Estar alegre es elevarse hasta otro estado energético, positivo y enriquecedor. Gozar es removerse en uno mismo, agitar el cuerpo para que suba la temperatura. La alegría es expresión de plenitud, movimiento del espíritu, más que del cuerpo. ¿Quién no ha sentido después de una extensa gozadera cierto vacío, y hasta bochorno: “me pasé!” Con miles de gozaderas el farandulero no se sacia. Por ello, a las industrias culturales, le es más rentable enlatar la gozadera.
Y con esta distinción no estoy condenando a la gozadera, sino complejizando la ecuación. Ser cubano no es ser un gozador, un vacilón con guayabera; sino un “intrincadísimo complejo de elementos emocionales, intelectuales y volitivos”. Y ha de ser tan alegre como profundo el cubano nuevo. Nuevo en tanto disfrute nuevas relaciones y nuevos marcos de significación donde proyectar a plenitud su naturaleza humana. Utopía alcanzable con una cultura otra, soberana y “socialística”, productora de una nueva sensibilidad, con una alegría emancipadora y una más intensa cubanía.
Una cultura en buenas manos, tejida con hilos nuevos y los de siempre, abierta al mundo, pero con el tronco nuestro. Con propuestas artísticas como “Cubanidad”, una propuesta musical creada por el trovador Raúl Torres, con los arreglos de Michel Herrera y defendida por una constelación de músicos e intérpretes. Un arco que se levanta con el virtuosismo del Maestro Frank Fernández, extendido por el lirismo del propio Raúl junto al coro Vocal Renacer y que se desgrana sobre un jolgorio de son y timba. Allí pusieron lo suyo como instrumentistas: Manolito Simonet, Saumel Formell, Eduardo Sandoval, William Roblejo, Rodney Barreto, Abdel González, Thommy Lowry, Jesús Ricardo, Yoandy Argudín, Eduardo Sandoval, Victor Guzmán, Edgar Martínez y Roger Rizo, y con sus voces: Tania Pantoja, Laritza Bacallao, Adonis de Osain del Monte, el Noro, Ronald y los vanvaneros Robertón y Mandy.
El juglar Torres, tan pendiente a las circunstancias, musicalizó el sentir de su pueblo, su deseo de una Cuba próspera, pero sin ataduras, ni chantajes. “Este tema era algo que venía rondando ya por mi cabeza, hacerle una canción a todos los cubanos de bien, una canción, sobre todo, por la unidad de todos los cubanos que queremos lo mejor para Cuba, pensemos como pensemos, pero con buena voluntad”- comentó a CubaSí . “Me motivó una reforzada atmósfera de solidaridad y hermandad que percibí en este tiempo adverso, en los momentos en que hemos tenido que permanecer distantes, un pueblo acostumbrado a estar tan cerca unos de otros y a carnalizar el afecto y el cariño con abrazos y con besos”-compartió con Cubadebate .
Sobre la gestación y producción de “Cubanidad”, compartió su autor: “Hace dos meses recibí una llamada del director del Centro Nacional de Música Popular, Víctor Rodríguez, con la idea de hacer una canción que reflejara la realidad cubana y, sin querer, estábamos coincidiendo en iniciativa en aquel momento. Ya yo tenía entonces cierto camino andado, pero su llamada me incentivó a terminar la canción, la que inmediatamente le hice llegar con una grabación a guitarra y voz”.
Entre el propio Víctor Rodríguez y Michel Herrera se encargaron de invitar a los artistas, cuya participación y voluntad, reconoció el autor de “Candil de Nieve”: “Accedieron gustosamente a participar en este trabajo con una canción mía, una canción de Raúl Torres, conociendo ya mis antecedentes como compositor de temas comprometidos con la política de nuestros tiempos, de nuestro país, todos saben mi compromiso personal como revolucionario con esta Revolución socialista, creo que eso dice mucho de esos artistas, porque sé no falta quien se prejuicia en ese sentido, no se siente cómodo participando en un tema de un cantautor que ha tenido este trabajo, esta inclinación a cantarle a causas que creo justas”. “Ellos crearon sus propias improvisaciones y eso es algo que me gustó mucho, porque son parte del tema, le aportan. Se convirtieron en coautores, si se quiere decir, de la canción, se apropiaron, se identificaron con la canción, les gustó, la hicieron suya al momento”.
Complacido quedó el Raúl Torres con el trabajo de producción musical a cargo del talentoso Michel Herrera “El arreglo realizado por Michel Herrera no pudo tener mejor acierto. Luego su producción en el momento de la grabación, con su presencia permanente en cada ejecución, garantizó que el producto final fuera la idea que se pensó en el principio”. “Tan joven, pero es un músico extraordinario, un arreglista excelente, me sorprendió mucho con el arreglo que hizo. Incluso con mi propia voz dentro del tema, yo tenía mi forma de ver la canción, de cantarla y él arregló incluso cómo yo debería cantar mi parte. Yo produzco siempre la voz mía en mis discos, pero me gustó mucho el trabajo que él hizo, también porque aprendí la visión de él, aprendí a ver la canción desde otra perspectiva y eso era algo nuevo para mí. Salió todo tan bonito por su dirección y su producción de mi voz también”.
El videoclip desemboca en un fiestón a lo cubano, en una azotea habanera, entre juegos de dominó y tragos típicos.
“El producto final me encantó, sobre todo que se nota mucho la alegría del cubano, las ganas que tiene de ser feliz a su manera cubana, sobre todas las cosas y también todo lo miserable que puedan hacer algunos para borrarnos esa alegría natural que tenemos. Eso se siente en el video y eso somos nosotros, toda la patria, todo el pueblo cubano es eso. Esa alegría que nosotros transmitimos ahí es algo que jamás podrán borrarnos”- comentó Torres. “Siento esta canción como una especie de mensaje atemporal. Sus versos probados llegan a tocar todas las sensibilidades. Por eso, y sin querer, funciona tanto en momentos de crisis como en momentos de esplendor y alegrías. Por lo menos, quisiera que se viera así, porque es el espíritu que defiendo en ella”.
Se nos intentará arrebatar la alegría, pero seguiremos enarbolando cubanía, porque hay orgullo y aché.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.