Hoy traemos una historia lejana, aunque ojalá nos fuera más distante y no sintiéramos que constituye un acto correcto. Ojalá no nos sintiéramos identificadas con algunas actitudes de estas páginas y pensáramos que eso está bien, que el amor es así. Porque sí, nuestra cita de hoy es resultado de una historia de amor.
Una historia que invita a replantearnos, nuevamente ―porque seguro ya lo has hecho en algún momento de tu vida― qué engloba ese sentimiento, esa palabra, cuánto hay de real y cuánto de hereditario. ¿Acaso el amor es la reproducción de lo que creemos que debería ser, de lo que la sociedad nos enseña desde que somos pequeñas, de lo que vemos en la televisión? O, por el contrario ¿existe algo de mágico, real o fisiológico?
El libro de este día constituye un clásico de esos que, de verdad, de verdad no puedes dejar pasar. Yo diría incluso que es una novela de adolescencia, de primeros encuentros, experimentación y descubrimientos. Remarca tabúes de siglos atrás, está llena de prejuicios sociales, pero también de orgullos. Tiene un punto de comedia, pero es intensa como un drama. Además, fue escrita por una mujer, aunque firmada como anónima.
Se trata de nada más y nada menos y nada más que de Orgullo y Prejuicio de Jane Austen.
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