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domingo, 24 de noviembre de 2024

La ira

La ira es una reacción emocional y puede manifestarse con enojo, rencores, cólera o irritabilidad.

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 12/02/2012
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La Ira
En la Divina Comedia, de Dante, la ira ocupa el séptimo círculo del Infierno

La ira es una reacción emocional y puede manifestarse con enojo, rencores, cólera o irritabilidad.

Puede ser una reacción natural en estados de alerta frente a determinadas situaciones estimadas como de peligro.

No obstante, es común su manifestación como una emoción negativa frente a algo que no nos funciona adecuadamente o porque no se consigue lo deseado.

Incluso puede desencadenarse frente a situaciones muchas veces poco importantes, causando en el furioso un estado de malestar y desasosiego con conductas impropias.

En ocasiones pudiera simularse o exagerarse como forma de manipulación a determinadas personas.

En la Divina Comedia, de Dante Alighieri, la ira ocupa el séptimo círculo del Infierno.

LO EXTERNO Y LO INTERNO

Externamente puede identificarse por la expresión facial, los gestos e incluso por agresiones verbales o físicas. Las actitudes de mala educación son ejemplos de ira.

Las personas iracundas casi siempre explican sus reacciones como consecuencia de “aquello que les ha pasado”, aunque una persona irritada con facilidad suele equivocarse, pues ha perdido la capacidad del análisis objetivo.

Cuando se trata de un arrebato agresivo puede suscitar un enfrentamiento con los demás o la agresión contra sí mismo, la manifestación de un odio ostensible hacia algo o hacia alguien, pues el enojo, aun en el caso de ser razonable, no logró ser canalizado adecuadamente.

La presión arterial y la frecuencia cardiaca pueden aumentar, así como la secreción de las hormonas adrenalina y noradrenalina.

El irascible pasivo puede manifestar expresiones de desprecio, dirigir miradas oblicuas o impasibles, sonreír falsamente, chismear o convertirse en un quejoso crónico.

Se pierde la objetividad, la prudencia y la consideración y se puede llegar a causar daños emocionales o físicos a otros, incluidas las mascotas u otros animales o a sí mismo.

CONTROLANDO EL TIMÓN

La sensación de ira debe ser manejada adecuadamente y en primer lugar se debe buscar su causa además de comprender y conocer las emociones del momento. Es la clave para poder controlarla.

Ante todo es preciso evitar por todos los medios las explosiones de ira reaccionando de forma proporcional, objetiva, racional y calma a aquello considerado un “ataque” a nuestros intereses.

Interpretar con inteligencia y serenidad los hechos acaecidos, respirando al mismo tiempo lenta y profundamente.

Se debe vivir en el presente olvidando rencores y traumas del pasado pues eso solo serviría para alimentar el psiquismo de un inveterado gruñón.

Y nunca se deben perder los buenos modales por ningún concepto.

Si a pesar de todo se necesita un desahogo se pueden hacer ejercicios, caminar sin rumbo fijo, escuchar música suave e incluso gritar en sitios que nadie escuche o en solitario pegarle a una almohada. Cualquier cosa a modo de alivio, pero no dañino a otras personas.

Pero lo mejor para seres inteligentes y equilibrados es resolver en santa paz las situaciones de ira como otra forma de cuidar de la salud física y mental.


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.


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