El ser humano es un animal censurador por naturaleza. Nadie se escapa del juego de juzgar y criticar. Ahí estamos inmersos todos y todas porque no somos capaces de entender que cada cual a partir de sus vivencias contempla y vive la vida de forma diferente. A veces deberíamos quitarnos nuestras gafas de observar en blanco y negro y darle a la vida la escala cromática que merece.
Se supone que reconocer nuestros errores e intentar enmendarlos es parte del proceso de crecimiento. Cambiar de opinión, aunque la nueva no les grade a todos, también forma parte de ese proceso. Todo es un acto político, ningún aspecto ni área de nuestra existencia escapa de esa premisa.
Con estas pistas parece sencillo adivinar de quién hablaremos hoy y para confirmar tus sospechas, hablamos nada más y nada menos que de el mismísimo Mario Vargas Llosa. Sin más, un acercamiento a “La Fiesta del Chivo”, una historia que debe ser leída…
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