Del Cantar de gesta disertan en pasado. Dictan - desde pliegos amarillos y sin partituras - que es “una manifestación literaria” y no un canto de juglares, “una epopeya escrita en la Edad Media” para contar “las hazañas de los héroes y las acciones de los antiguos padres, como la vida y el martirio de los santos y las adversidades que los hombres de antaño han padecido por la fe y por la verdad”.
En Cuba podemos hablar en presente. Y cantar canciones de gesta, épicas con lirismo sobre héroes de hoy. En romances y alejandrinos como en aquellas antiguas. Porque “Cabalgando con Fidel” y “El regreso del amigo”, del trovador Raúl Torres, son herederas del “Cantar de mio Cid” o “Las Mocedades de Rodrigo”. Aunque sean más loas a las gestas que a los gestos. Aunque no se describan los trajes o el escudo del jinete, sino sus ideas y sentimientos. No se colmen de verbos, sino de metáforas.
Algunos, frente a la acera de los agradecidos, no le perdonan a este nuevo juglar, haber traspasado la aureola romántica de “Candil de nieve”, “Se fue” y “Regrésamelo todo”. Que cante con los suyos y desde el compromiso. Lo ofenden por dedicarle canciones a quien -como escribí en fechas como estas- se “pinta solo” para concentrar significados y poner saetas a los sentidos. Porque sus siluetas imantan, con tal fuerza, casualidades y esperanzas que siembran realidades en los mitos y deviene paisajes de los sueños. A ese hijo de Martí, que no lo dejó morir en su centenario y recuperó para Cuba el hilo prometido, Fidel.
En ciertos ataques al cantautor, arguyen que es oportunismo y sumisión. Desconocen datos y razones. No saben de los ríos que lo conducen a una identidad asentada, que lo conectan con el sentir de su gente y de su país. Que nació en la “Cuna de la nacionalidad” y creció como poeta en la “Atenas de Cuba”; en la humilde barriada matancera de Simpson, donde en 1879 Miguel Faílde Pérez (Matanzas, 1852-1921), con su célebre obra “Las alturas de Simpson”, hizo nacer el danzón, devenido Baile Nacional de Cuba.
Que el merecedor de la Distinción Por la Cultura Nacional en 2017, lleva en sus venas sangre mambisa. Su tatarabuelo, el capitán Juan Rondón, fue quien en octubre de 1868 reclutó a Antonio Maceo y sus hermanos para las luchas independentistas iniciadas en La Demajagua hace 150 años.
Que Raúl se hizo trovador con una canción dedicada a Celia Sánchez, tras su fallecimiento, tenía 12 años. “Mi madre —contó— me ayudó a hacer la composición, que luego obtuvo premio en un festival de pioneros aficionados”. A José Martí, le ha dedicado infinidad de temas, algunos con letras de su padre.
Consecuente con su fidelidad a esa novia que es la Revolución. “Va conmigo, creció conmigo. Ha sido un proceso de crecimiento inherente a mí espíritu. Yo me crié en un país socialista, con padres de izquierda, que me enseñaron e inculcaron muy bien quiénes fueron nuestros héroes, quiénes murieron para que pudiéramos tener un país como el que tenemos, cómo eran los tiranos, qué hicieron los tiranos con nuestro pueblo, cómo nuestros héroes fueron martirizados. Todo eso te va creando un pensamiento.
Raúl Torres habla de un Fidel infinito. “La estatura de Fidel no tiene forma de medirse. Por eso digo que su gorra es un astro del cielo”. Le canta a Fidel “para que las nuevas generaciones conozcan a ese gran hombre y lo tengan presente en su alma y su pensamiento”. Y así, como Aquel gran estadista “preocupado por la Humanidad”, se convirtió en su ejemplo también lo sea para su pequeño hijo Fidel Camilo.
“No hay un precedente en la Historia, nadie que haya llevado a cabo una obra, un gesto, un servicio internacionalista como Fidel, quién se ha levantado así de esa manera y ha mandado batallones de seres humanos a ayudar a otros países, en condiciones difíciles, la mayoría de las veces, creo que eso es lo mínimo para agradecerle durante toda la vida. Fidel creía que con los seres humanos hay que ser lo más servicial que se pueda. Y yo también”- afirma el cantautor.
“De eso se trata, de hacer el bien. Mi papá me hizo muchas anécdotas, le debo a él mucho de cómo pienso hoy en día. Fidel llegó y nos puso un tesoro en las manos, que es hoy eso a lo que le llaman su legado, eso es un tesoro. Y en mi caso le agradezco mucho, porque me trajo hasta lo que soy hoy y sé que soy un hombre mejor, desde que tengo conciencia y conocí sobre Fidel, desde que me paraba en el patio del solar donde vivía con cinco años y pasaba un avión y gritaba ahí va Fidel, le debo mucho por el hombre que soy”- confesó el agradecido.
“A través del sol” fue la primera “canción agradecida” que compuso Raúl Torres para Nuestro Comandante. “En esos versos se refleja la admiración y devoción al legado que nos dejó Fidel no sólo a Cuba, sino a toda Latinoamérica.”-me contó hace unas horas el juglar.
Fue en el 2014, Raúl Torres estaba de gira por Venezuela. “El día anterior del cumpleaños estaba en la casa de uno de los hijos de Adán Chávez y comencé a escribir los primeros versos en la mañana. Y sobre el mediodía acabé musicalizándolos con un espíritu sureño en su armonía”. Tuvo muy poco, para grabarla y conspirar con Adán y con la multinacional TeleSUR para sorprender a Fidel. Sabían de su fidelidad al canal, pero se aseguraron que estuviera viéndolo antes trasmitir la interpretación del tema.
Dos años después, con otras motivaciones, pero con igual sensibilidad y compromiso creó los versos y la melodía de “Cabalgando con Fidel”. Ese himno compuesto pocas horas después de emprender el líder de la Revolución cubana su última expedición victoriosa. Grabado con arreglos de Pancho Amat y con las sentidas interpretaciones del propio autor, Annie Garcés, Luna Manzanares y Eduardo Sosa.
Por aquellos días confesó su dolor, sin guitarra y con voz quebrada: "Fidel para mí es algo muy grande, yo no esperaba que fuera a llegar este día de despedirlo. Creo que se fue de una manera bastante precoz, le faltaba mucho que decir, mucho que hacer, mucho que escribir, mucho que iluminar y creo que me acostumbré a la idea de que sería alguien eterno".
Junto a mi esposa estuve en aquel concierto, Todo mi universo, en que estrenó su tercera canción al Comandante. Todo el Teatro Mella, emocionado, se puso de pie al descubrir a quién se homenajeaba. En un solo espíritu nos tomamos de las manos y pusimos a prueba al trovador, quien logró contenerse y concluir su interpretación. Una extendida ovación fue la expresión de nuestro agradecimiento.
Hasta ese momento "Laureles y Olivos", era solo un poema musicalizado. Pasó luego por las manos virtuosas del músico César López, quien hizo los arreglos para el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, que se entrenó poco después en el Teatro Heredia de Santiago de Cuba.
Compartió Raúl que, “justo a un año de su ausencia- como dice la canción en uno de los versos-, volvió a él aquel simbólico rombo del Comandante que despertó su curiosidad en la niñez. “Cuando niño viví en una ciudadela, y cada vez que pasaba un avión por el patio todos los pequeños salíamos a gritar: ¡Fidel! ¡Fidel! ¡Fidel! Ese fue mi primer contacto con él. Luego empecé a fijarme en el rombo, sus colores rojo y negro, con la estrella en el centro, los laureles y los olivos”.
En el 2013, Torres creó uno de los temas más conmovedoras de las compuestas al mejor amigo que tuvo Cuba, el Comandante Eterno Hugo Chávez Frías. "El regreso del amigo” tuvo como principal promotor al propio Fidel. El líder histórico la escuchó del propio autor en una actividad realizada a los médicos que atendieron al líder venezolano durante su enfermedad. "Fidel me llamó cuando terminé y me elogió la canción, la manera en que la compuse y lo hizo como un poeta también. Realmente me impresionó su apreciación sobre la canción, como si fuera suya la sintió y eso me llenó de orgullo y me hizo quererlo aún más"- relató Torres. Pocos días después, en un acto público, el longevo líder cubano presentó, profundamente conmovido, el video musical sin que el trovador lo supiera.
Más recientemente, Raúl Torres compartió con su pueblo "El último mambí", una hermosa canción homenaje a otro eterno guerrillero, Raúl Castro. Hace un tiempo le escuché, en un miniconcierto en el Ministerio de Cultura, una canción dedicada a Maceo que es otra joya de la canción épica cubana.
También les ha cantado a los héroes anónimos. Y es que, ante las causas justas, como frente a las contingencias, laten sus cuerdas creadoras. "Hotle Tulipán" fue el poema canción a las víctimas del accidente aéreo del 18 de mayo del 2018 . "Baracoa se levanta" la compuso luego del paso del Huracán Matthew por el extremo oriente cubano.
Como artista honesto, consciente de que en Venezuela “tiene lugar otra patraña más del imperio”, Raúl Torres tuvo la iniciativa, con el respaldo de la multinacional TeleSUR, de lanzó la campaña global y colaborativa “Tambores de la Paz”, a la que dedicamos una entrada anterior.
¿Cuándo nos regalarás un disco con tus canciones de gestas? -le pregunté por Messenger. Los agradecidos lo esperamos.
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